Son tiempos de dignidad y lealtad, en los ámbitos militar y policial, respectivamente. La dignidad, doctamente desarrollada por el Teniente Coronel D. Enrique Area, al cual me remito y suscribo. Queda, pues la lealtad a unos principios, leyes, en el entorno de la democracia. Todo está supeditado a la Constitución de 1978, como Ley de Leyes. Todo lo que vaya contra la Carta Magna, es deslealtad, por ignorancia o de forma premeditada. ¿Pero qué ocurre cuando la ignorancia supina, hace que no exista cultura democrática?. Ello nos hace indignos de toda indignidad, cuando políticos que han de dar ejemplo, se lo pasan todo por el forro, con mentiras por doquier y fomento contumaz de la represión, como forma de definir quién manda y quién está ahí puesto, para obedecer. ¿Es digno y leal, el Soldado Fariña, soportando estoicamente, la indignidad de la política de turno, con la cerrazón que la caracteriza cuando de solucionar problemas de su departamento se trata?. Es muy fácil, utilizar el método avestruz, escondiendo la cabeza, pensando que por sí solo, se soluciona todo en este mundo. Es hora de dejarse de cuentos y solucionar problemas endémicos que atañen, como éste, a la dignidad y lealtad de una Ministra de Defensa, que parece ilusionada en que se cumpla «Las masas revolucionarias en alza, nunca perdonan la cobardía y la traición»(Trotsky), teniéndolo en casa y fomentándolo.
Manuel Rosa (promotor UDGC)