EL NACIONALISMO ESPAÑOL EN EL SIGLO XX
SPANISH NATIONALISM IN XX CENTURY
Enrique Area Sacristán
Doctor por
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RESUMEN:
La definición de España[1]
Hoy día el nacionalismo vasco, catalán y gallego[2], no aceptan el concepto primario de nación española y de pueblo español, concepto que está en
No obstante, esa definición negativa de España (que no es una nación) está en flagrante contraposición con la que reconoce y acepta que España sea una nación, definición que está presente además en Sabino Arana (De
En mi opinión, ambas definiciones son francamente insatisfactorias. Se sustentan en definiciones de época, decimonónicas, cuyas insuficiencias (una concepción objetivista, la arbitraria asignación de un carácter natural a las naciones y de un carácter artificial a los estados, un exceso de primordialismo) ha enunciado con acierto y desde diferentes perspectivas la revisión crítica de los nacionalismos llevada a cabo en las últimas décadas. La idea de la “cuarta nación” no se ajusta a la realidad, pues también está presente en gran medida en las otras tres. Y otro tanto puede decirse de la negación de la nación española.
Requejo (1999) ha señalado que en España no existe ni una sola ni 17 naciones y que España no es solo un estado sino que tiene también un componente nacional. Pero añado, por mi parte, que es menester tirar algo más de ese último hilo si se quiere llegar a una definición cabal de España. Creo que la definición de España debe abarcar por lo menos tres aspectos fundamentales:
a) es un ámbito territorial en el que se han desarrollado lazos comunes de muy diversos tipo (familiares, lingüísticos, culturales, económico-sociales, políticos, de costumbres y tradiciones, etc.) que han operado en el largo tiempo;
b) es una comunidad política, producto de esa experiencia histórica común de larga duración y de un fenómeno de integración de tipo nacional;
c) es un sentido de pertenencia nacional, un sentimiento afectivo de identificación nacional probablemente mayoritaria fuera de Cataluña, el País Vasco y Galicia, pero que también está muy presente aunque con menor intensidad en el interior de estas otras naciones[5]. De manera que en ese triple sentido, España y lo español son un elemento consustancial de la propia definición de las nacionalidades históricas.[6]
Se antoja un imposible que pueda cuajar un federalismo multinacional en el estado español si el nacionalismo vasco no revisa y corrige su definición de España. Pero lo mismo podríamos decir, cambiando el sujeto de la frase, acerca de la definición predominante de España que tienen la mayoría de los españoles. También adolece de las mismas insuficiencias teóricas y de similares desajustes respecto a la realidad.
En este artículo, vamos a analizar el nacionalismo español del siglo XX desde la época de Primo de Rivera.
PALABRAS CLAVES: Nacionalismos, autodeterminación, pluralismo cultural, independencia, autodeterminación
ABSTRACT:
Definition of
Nowadays, the Basque, Catalan, and Galician nationalisms do not accept the primary concepts of Spanish nation and Spanish people, concepts that are included in the Spanish Constitution and that are shared, most likely, and with more or less enthusiasm, by most of the
However, this negative definition of
In my opinion, both definitions are frankly unsatisfactory. They are based on old, nineteenth-century definitions, whose shortcomings (an objectivist conception, the arbitrary assignment of a natural character to the nations and an artificial character to the states, an excess of primordialism) have been rightly stated, and from different perspectives, by the critical review of nationalisms carried out in recent decades. The idea of the "fourth nation" does not comply with reality, because it is also present to a great extent in the other three. The same would be applies to the denial of the Spanish nation.
Requejo (1999) pointed out that
a) It is a territory where common ties of many different types have been developed (family, linguistic, cultural, economic, social, political, about customs and traditions…), that have operated during a long time;
b) It is a political community, as a result of that long-term common historical experience, and as an integrational phenomenon of national type;
c) It is a sense of national belonging, an affective feeling of national identification, probably majority outside Catalonia, the Basque Country, and Galicia, that is also present (although much less strongly) inside these other nations. So in that triple sense,
It seems impossible that a multinational federalism can be acceptable in the Spanish state if the Basque nationalism does not review and correct its definition of
In this article, the nineteenth-century Spanish nationalism, since the days of Primo de Rivera, is going to be analyzed.
KEY BOARDS: Nationalisms, autodetermination, cultural pluralism, independence, right of self
Un breve repaso a
Se ha dicho que el pronunciamiento de Primo de Rivera puede explicarse por la conjunción de tres factores fundamentales, de diversa frecuencia temporal, pero íntimamente relacionados: la crisis estructural del Estado de
Dice Garcia de Cortazar y Lorenzo Espinosa que casi cuarenta años de historia de cualquier país son más que suficientes para constituir un periodo digno de estudio. Si ese tiempo, además, está monopolizado por un sistema político y una personalidad omnímoda como la de Franco, requiere también la intervención del historiador para dar, no solo una versión aséptica sino sobre todo una explicación satisfactoria a su duración.
Una de las interpretaciones que estamos obligados a abordar respecto al franquismo es, por tanto, la de su inusitada permanencia. Hubiera sido bastante improbable, según estos autores, este mantenimiento sin un consenso generalizado, durante la mayor parte de la larga trayectoria, que la oposición atribuyó siempre a una intensa represión político-social. La creencia en un abrumador anti-franquismo no se compadece con la real tolerancia con que amplias capas de la sociedad española soportaron el rigor de estos cuarenta años. Cabría más bien interpretar los factores de sostenimiento del régimen a través de un amplio apoyo mesocrático, en el que no faltaron numerosos obreros apolíticos, que en el lenguaje de la oposición no pasaban de ser estómagos agradecidos.
La época de Primo de Rivera
El 13 de septiembre de 1923 el General Primo de Rivera se subleva contra el Gobierno de Madrid presidido por García Prieto[10], en nombre del ejército y para salvar España. El golpe ponía fin al régimen liberal de parlamentarismo de
Con el golpe de Primo de Rivera llego primero un Directorio Militar , que mediante un Real Decreto el 15 de Septiembre se le daba
El mayor éxito de Primo de Rivera fue la solución del problema de Marruecos, que facilito la creación en 1925 del Directorio Civil. Desde la instauración del Directorio Primo de Rivera era partidario de la evacuación pacífica del Protectorado, pero esta medida no satisfacía a los Africanistas. Debido a los avances de Abd el-Krim[11] en territorio francés, Primo de Rivera logró un acuerdo con los franceses para realizar una ofensiva conjunta, que culmino con la derrota del Abd el-Krim en 15 días.
El 13 de Diciembre de 1925 se constituía el primer gobierno civil , aunque los puestos de Presidente, Vicepresidente, Gobernación y Guerra, eran ocupados por militares: Primo de Rivera como Presidente, Martínez como Vicepresidente y Gobernación y Juan O´Donnel, Duque de Tetuán, en Guerra. Durante el Directorio Civil
Las máximas de nacionalismo económico, intervencionismo y el miedo a la competencia alcanzaron durante la dictadura su máxima expresión. La designación de Aúnas, Calvo Sotelo y Burin ( Conde de Guadalhorce) en tres ministerios claves, Trabajo, Hacienda y Fomento, mostraban la voluntad de llevar a cabo una modernización económica. La colaboración de los Socialistas, representaba para Primo de Rivera la legitimación del régimen por parte de la clase obrera.
La oposición al Régimen de sectores tales como: un sector del ejército, en el cual la cabeza visible era el Cuerpo de Artillería debido a los conflictos con Primo de Rivera , a consecuencia de una seria de decretos que acaban con la escuela cerrada y el ascenso por elección, que tendría como final la disolución del arma de Artillería; los comunistas y anarquistas; las organizaciones patronales, que se pasaron a la oposición debido a la intensificación del intervencionismo y a la presión fiscal; así como, las desavenencias entre Alfonso XIII y Primo de Rivera que llevaron a este último enfermo y agotado, en Diciembre de
El elegido por el rey para sustituir a Primo de Rivera fue Dámaso Berenguer,[16] pero Berenguer tenia poca practica y no estaba preparado para llevar a cabo el cambio. La sublevación de Jaca en Diciembre de 1930, adelanto de los planes conspirativos de la oposición. Las condenas de los conjurados y el fusilamiento de los capitanes Galán[17] y García Hernández[18], solo sirvieron para republicanizar a la opinión pública. Ante esta situación el Almirante Juan Bautista Aznar[19] forma un nuevo gobierno, cuyo programa era las elecciones, la vuelta a
Dice González Calleja[20] que, con la perspectiva que proporcionan los tres cuartos de siglo transcurridos desde su liquidación, se podría afirmar que la dictadura de Primo de Rivera ha gozado de una discreta fortuna historiográfica, “emparedada” entre los ensayos parlamentaristas de
.- El auge del pretorianismo en
Especialistas de las relaciones cívico-militares en
El ascenso al poder de Primo de Rivera coincidió con una serie de pronunciamientos militares producidos en Europa meridional y oriental durante la década de 1917-1926: Sidonio Pais Gomes da Costa en Portugal (1917 y 1926); pronunciamientos republicanos del Coronel Plastiras[24] (1923) y el General Pangalos[25] (1926) hasta la toma del poder por Metaxas[26] (1936) en Grecia; el autoritarismo “constitucional” del General Averescu[27] en Rumanía con el apoyo del Rey Carol (1920-1922) y el autoritarismo pluralista de Pilsudski[28] y los Coroneles en Polonia (1926-1939), a los que habría que añadir el centralismo autoritario del rey Alejandro en Yugoslavia y la dictadura protofascista del dirigente serbio Milan Stojadinovic (1929-1934), o el golpe militar búlgaro de 1934 y luego la dictadura del rey Boris en 1935. Características comunes a estos regímenes militares o semimilitares según este mismo autor, fueron:
.- La visión negativa de la política como factor de desunión nacional.
.- La creación de movimientos políticos organizados de forma muy laxa en torno a principios y valores muy generales vinculados a un único interés nacional.
.- La toma de decisiones de acuerdo con criterios técnicos y administrativos, basados en la racionalidad y la eficacia impuestas desde arriba de forma autoritaria, y
.- Un constante déficit de legitimidad, que podía reducirse si el régimen era capaz de resolver los problemas que habían justificado el golpe de estado.
Fueron, en definitiva, regímenes transicionales, fuertemente inestables, que a lo largo de su desarrollo tuvieron que aceptar una creciente participación de elementos civiles y cuya diferencia de los regímenes fascistas es muy significativa: en el fascismo, la respuesta a la crisis de la posguerra se dio desde la misma sociedad civil, a través de la construcción de un movimiento con una ideología clara, explicita, integral e innovadora, mientras que los regímenes militares corporativos forjaron una mentalidad política basada en el pensamiento orgánico-estatalista.
.- La crisis de la posguerra y sus repercusiones económicas y sociales.
La primera guerra mundial transformó muchas economías, realzando el poder de la industria, intensificando la emigración a las ciudades, acrecentando las aspiraciones políticas de las clases medias y el descontento del proletariado urbano, y fomentando la causa del nacionalismo económico[29].
Como era de esperar, España entró en crisis una vez recuperadas las economías del resto de
La crisis también agudizó el conflicto de intereses entre los distintos grupos de presión económicos: el Gobierno Maura-Cambó de agosto de
.- El problema del orden público y la situación en Barcelona.
Ante el incremento de la agitación laboral y la deriva pistoleril de los intercambios entre patronos y obreros, el empresariado catalán solicitó al Gobierno la suspensión de las garantías constitucionales y la aplicación de una firme política de orden público. En los cinco primeros meses de 1923 hubo en Barcelona 34 muertos y 76 heridos por atentados, que de un centenar al año se dispararón a 800 de enero a setiembre de 1923. En estas condiciones, tiene sentido la afirmación de Cambó de que
La rebeldía latente de algunos empresarios, como los afiliados a la muy combativa Confederación Patronal Española, se vio estimulada por una circunstancia exterior: la llegada al poder de Mussolini en octubre de 1922. Respetables hombres de negocios como Tomás Benet patrocinaron ensayos protofascistas como el vinculado a la aparición de la revista “Camisa Negra” el 16 de diciembre de 1922 o la candidatura de Ángel Osorio al puesto de “cirujano de hierro” costista[31].
El catalanismo conservador actuó de puente necesario entre esas aspiraciones autoritarias y el candidato más plausible a
.- La cuestión Catalana, ejemplo del uniformismo del régimen.
La reactivación regionalista prometida por Primo de Rivera quedó pronto en letra muerta debido a que en el seno del Directorio se impuso inmediatamente la tendencia centralista que entendía el hecho diferencial catalán opuesto radicalmente al proyecto nacionalista español que se buscaba patrocinar desde el poder. Las presiones de
Desde la proclamación de
Durante los últimos meses de 1923,
El acoso cultural generó un amplio movimiento de solidaridad de los intelectuales castellanos, 117 de los cuales firmaron en Marzo de
Sólo en 1924, Primo de rivera decidió abrir una vía de negociación, pero no con
El Estatuto Municipal de abril de 1924 recortó aún más las posibilidades de autogobierno, mientras que el Estatuto Provincial de marzo de 1925 eliminó de hecho
La persecución oficial a la cultura catalana se tradujo paradójicamente en un renacimiento de la cultura autóctona gracias a la iniciativa privada y al mecenazgo particular. Esta acción cultural de resistencia queda ejemplificada en la propaganda difundida en el extranjero, en el desarrollo de instituciones como la fundación editorial Bernat Merge o en el fomento de actividades diversas, como las conferencias en los Ateneos populares, las sociedades excursionistas o las asociaciones religiosas. El papel de
Para finalizar este epígrafe podemos afirmar que, como consecuencia de las intransigencias de Primo de Rivera se reafirmó a Estat Catalá en su convicción de que la insurrección era la única vía regeneradora posible para Cataluña. El 7 de octubre de 1923 Francesc Macià[42], a punto de huir a Perpiñán, exponía como principal objetivo de su formación política la unión de los partidos obreros y republicanos catalanes, junto a la alianza con los separatistas vascos y gallegos con el propósito de derrocar a
La primera oportunidad de resolver el conflicto nacionalista no solo se pierde sino que arma moralmente a quienes lo plantean y defienden.
El error Berenguer.[44]
Finalizada
“No, no es una errata. Es probable que en los libros futuros de historia de España se encuentre un capítulo con el mismo título que este artículo. El buen lector, que es el cauteloso y alerta, habrá advertido que en esa expresión el señor Berenguer no es el sujeto del error, sino el objeto. No se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien lo contrario -que Berenguer es del error, que Berenguer es un error-. Son otros, pues, quienes lo han cometido y cometen; otros toda una porción de España, aunque, a mi juicio, no muy grande. Por ello trasciende ese error los límites de la equivocación individual y quedará inscrito en la historia de nuestro país.
Estos párrafos pretenden dibujar, con los menos aspavientos posibles, en qué consiste desliz tan importante, tan histórico.
Para esto necesitamos proceder magnánimamente, acomodando el aparato ocular a lo esencial y cuantioso, retrayendo la vista de toda cuestión personal y de detalle. Por eso, yo voy a suponer aquí que ni el presidente del gobierno ni ninguno de sus ministros han cometido error alguno en su actuación concreta y particular. Después de todo, no está esto muy lejos de la pura verdad. Esos hombres no habrán hecho ninguna cosa positiva de grueso calibre; pero es justo reconocer que han ejecutado pocas indiscreciones. Algunos de ellos han hecho más. El señor Tormo, por ejemplo, ha conseguido lo que parecía imposible: que a estas fechas la situación estudiantil no se haya convertido en un conflicto grave. Es mucho menos fácil de lo que la gente puede suponer que exista, rebus sic stantibus, y dentro del régimen actual, otra persona, sea cual fuere, que hubiera podido lograr tan inverosímil cosa. Las llamadas «derechas» no se lo agradecen porque la especie humana es demasiado estúpida para agradecer que alguien le evite una enfermedad. Es preciso que la enfermedad llegue, que el ciudadano se retuerza de dolor y de angustia: entonces siente «generosamente» exquisita gratitud hacia quien le quita le enfermedad que le ha martirizado. Pero así, en seco, sin martirio previo, el hombre, sobre todo el feliz hombre de la «derecha», es profundamente ingrato.
Es probable también que la labor del señor Wais para retener la ruina de la moneda merezca un especial aplauso. Pero, sin que yo lo ponga en duda, no estoy tan seguro como de lo anterior, porque entiendo muy poco de materias económicas, y eso poquísimo que entiendo me hace disentir de la opinión general, que concede tanta importancia al problema de nuestro cambio. Creo que, por desgracia, no es la moneda lo que constituye el problema verdaderamente grave, catastrófico y sustancial de la economía española -nótese bien, de la española-. Pero, repito, estoy dispuesto a suponer lo contrario y que el Sr. Wals ha sido el Cid de la peseta. Tanto mejor para España, y tanto mejor para lo que voy a decir, pues cuantos menos errores haya cometido este Gobierno, tanto mejor se verá el error que es.
Un Gobierno es, ante todo, la política que viene a presentar. En nuestro caso se trata de una política sencillísima. Es un monomio. Se reduce a un tema. Cien veces lo ha repetido el señor Berenguer. La política de este Gobierno consiste en cumplir la resolución adoptada por
Yo no recuerdo haber oído hablar nunca de una política más sencilla que ésta. Esta vez, el Poder público, el Régimen, se ha hartado de ser sencillo.
Bien. Pero ¿a qué hechos, a qué situación de la vida pública responde el Régimen con una política tan simple y unicelular? ¡Ah!, eso todos lo sabemos. La situación histórica a que tal política responde era también muy sencilla. Era ésta: España, una nación de sobre veinte millones de habitantes, que venía ya de antiguo arrastrando una existencia política bastante poco normal, ha sufrido durante siete años un régimen de absoluta anormalidad en el Poder público, el cual ha usado medios de tal modo anormales, que nadie, así, de pronto, podrá recordar haber sido usados nunca ni dentro ni fuera de España, ni en este ni en cualquier otro siglo. Lo cual anda muy lejos de ser una frase. Desde mi rincón sigo estupefacto ante el hecho de que todavía ningún sabedor de historia jurídica se haya ocupado en hacer notar a los españoles minuciosamente y con pruebas exuberantes esta estricta verdad: que no es imposible, pero sí sumamente difícil, hablando en serio y con todo rigor, encontrar un régimen de Poder público como el que ha sido de hecho nuestra Dictadura en todo al ámbito de la historia, incluyendo los pueblos salvajes. Sólo el que tiene una idea completamente errónea de lo que son los pueblos salvajes puede ignorar que la situación de derecho público en que hemos vivido es más salvaje todavía, y no sólo es anormal con respecto a España y al siglo XX, sino que posee el rango de una insólita anormalidad en la historia humana. Hay quien cree poder controvertir esto sin más que hacer constar el hecho de que
Y que a ese hecho responde el Régimen con el Gobierno Berenguer, cuya política significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos «como si» aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo, sustancialmente anormal. Eso, eso es todo lo que el Régimen puede ofrecer, en este momento tan difícil para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya maltraídos de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no obstante, pretende, impávido, seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles y de esta España.
Pero no es eso lo peor. Lo peor son los motivos por los que cree poderse contentar con ofrecer tan insolente ficción.
El Estado tradicional, es decir,
He aquí los motivos por los cuales el Régimen ha creído posible también en esta ocasión superlativa responder, no más que decretando esta ficción: Aquí no ha pasado nada. Esta ficción es el Gobierno Berenguer.
Pero esta vez se ha equivocado. Se trataba de dar largas. Se contaba con que pocos meses de gobierno emoliente bastarían para hacer olvidar a la amnesia celtíbera de los siete años de Dictadura. Por otra parte, del anuncio de elecciones se esperaba mucho. Entre las ideas sociológicas, nada equivocadas, que sobre España posee el Régimen actual, está esa de que los españoles se compran con actas. Por eso ha usado siempre los comicios -función suprema y como sacramental de la convivencia civil- con instintos simonianos. Desde que mi generación asiste a la vida pública no ha visto en el Estado otro comportamiento que esa especulación sobre los vicios nacionales. Ese comportamiento se llama en latín y en buen castellano: indecencia, indecoro. El Estado en vez de ser inexorable educador de nuestra raza desmoralizada, no ha hecho más que arrellanarse en la indecencia nacional.
Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer. Al cabo de diez meses, la opinión pública está menos resuelta que nunca a olvidar la «gran vilt`» que fue
Y no vale oponer a lo dicho que el advenimiento de
Pero no ha hecho esto, que era lo congruente con la desastrosa situación, sino todo lo contrario. Quiere una vez más salir del paso, como si los veinte millones de españoles estuviésemos ahí para que él saliese del paso. Busca a alguien que se encargue de la ficción, que realice la política del «aquí no ha pasado nada». Encuentra sólo un general amnistiado”.
El régimen autoritario del General Francisco Franco Bahamonde.[45]
.- Introducción
En el proceso hacía la guerra,
La guerra, a punto de estallar, o, más bien de recomenzar, tras el asesinato de Calvo Sotelo, iba a tener rasgos muy complejos. Sería, en primer lugar, una lucha entre revolución y contrarrevolución, entre una izquierda mayoritariamente totalitaria y una derecha que había llegado a ser autoritaria. Sería, así mismo una guerra religiosa por la presión exterminadora contra
Por lo que se refiere a los nacionalismos, han solido presentar la guerra como un conflicto entre el nacionalismo español y los nacionalismos vasco y catalán, como una guerra contra “Catalunya y Euskadi”. Ello concuerda con las doctrinas nacionalistas, pero no con las pruebas históricas. Ni Cataluña ni Vasconia lucharon como tales contra el resto de España, sino como parte de uno u otro bando enfrentados. Y ni aún así los vascos o catalanes defendieron una política, pues se hallaban tan divididos como el resto de los españoles.
Tras unos cuarenta años de empeñada labor, ambos nacionalismos habían creado un ambiente popular propicio, aunque bastante superficial y alejado de sus aspiraciones, según siempre este autor. La mayoría de los votantes del PNV y de Ezkerra no asumían ni conocían siquiera las doctrinas partidistas. Más bien expresaban un sentimiento de orgullo por pertenecer a una Región concreta muy abonado por dichos partidos con el combinado típico de narcisismo y victimismo, al modo como el obrerismo comunista o socialista arrastraba a muchos obreros desconocedores o desinteresados de las doctrinas marxistas, pero persuadidos de que tales partidos defendían sus intereses inmediatos y su dignidad personal. Como habían demostrado los hechos de octubre, el grupo de Companys y la vasta mayoría de los catalanes tenían ideas muy dispares sobre Cataluña. Y los motivos de los votantes del PNV iban desde la religión hasta el separatismo racista, pasando por el simple recelo ante posibles abusos centralistas.
Llama la atención, en otro sentido y según Pio Moa, el casi nulo esfuerzo de sabinianos y pratistas por desarrollar, no digamos criticar, las doctrinas de sus fundadores. Sus adeptos las consideraban cuerpos doctrinales cerrados limitándose a acentuar tal o cual punto de ellos según la oportunidad. Así, también, los marxistas y anarquistas hispanos, que no aportaron nada a sus teorías; si bien no precisa comentario la distancia intelectual entre un Marx y hasta un Bakunin, y un Arana o un Prat de
Tampoco dichos creyentes habían tenido que trabajar mucho rebatiendo a un nacionalismo español de líneas poco definidas. Les bastaba con la permanente desvalorización y el desprecio a España o a Castilla, porque el nacionalismo español tuvo manifestaciones variadas y hasta opuestas, bastante alejadas del cuerpo doctrinal como el sabiniano o el pratense. Se ha señalado a menudo, la escasez de estudios sobre el nacionalismo español, cosa explicable en parte por esa razón.
Hay otra obviedad no tenida en cuenta: los nacionalismos de Arana y Prat debieron inventar o reinventar el pasado, desde las “glorias patrias” o el “crimen” del compromiso de Caspe[47] hasta la supuesta servidumbre bajo el yugo español o el castellano; pero el nacionalismo hispano del siglo XIX, tanto en su versión tradicional carlista como en la moderna liberal, apenas tenía esa necesidad, más allá de españolizar a Viriato y a Trajano, o de proyectar hacía la eternidad las esencias Patrias. Nadie cuestionaba las dos grandes etapas formadoras de España,
Al revés que “las glorias patrias” de Arana y de Prat, no se trataba de hechos dudosos, y los esfuerzos por reactivarlos o negarlos parecían abocados a fracasar por sí solos.
Tampoco ofrecía duda la realidad de la expansión cultural e imperial de España en los siglos XVI y XVII.
En el siglo XIX no hubo una elaboración canónica del nacionalismo español, ni siquiera por parte liberal, pero en el siglo XX las presiones y retos de otras teorizaciones y políticas obligaron a formular algo parecido a una doctrina al efecto.
Para no alargar esta parte del epígrafe, cabe concluir con que el patriotismo de los nacionales se alzaba en primer lugar contra el internacionalismo revolucionario, pero también, evidentemente, contra los secesionismos regionales. No era incompatible con los regionalismos e incluso con las autonomías, precisamente por sus raíces y nostalgias del Antiguo Régimen, pero la experiencia habida al respecto le inclinaba hacia el centralismo liberal.
En el bando contrario existía un nacionalismo regeneracionista parecido al catalán o al vasco, y en rivalidad con ellos. Su visión negativa del pasado español lo debilitaba ante los secesionismos e internacionalismos, pero no hay que dudar del denso sentimiento español de personajes como Azaña, muchas veces expuesto en sus escritos; y seguramente él, en su jacobinismo, veía los movimientos obreristas o
.- Una dura posguerra
Tanto
De todas formas los recursos pasados a Francia por ácratas y nacionalistas se mostraron insuficientes, entre la apropiación de parte de ellos por diversos responsables y las necesidades de miles de refugiados. Uno que rechazó el dinero fue el expresidente de
El caso del PNV se conoce algo mejor. Ante el derrumbe del Frente Popular creyó ya inútil colaborar con él, y se ausentó de las “instituciones republicanas”, pero su anhelo de independencia, tras fracasar su intento de apropiarse del Vita, chocaba con el problema de “los garbanzos”, y el bien probado realismo de sus líderes combinaba mal con los gestos heroicos. Antes, los sabinianos, habían manejado en su interés exclusivo la tesorería del Gobierno Vasco, suscitando las protestas de los socialistas, pero ya en el exilio el dinero se agotaba con rapidez, mientras los republicanos lo seguían teniendo en abundancia. A Aguirre le daba “repugnancia todo esto español (...). Pero cuando me pongo a hablar de dinero no sé qué hacer”. Hubo disputas internas.
Al principio hubo fuertes tensiones entre Negrín y los peneuvistas. El primero pensaba repartir por igual entre vascos y no vascos. Negrín rompió las relaciones, después de pedir cuentas de su gestión económica al Gobierno Vasco.
Para finalizar, según Pio Moa, la gran masa de la población Vasca y Catalana acogió el franquismo entre la simpatía y la indiferencia, suministrando una parte importante de los dirigentes políticos y económicos de un régimen acaudillado por un gallego.
Muy pocos vascos y catalanes rechazaron el nuevo estado de cosas, o prestaron respaldo a los izquierdistas y nacionalistas en sus escasos conatos de lucha.
No solo en aquellos años, sino durante todo el franquismo, la oposición de los nacionalismos tendría escaso relieve, con la muy tardía excepción de ETA.
.- Revolución en
Quizá la actuación más significativa de los nacionalismos, ya en los años 60, fue un documento firmado por 339 sacerdotes vascos y presentado en el vaticano. Con el estilo clásico de Sabino Arana, los curas denunciaban “la persecución de las características étnicas, lingüísticas y sociales que nos dio Dios a los vascos”, así como el nombramiento de obispos no vascos y otras manifestaciones de lo que llamaban genocidio, para emparentarlo emocionalmente con los exterminios nazis. Un grupo del clero vasco se había radicalizado en un sentido sabiniano.
El clero nacional-progresista vasco montó en los años 60 una red de “escuelas sociales”, donde, mediante conferencias, charlas, seminarios etc., difundía ideas “avanzadas” y de un nacionalismo radical. Su carácter legal o no ilegal y el prestigio del clero, atrajeron a numerosos jóvenes a aquellos centros, llamados por algunos “universidades populares” las cuales tomaron enseguida carácter de adoctrinamiento político. Para
El clero nacionalista catalán prefería un estilo de oposición más disimulado pero más efectivo, como indican unas declaraciones del arzobispo de Tarragona, Arriba y Castro, ya en 1957: “Voy a Roma a manifestar al Papa que la situación en Cataluña por causa de la actuación del clero catalán que procede y actúa en separatista, es para mí inestable y de muy difícil aguante. Si S.S., no corrige, o no puede, la actuación política de esta fracción del clero catalán le voy a pedir que me releve de mi diócesis”.
.- El terrorismo de ETA
Como paso importante en la vida de esta organización, es necesario señalar que fue en 1965 cuando
El viejo nacionalismo sabiniano no se acomodaba al revolucionarismo marxista, ni el terrorismo con la acción de masas del proletariado. Un sector privilegiaba al nacionalismo y otro el socialismo. El primero optaba por el terrorismo, y el segundo por la acción sindical y “popular”.
La pugna entre las dos líneas, se saldó con la victoria del ala nacionalista-socialista en la V Asamblea[50]. El sector sindical-popular sería expulsado pasaría a llamarse ETA-berri (nueva) y el vencedor ETA-zarra (vieja), hasta que la primera cambió su nombre por el de Movimiento Comunista de España (MCE), recuperando los otros el de ETA sin adiciones y organizándose en cuatro frentes: militar, político, económico (sindical) y cultural, imitando un esquema del comunismo vietnamita.
El 7 de junio de 1968, con la muerte de un Guardia Civil cerca de Tolosa, se inicia la escalada de terror de la organización que llega hasta nuestros días. El autor de los disparos, Javier Echevarrieta, Txabi, y su acompañante se refugiaron en casa de un cura. El Guardia Civil, Jose Antonio Pardines, gallego, fue el ejemplo de los futuros atentados de esta organización.[51]
.- Ultimos años del Franquismo
Existe la idea equivocada de que los últimos años del regimen las crecientes movilizaciones lo ponían en serio peligro, pero no había tal. Las manifestaciones por el juicio de Burgos no llegaron a concentrar mas allá de 2000 personas en Barcelona y, el resto, no supero algunos cientos de manifestantes.
1970 fue el año del Acuerdo Comercial Preferencial con
El propio Caudillo había tomado las necesarias previsiones sucesorias en 1969, nombrando al príncipe Juan Carlos su sucesor, lo que significaba un corte con la monarquía liberal fracasada en
Todas las fracturas del régimen fueron de carácter menor si tenemos en cuenta la que supondría la de
A pesar de todo ello, muy pocos en la oposición creían en el posible derrumbe del régimen, o siquiera cambiarlo de alguna manera, antes de la muerte del General.
Ninguno de los partidos tradicionales a excepción del PCE, tenía presencia real en la vida del País.
.- Ruptura contra reforma.
A la muerte de Franco, la situación recordaba en muchos aspectos a la de 1930, tras la dimisión de Primo de Rivera. Había sido imposible institucionalizar un régimen duradero, por lo que se planteaba un problema político de primer orden: ¿cómo pasar de la excepcionalidad del régimen personalista del Generalísimo Franco a la normalidad constitucional?.
A diferencia de 1930, la república no era prioritaria para casi nadie, aceptándose por lo general una monarquía, siempre que estuviera liberada de todo idealismo franquista y como régimen de transición hacia una nueva república.
La oposición de 1975 descartaba imponerse mediante un golpe de fuerza como el intentado por los republicanos de 1930. En aquellos años el Ejército estaba dividido, mientras en 1975 permanecía unido y disciplinado, y los ligeros síntomas de corrosión ofrecían pocas esperanzas a los opositores. Era imposible una revolución de los claveles en España, lo que se tradujo en una amargura de la oposición y a un recelo hacia sus Fuerzas Armadas que, como poder fáctico, les obligaba a una prudencia mayor de la que habrían exhibido por propio impulso.
Juan Carlos ya estaba convencido de la necesidad de realizar una reforma, que se realizó ejemplarmente con el apoyo de un elemento esencial para poderla llevar a cabo: el propio Ejército.
La aparición de nuevos grupos terroristas como los GRAPO, no contó con la simpatía y comprensión hacia el terrorismo por parte de la oposición que sintió muy poco placer ante la irrupción del GRAPO., que ponía en peligro lo conseguido hasta ese momento.
Suárez y Fernández Miranda aceleraron el proceso y, la maniobra clave fue la autodisolución de las Cortes y el referéndum que permitiera al pueblo decidir sobre el nuevo régimen, asegurando así la transición “de la ley a la ley”. Con esta empresa audaz el franquismo, su sector más fuerte, tomaba decidida y decisivamente la iniciativa política, intensificando los contactos con la oposición y haciendo posible la reforma.
.- Conclusiones.
.- Hemos visto a lo largo de todo este artículo algunas de las orientaciones y factores que se pueden aplicar al estudio de los nacionalismos en España aún sabiendo que se pueden encontrar muchas otras. La elección del método Histórico- estadístico nos permite y nos obliga a percibir la sociedad española, ante todo como un fenómeno histórico que completaremos en los siguientes artículos con la aplicación de otras disciplinas para encontrar las causas del conflicto objeto de estudio. El paciente lector habrá observado, quizás, alguna reiteración, solo fruto de la repetición de los mismos sucesos causales del conflicto a lo largo del tiempo. Por ello hemos querido mostrar la variedad de formas y procesos, estructuras y comportamientos, tanto en el espacio como en el tiempo.
El examen específico de las tres regiones comparadas nos ha llevado a buscar los nexos y las diferencias históricas de cada una de ellas pretendiendo encontrar y mostrar las causas que han originado la erosión de nuestra identidad nacional en el presente.
Sin prescindir de mi condición de militar voy a enumerar las conclusiones que, en mi opinión, emanan de este humilde análisis histórico, siguiendo el guión que hemos trazado:
.- Es claro, por tanto, y después de analizar las tasas y saldos de migración desde los años
.- Los mapas histórico-geográficos de divisiones administrativas a lo largo de
.- “El mayor localismo de España no depende de una realidad multiforme, étnico-geográfica, sino al contrario, de una condición psicológica uniforme; depende de la conformidad del carácter apartadizo ibérico, ya notado por los autores de la antigüedad mucho antes que afluyesen a
.- Al revés de lo que inventan hoy los nacionalistas, la guerra de Sucesión no supuso el enfrentamiento entre Cataluña- Austria y España (o Castilla)-Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona, fueron partidarias de Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento interterritorial de 1714 es otra patraña más inventada por el nacionalismo para negar el carácter de guerra civil que tuvo aquella sucesión al trono.
.- El carlismo, un movimiento sociopolítico de carácter antiliberal y antirrevolucionario nacido a finales del Antiguo Régimen y que, pese a su marginalidad, sobrevive todavía en nuestros días, constituye uno de los principales protagonistas de la historia contemporánea de España.
Tres fases distinguen su desarrollo:
a.-En las seis décadas centrales del s. XIX, el carlismo consiguió movilizar a millares de hombres e implicar a otras tantas familias, provocando, en su permanente enfrentamiento con el liberalismo, varias guerras en las que la palabra “carlista” resulta a veces un eufemismo que parece ocultar el sello fratricida. Pasó asimismo a formar parte del imaginario de los españoles, generando temores y miedos, creando mitos y memorias. El ochocientos constituyó una prolongada guerra civil declarada, que permitía, para expresarlo como lo hiciera Miguel de Unamuno en un artículo publicado en 1933, “sentir la paz como fundamento de la guerra y la guerra como fundamento de la paz”.
b.- Los años de protagonismo esencial dejaron paso, desde finales de la década de los setenta, tras el desenlace de la última carlistada, a otros en los que el carlismo ocuparía una posición secundaria en el escenario español, aunque más importante de lo que su desconocimiento ha hecho pensar durante años.
c.- Desde entonces a la actualidad, el carlismo ha vivido un proceso de marginalización, oscilante en más de un momento, que, de todas formas, no ha desembocado en una desaparición cien veces anunciada.
Las insurrecciones de
Las conexiones entre unos movimientos contrarrevolucionarios y otros fueron permanentes, poniendo las bases para la existencia informal, en las décadas centrales del ochocientos, de una especie de “Internacional blanca”.[55]
.- El carlismo es un movimiento peculiar a causa de su larga pervivencia, lo cual lo distingue de otros movimientos españoles y europeos.[56] Pervivencia no significa, de ningún modo, inmutabilidad. Aún perviviendo defensores del carlismo más tradicional, se puede afirmar que una gran parte de las masas carlistas han nutrido los círculos nacionalistas a partir, sobre todo, del desastre del 98.
.- La dictadura de Primo de Rivera apareció en un primer momento como una solución “a la romana, es decir, como un remedio drástico, pero pasajero, a una situación de crisis. Y de hecho resolvió con bastante rapidez los problemas principales que habían llevado el régimen liberal a la ruina: eliminó el terrorismo anarquista, consiguió la colaboración de los socialistas, cuya demagogia y golpismo tanto habían perturbado el régimen anterior, redujo a la inoperancia los separatismos, que poco antes se habían unido para promover la lucha armada, y resolvió la sangría de Marruecos.
.- La tranquilidad resultante tuvo efectos casi milagrosos: sus seis años de duración fueron también los de mayor crecimiento económico que hubiera experimentado España desde principios del siglo XIX. Por primera vez empezó a cerrarse la brecha con los países europeos ricos. Recordemos que durante el primer ciclo histórico, concluido en
Podrían citarse muchos datos significativos, como que el número de universitarios aumentó en casi un 30% y el de alumnos de enseñanza primaria pasó de
.- Con Primo de Rivera se perdió la primera oportunidad de conciliar las corrientes nacionalistas con el resto de las corrientes político-sociales de
.- Respaldar a Primo de Rivera suponía para el rey una apuesta muy arriesgada, pero lo hizo. Tenía difícil elección. Se ha dicho que este respaldo supuso el fin de la monarquía, pero más suicida y desacertado habría sido sostener un régimen desprestigiado, corroído por casi todas las fuerzas políticas y falto de defensores de valía. El rey intentó pues salvar lo salvable, ante el inminente derrumbe de un sistema parlamentario socavado en todos sus cimientos.
Los dos partidos dinásticos estaban en bancarrota, divididos en facciones sin prestigio ni líderes populares, incluido un Maura timorato ya con 70 años. Los nacionalistas moderados de
Ante el pronunciamiento el gobierno hizo ademán de resistencia, sin convicción alguna. El propio García Prieto agradecería a Primo de Rivera que le hubiera relevado de la pesadilla de gobernar. Alfonso XIII tuvo la tentación de asumir personalmente el poder, pero Primo de Rivera le advirtió que no lo aceptaría. Por lo que el rey respaldó la dictadura.
.- Sorprendente resulta la ausencia de oposición en los revolucionarios y separatistas: en las semanas y meses siguientes asistieron con desconcertada mansedumbre a la clausura de sus centros y parte de su prensa, y a la detención de algunos de sus líderes. Se comportaron como si ellos creyesen también en la putrefacción imparable del régimen.
.- Dado que la dictadura y
.- Hay otra obviedad no tenida en cuenta: los nacionalismos de Arana y Prat debieron inventar o reinventar el pasado, desde las “glorias patrias” o el “crimen” del compromiso de Caspe hasta la supuesta servidumbre bajo el yugo español o el castellano.
.- En 1931 Macia proclamó el Estado Catalán dentro de
.- El patriotismo de los nacionales, 1936, se alzaba en primer lugar contra el internacionalismo revolucionario, pero también, evidentemente, contra los secesionismos regionales.
.- En el bando contrario existía un nacionalismo regeneracionista parecido al catalán o al vasco, y en rivalidad con ellos. Su visión negativa del pasado español lo debilitaba ante los secesionismos e internacionalismos, pero no hay que dudar del denso sentimiento español de algunos de sus personajes más importantes.
.- Un sector de
.- En los años 60 del siglo XX, surge en España un nuevo movimiento de izquierda y nacionalista con rasgos históricamente inéditos, principalmente la hegemonía comunista, mientras casi se esfumaban fuerzas tan definitorias como los republicanos, anarquistas, socialistas o los viejos partidos nacionalistas. Al lado de este fenómeno, aparece un terrorismo nacionalista también nuevo, en Vascongadas.
.- El rasgo clave de esta época del siglo XX fue sin duda el cambio en
.- El uso y abuso de los símbolos y herencia de la historia de los RRCC y de la época Imperial de los Austrias, junto con el catolicismo integrista propio del tradicionalismo más excluyente induce a parte de la población a alejarse de una idea de pertenencia a una Nación que olvidaba parte de su historia y, por tanto, rechazaba a todo aquel que no se identificara con los “valores patrios”.
.- Al igual que Primo de Rivera, el General Franco, perdió la oportunidad de conciliar a todos los españoles, que si bien podía ser una postura natural derivada de los horrores de la guerra en los primeros años del régimen, no lo es a lo largo de todo su extenso gobierno.
.- La utilización partidista de las Fuerzas Armadas como medio de adoctrinamiento tras la guerra civil de la población, produce la identificación de estas con el régimen, lo que se manifiesta en los años siguientes a su muerte en un rechazo a las mismas y a los valores que representan. Todo ello a pesar de haber sufrido entre sus filas una de las mayores sangrías soportadas por cualquier Ejército en el mundo occidental a manos del terrorismo revolucionario.
.- Franco fue el personaje político español más destacado del siglo XX: libró a España de una revolución y, por tanto, de una dictadura más totalitaria, la libró de un proceso de disgregación, evitó su entrada en
.- Parece oportuno hacer referencia a algunas citas de Sánchez Albornoz en El drama de la formación de España y los españoles (1973) como elementos que nos den la pauta de lo que puede ser admisible para no alterar el signo de la historia, y como homenaje a quienes han sufrido persecución o muerte por defender la libertad o la verdad de nuestro pasado colectivo:
"Si no olvidamos la furia enemiga con la que los españoles combatieron entre sí de
Al forjar
Podrán idearse fórmulas de convivencia muy distintas para articular
.- "Hay que poner fin al monopolio nacionalista del espacio público; a la obligación de abrazar el credo catalanista, y vasquista digo yo, para poder hacer política sin ser agredido, insultado o calumniado; al encubrimiento sistemático de la corrupción bajo el velo del patriotismo".
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http://www.pensamientocritico.org; ponencia publicada en: Manuel Calvo-García y William L. F. Festiner, coord., Federalismo/Federalism, Dykinson, 2004, pp. 189-219.
[1] En Javier Villanueva, http://www.pensamientocritico.org; ponencia publicada en: Manuel Calvo-García y William L. F. Festiner, coord., Federalismo/Federalism, Dykinson, 2004, pp. 189-219.
[2] Uso esta expresión cuando entiendo que todas sus distintas ramas y familias coinciden en algo.
[3] José Luis de
[4] Este concepto de cuarta nación también está muy extendido en las corrientes de izquierda más abiertas al reconocimiento de los problemas nacionales en el estado español. A modo de ejemplo, su presencia en la obra del filósofo Manuel Sacristán, quien se refería frecuentemente a ella como “la pequeña España”.
[5] No estoy de acuerdo en esta denominación de estos territorios, aunque he de reconocer que quedan contemplados en
[6] Por la misma razón se debería añadir, en rigor, que Francia y lo francés son otro componente sustancial de la nación vasca en su totalidad.
[7] El deterioro del orden público en Barcelona que lo vivió de primera mano el General.
[8] González Calleja, E., “
[9] González Calbet, T y Portuondo, E., “Aproximaciónal estudio de las élites políticas en
[10] (1859-1938) Jurisconsulto y político español, n. en Astorga y m. en San Sebastián. Miembro del Partido Liberal, llegó a diputado en 1888. En 1905 fue ministro de
[11] (o Abd-al-Krim) Dirigente de la resistencia contra la dominación colonial española en el norte de Marruecos (Tafersit, 1882 - El Cairo, 1963). Perteneciente a la tribu rifeña de Beni Urriaguel, era hijo de un cadí; tras recibir una educación en Túnez y Fez, sirvió a la administración colonial española en diversos puestos.
Sus primeras actividades contra la penetración colonial le llevaron a la cárcel en 1915. Pero fue en 1921, convertido ya en el máximo dirigente anticolonial de Marruecos, cuando organizó la sublevación general del Rif; las tropas españolas, derrotadas en Annual, hubieron de replegarse, mientras Abd-el-Krim se erigía en emir de un territorio independiente. Al extender sus ambiciones a la parte de Marruecos bajo dominio francés, provocó el entendimiento contra él entre las dos metrópolis europeas. La contraofensiva hispano-francesa, a partir del desembarco de Alhucemas (1925), llevó a la derrota de los rifeños en 1926. Viéndose próximo a caer en manos de los españoles, se entregó a los franceses tras ejecutar a todos los prisioneros de aquella nacionalidad; este último acto de guerra no hizo sino acrecentar la imagen de Abd-el-Krim como hombre cruel y sanguinario, imagen basada en las formas de lucha propias de las tribus rifeñas, pero exagerada en España por el odio al enemigo y por el secular desprecio hacia las poblaciones norteafricanas.
[12] (Fernando de los Ríos Urruti, 1879-1949) Político y escritor español, n. en Ronda (Mál.) y m. en Nueva York. Doctorado en derecho por
[13] Político socialista español (Oviedo, 1883 - México, 1962). Vivió desde su infancia en Bilbao, donde trabajó como periodista en el diario El Liberal, entrando en contacto con los círculos republicanos (en 1932 llegaría a convertirse en propietario del periódico). Sus preferencias políticas le orientaron hacia el socialismo, integrándose desde joven en las filas del PSOE. Se erigió en líder de la corriente reformista del partido que defendía la alianza con los republicanos y la vía socialdemócrata que representaba la permanencia en
Rechazó la dictadura Primo de Rivera (1923-30), en contra de la opinión colaboracionista de Besteiro y Largo Caballero, que fue la que se impuso en el partido y en el sindicato socialista UGT. En consecuencia, permaneció retirado hasta que cayó la dictadura, y participó a título personal en el Pacto de San Sebastián (1930), encaminado a derrocar a
Exiliado en Francia, regresó al proclamarse
Bajo el posterior gobierno de la derecha, Prieto colaboró en la preparación de la fallida Revolución de
[14] (Lada, Langreo, 1879-Mieres, 1930) Dirigente socialista español. Militante del PSOE y de
[15] (Madrid, 1869-París, 1946) Político y dirigente socialista español. En 1890 se afilió a
[16] Militar y político español (San Juan de los Remedios, Cuba, 1873 - Madrid, 1953). General desde su participación en
Procesado y separado del servicio por sus responsabilidades, el golpe de Estado de Primo de Rivera le salvó del castigo, pues el Directorio Militar subsiguiente le amnistió y le nombró jefe de
[17] (1899-1930) Capitán de Infantería español, de tendencias republicanas, n. en San Fernando y m. en Huesca. Ingresó en
[18] (?, 1900-Huesca, 1930) Militar español. Participó en la sublevación de Jaca de 1930 al lado del Capitán Galán. Fue condenado a muerte y fusilado.
[19] (1860-1933) Marino y político español, n. en Cádiz y m. en Madrid. Ingresó en la marina de guerra y mandó en 1921 la escuadra que actuó en la costa rifeña durante la toma de Axdir. A principios de 1923 entró a formar parte del gobierno presidido por García Prieto, como ministro de Marina. Ascendió a almirante en
[20] González Calleja, E., “
[21] Rama, C.Mª., “La crisis española del siglo XX”, 3ª edición., Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976.
[22] Raymond Carr, “Militares y política en
[23] Busquets, J., “Pronunciamientos y golpes de estado en España”, Barcelona, Planeta, 1982; Cardona, G., “El problema militar en
[24] (Karditsa, 1883-Atenas, 1953) Militar y político griego. Partidario de Venizelos, combatió en la guerra con Turquía (1920-1922) y fue uno de los dirigentes de la revuelta que causó a la abdicación de Constantino I (1922). Se opuso a Metaxás. Primer ministro (1945), tuvo que dimitir ante las denuncias sobre su pasividad durante la guerra. Fundador de
[25] (1878-1952) General y político griego, n. en Salamís y m. en Atenas. Oficial de alta graduación en la campaña de Macedonia (1914-18) y jefe de Estado Mayor (1918-20), tomó parte en el destronamiento del rey Constantino (1922) y desempeñó los ministerios de Orden Público y de
[26] Militar y político griego (Ítaca, 1871 - Atenas, 1941). Nacido en una de las familias más acomodadas de las islas Jónicas, estudió en
De esa época data su enfrentamiento con el primer ministro Venizelos, recrudecido al estallar
Venizelos impuso su línea invitando a los aliados a desembarcar en Salónica, comprometiendo a Grecia en la contienda, haciendo abdicar a Constantino y confinando a Metaxas en Córcega (1917). Regresó a Grecia tras el fin de la guerra y la reposición de Constantino (1920). Bajo el reinado de Jorge II llegó a ser primer ministro en 1936.
Cuatro meses después dio un golpe de Estado e implantó una dictadura que mantuvo hasta su muerte: liquidó los partidos y el Parlamento y reprimió los movimientos sociales, aludiendo a la necesidad de frenar la amenaza comunista. A pesar de su simpatía ideológica hacia el fascismo de Mussolini, buscó en la alianza con Gran Bretaña la garantía frente a posibles agresiones (sobre todo después de la invasión de la vecina Albania por Italia en 1939); intentó mantener a Grecia neutral en
Sorprendentemente, su ejército resistió a los italianos en la frontera, lo cual obligó a Alemania a posponer la invasión de
[27] (1859-1938) Militar y político rumano, n. en Ismail y m. en Bucarest. Voluntario de
[28] (1867-1935) Mariscal y político polaco, nacido en Zulow, cerca de Vilna (Lituania), y fallecido en Varsovia. Fue expulsado de
Acaudilló la campaña terrorista polaca durante la primera Revolución Rusa (1904-05) y en 1905 dirigió un movimiento socialista encaminado a conseguir la libertad por la guerra. Organizó e instruyó un ejército de voluntarios en Galitzia y en 1914 se puso al lado de Alemania y Austria en contra de Rusia en
Apresado y recluido en Magdeburgo, fue liberado en noviembre de 1918 al derrumbarse las Potencias Centrales. Volvió a Varsovia, donde fue nombrado jefe de Estado y comandante en jefe del Ejército de
[29] Ben-Ami, S., “Las dictaduras de los años veinte”, en Mercedes Cabrera, Santos Juliá y Pablo Martín Aceña (comps), “Europa en crisis (1919-1939)”, Madrid, Ed. Pablo Iglesias, 1991, p. 49.
[30] González Calleja, E., Idem, p. 23.
[31] Otras iniciativas similares fueron
[32] Perucho, A., “Catalunya sota
[33] González Calleja, E., Idem, p. 100.
[34] Puig i Cadafalch declaró que “entre un hecho extralegal y la corrupción del sistema”
[35] El polémico Decreto de “Defensa de
[36] Instituciones religiosas cerradas por orden del Gobernador Civil Carlos Losada el 21 de setiembre de 1923.
[37] (1873-1946) Político, jurisconsulto y escritor español, hijo del literato Manuel Ossorio y Bernard, nacido en Madrid y fallecido en Buenos Aires. Titulado en
Durante ésta ingresó en las Cortes Constituyentes (1931), presidió la comisión jurídica encargada de redactar el anteproyecto de la nueva Constitución y representó a su país en Bélgica, Francia y Argentina. Acabada
Fecundo escritor, particularmente en los últimos años de su vida, publicó El alma de la toga, El divorcio en el matrimonio civil, Cartas a una señora sobre temas de derecho político y, en el exilio, Orígenes próximos de
[38] (Madrid, 1897- id., 1986) Político y escritor español. Catedrático de las universidades de Oviedo y Madrid, fue diputado monárquico en las Cortes constituyentes (1931) e impulsó la creación del Bloque Nacional (1934). Intervino en los momentos iniciales de la guerra civil como enlace de Sanjurjo y en las relaciones con Italia. Ocupó el cargo de ministro de Educación Nacional (1938-1939) en el primer Gobierno de Franco, del que dimitió al acabar la guerra por discrepancias con el régimen. Marchó a Portugal como consejero de Juan de Borbón y no regresó a España hasta 1969. De su intensa labor de investigación destacan: Don Bartolomé José Gallardo y la crítica literaria de su tiempo (1921), La mística española (1956) y Espiritualidad española (1961). En 1978 publicó Testimonio y recuerdos, y en 1986, Visión de España.
[39] González Calleja, E., Idem, p. 105.La reunión de 8/9 de enero de 1924 de miembros de
[40] González Calleja, E., Idem, p. 110.
[41] Roig i Rosich,J. P, “L´impacte en el mon cultural”, L´Avenc, nº 72, Jun, pp 70-74. Cit. González Calleja, E., Idem, p. 110.
[42] (Vilanova i
[43] Escuadrones, grupos o pelotones.
[44] José Ortega y Gasset - El Sol, 15 de noviembre de 1930
[45] Nacido como Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco y Bahamonde Salgado Pardo en Ferrol (
de dirigir, asesorando al ministro Diego Hidalgo, las operaciones de represión de la revuelta, aunque el Jefe del Estado Mayor era el general Masquelet. En 1935 cuando Gil-Robles asume la cartera de Guerra, Franco es designado jefe del Estado Mayor Central. Tras las elecciones de febrero de 1936, vuelve al poder Manuel Azaña, al frente del recién creado Frente Popular. Ese mismo año destituye a Franco de su cargo como jefe del Estado Mayor y se le envía a Santa Cruz de Tenerife como Comandante General de las islas Canarias. Tras el asesinato de José Calvo Sotelo, líder de la oposición, Franco se suma a los preparativos para la sublevación militar que se estaba gestando por parte de los generales Sanjurjo y Mola, iniciada el 17 de julio. El 18 de julio de 1936 se traslada desde Las Palmas de Gran Canaria a Tetuán (Marruecos), donde llega a las siete de la mañana del día 19, tras una larga escala en Casablanca, para ponerse al frente de las tropas sublevadas del Protectorado español de Marruecos. Este viaje lo realiza a bordo de una aeronave De Havilland modelo Dragón Rapide, alquilada en el aeropuerto de Croydon en Londres por el corresponsal del diario ABC en aquella ciudad Luís Bolín.( http://es.wikipedia.org)
[46] Moa, P., “Una Historia Chocante”, Ediciones Encuentro, Madrid, 2004, pp. 339 y ss.
[47] Al morir el rey Martín "el humano" en 1412 sin descendencia, se inicia el período denominado "Interregno". El llamado Compromiso de Caspe, resolvió pacíficamente la situación de vacío monárquico.
La importancia de
En la primavera de aquel año, se reúnen en la localidad de Caspe representantes de los tres reinos principales de
Fernando I reinaría en los territorios de
[48] (Reus, 1901-Guadalajara, México, 1980) Dirigente obrero español. Militó en
[49] Garmendia, J. M., “Historia” p107., Cit. Moa. P., “Una Historia chocante”, Ed. Encuentro, Madrid, 2004, p. 504.
[50] Realizada entre diciembre de 1966 y marzo de 1967. Moa, P., “Una historia chocante”, Encuentro, Madrid, 2004, p. 505.
[51] “El relato de Sarasqueta, acompañante de Txabi, no hace concesiones a la hagiografía. Echevarrieta disparó por la espalda a un hombre agachado y lo remató cuando yacía en el suelo, boca arriba. No fue un enfrentamiento (...), sino un asesinato, como el del nazi que dispara sobre la nuca del judío arrodillado(...): tiro por la espalda y, si es posible, con la víctima maniatada.” Juaristi, J., “Sacra Némesis. Nuevas historias de nacionalistas vascos”, Madrid, Espasa, pp. 114 y ss. Cit. Moa, P., “Una historia chocante”, Encuentro, Madrid, 2004, p. 507.
[52] Txabi fue abatido por
[53] (María Carolina de Borbón-Sicilia, duquesa de Berry; Caserta, Italia, 1798-Brünssee, Austria, 1870) Princesa francesa. Primogénita de Francisco I, rey de las Dos Sicilias, casó con el duque Carlos Fernando de Berry (1816), del que tuvo dos hijos, uno de ellos póstumo. Exiliada de Francia en 1830, volvió al país en 1832, pero fracasó en su intento de organizar una sublevación contra Luis Felipe.
[54] (Enrique de Borbón, duque de Burdeos, conde de Chambord; París, 1820-Frohsdorf, Austria, 1883) Príncipe francés, hijo póstumo del duque de Berry, segundo hijo de Carlos X. A la muerte de éste (1836), se proclamó pretendiente legitimista al trono de Francia con el nombre de Enrique V.
[55] Fueron cuantiosas las ayudas económicas recibidas y varios los legitimistas extranjeros que lucharon en el bando carlista durante la guerra de los Siete Años, como muchos fueron los carlistas – sobresalen los nombres de Rafael Tristany, José Borges o Francisco Savalls- que combatieron en Italia entre 1840 y 1872. El conde francés Henri de Chathelineau, en particular, constituye un excelente ejemplo de la movilidad blanca.
[56] El miguelismo fue marginado en el mapa político portugués a mediados del s.XIX; la unificación rompió la resistencia al ascenso del liberalismo integrador italiano y, asimismo, el legitimismo francés recibió un duro golpe como consecuencia del grand refus de 1873 y, más adelante, con la muerte del conde de Chambord, el pretendiente Enrique V, adhiriéndose al conde de París o a los “blancos de España” o, simplemente, sucumbiendo a la desmovilización.