Este saludo que solían utilizar en Cataluña –aún hoy se dice en zonas rurales y en expresiones coloquiales de calle- y se extendió a toda España, “salut i força al canut”, ha terminado de alguna manera convirtiéndose en profético en relación con el desafío soberanista. El “canut” era el antiguo recipiente cilíndrico de cuero o tela donde antiguamente llevaba la gente las monedas. Força al canut -no está de más recordarlo- es el deseo de prosperidad y solvencia dineraria. En la mitología popular catalana canut es símbolo de fortuna. En el imaginario popular catalán y español, los catalanes son gente que tiende a cuidar como nadie su canut. Otro antiguo dicho popular catalán muy extendido antes del euro era la pela és la pela, expresado para manifestar que el interés económico prevalece frente a otras consideraciones. Pues bien, el llamado procés, esa martingala de estos dirigentes delirantes que -ejecutando lo que ya mucha gente llamó con sorna en la comunidad autónoma “Operació Rescatalunya´48 horas”, ironizando sobre el despropósito de pretender lo que fue declarar la independencia en las 48 horas siguientes al referendum si el sí ganara por un solo voto, aunque haya votado solo el 10 % del censo- pretenden imponer a toda la sociedad catalana, mayoritariamente contraria a la secesión –como se ha visto en todos los procesos electorales de los últimos años-, empieza a fallar también por el lado del canut.
El primero que con toda probabilidad va a sufrir en canut propio las consecuencias económicas de sus ilegales y carísimas decisiones es el antiguo president y líder de Convergencia Democrática de Cataluña, Artur Mas. El asunto está ya muy avanzado en el Tribunal de Cuentas que, en aplicación del artículo 38 de la correspondiente ley orgánica, ha decidido que el señor Mas y los que le secundaron en la aventura indemnicen al erario público en la cantidad que los costó a todos los españoles la consulta soberanista del 9-N de 2014, nada menos que 5,2 millones de euros. Eso sin contar los correspondientes intereses. De tal manera que los que en aquel momento firmaron las correspondientes órdenes de organización y ejecución de dicha consulta y sus gastos –el propio Artur Mas, Francesc Homs, consejero de la Presidencia, Irene Rigau, consejera de Educación, y Joana Ortega, consejera de Gobernación- responden de manera solidaria de la correspondiente indemnización. En teoría, cada uno de ellos toca a casi 1,5 millones de euros. Probablemente, en los próximos días el Tribunal de Cuentas impondrá la correspondiente fianza a todos ellos y, en caso de no abonarla, les embargará sus bienes de manera preventiva, para responder de la indemnización a que haya lugar.
Sin duda, es el ejemplo de los primeros cuatro que posiblemente tendrán que pagar de su canut por lo que hicieron lo que ha hecho recapacitar a tantos, de los que los cinco altos cargos del Gover cesados fueron tan solo la punta del iceberg. La desbandada ha empezado. De aquí al segundo proces que quieren convocar veremos mucho más.
El aparente ganador de la jugada es el exvicepresidente Oriol Junqueras, líder de ERC. Pero lo que toda esta operación de sustitución de los tibios que temen por su canut pone de manifiesto es la inmensa debilidad de Junqueras. El vicepresidente no se atreve a enfrentarse solo a la cuestión y quería a su alrededor la unanimidad, a fin de diluir entre todos los miembros del Govern el peligro del canut propio. Pero no lo va a conseguir. Todos y cada uno de los firmantes y responsables de las decisiones ilegales, según los juristas, han incurrido en prevaricación y malversación de fondos públicos. Y todos y cada uno, aparte de las penas de prisión que les ha correspondido, sin tener en cuenta el posible indulto, responderán con sus bienes porque éste no significa el perdón total.
El pueblo catalán, que es bienhumorado y cachazudo, el mismo que ha acuñado esta ocurrencia de la Operació Rescatalunya 48 h, comenta ahora otra gracieta que empieza a circular ya por la comunidad autónoma en relación con los consejeros y altos cargos que daran la espantada si no hay. El chiste decía textualmente: referèndum no hi haurá pero aquest Nadal el pessebre es va a omplir de caganers. Resumiendo, esta Navidad el belén va a oler a caca más que nunca en Cataluña.
Existe una variante del saludo que es mucho más explícita y viene más a cuenta en cuanto al sentido del deseo: «Salut i pessetes i el demés a fer punyetes» (Salud y pesetas y lo demás a hacer puñetas).
Enrique Area Sacristán.
Teniente Coronel de Infantería. (R)
Doctor por la Universidad de Salamanca.