«Carta al Nuncio Apostólico en España»

Monseñor:

Dirijo estas líneas a V. Excia. Revma. y para su conocimiento, a los dirigentes de las archidiócesis españolas comunicándoles que el miércoles 21/04/2021 publiqué un artículo censurando públicamente la actitud de la prelatura española, desde hace más de 3 años, en la tramitación de actos religiosos en la vía pública vulnerando lo dispuesto al efecto por la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, al establecer que “la celebración de reuniones en lugares de tránsito público y de manifestaciones deberán ser “comunicadas por escrito” a la autoridad gubernativa correspondiente por los organizadores o promotores de aquéllas”.

Las autoridades municipales no están reconocidas como autoridades gubernativas en ningún texto legal, por cuanto la autoridad gubernativa aludida por la precitada Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, es la correspondiente Delegación, Subdelegación del Gobierno u organismo autónomo homólogo en las comunidades vasca, navarra o catalana. 

A fin de que los actos religiosos se tramiten según lo dispuesto en la precitada Ley Orgánica 9/1983, durante estos 3 últimos años he enviado numerosos requerimientos a la prelatura española, respondidos con glaciales y displicentes silencios, desabridas respuestas, evasivas, falacias, fullerías, desatinos y estériles circunloquios tan ajenos a mis planteamientos como huérfanos de solución o conclusión ni esperanza de alcanzarla y sin justificar o rectificar su actuación al respecto, lo que evidencia una total falta de respeto a la ley y a mi dignidad.

El resultado es que todas las diócesis españolas vienen “solicitando autorización” a sus respectivos ayuntamientos para celebrar sus actos religiosos en la vía pública se tramiten según lo dispuesto por la mencionada Ley Orgánica 9/1983.

Solamente pretendo evitar el veto municipal a un acto religioso en la vía pública como ha ocurrido en mi parroquia castrense, motivo que me impulsó a comenzar el calvario al que contra toda lógica, sensatez y civismo, me está sometiendo la autoridad eclesiástica española desde hace 3 años.

El último eslabón conocido de esta cadena de despropósitos impropios de la condición de sus protagonistas que ahorran enemigos a la Iglesia, lo ponen distintas Webs que, haciéndose eco de un añejo y aparentemente eterno problema, censuran la actuación del arzobispo de Oviedo con la venta de dos edificios en Madrid y Barcelona, propiedad de la asociación Lumen Dei de la que el prelado es Comisario Pontificio y Superior por designación de la Santa Sede, al parecer ocupados por monjas de dicha asociación en el momento de la venta dedicadas al cuidado de enfermos graves, expulsadas posteriormente de la misma, amenazadas con el desahucio, la excomunión e incomunicadas con el arzobispo con que no mantienen ningún tipo de comunicación y al que han llevado a juicio por desconocer el destino del dinero producto de la venta de los edificios.

Igualmente, en Asturias, uno de los conflictos que mantiene abierto el Arzobispado es el relativo a la casa parroquial del municipio de Coya cuya propiedad y la de los terrenos colindantes le pertenece por haber inmatriculado los bienes en 1964 sin haberlo avisado a los vecinos que se oponen a ceder la propiedad alegando que «eso fue una zorrería del Arzobispado y del párroco que en su momento lo inscribió».

Las funciones asignadas a V. Excia. Revma, de representar al Papa ante la Iglesia española y las autoridades civiles, procurando que sean cada vez más firmes y eficaces los vínculos de unidad entre la Sede Apostólica y la Iglesia Española, colaborar con las autoridades del Estado y esforzarse para que se promuevan iniciativas en favor de la paz y del progreso, están en total disonancia con los hechos expuestos que no pueden aceptar ni encubrir, por lo que le ruego la adopción de las medidas que estime procedentes a fin de zanjar definitivamente tan deplorables actuaciones infractoras de las leyes de Dios y de los hombres.

En espera de su respuesta, de V. Excia. Revma. fiel servidor, que besa Su pastoral anillo,

Efrén Díaz Casal

Coronel de Infantería (R)

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