Vivo como abogado en primera persona, de un cliente y buen amigo mío, la existencia de un corporativismo exacerbado y una cobardía foribunda que afecta a una parte de los militares de este nuestro ejército español.
Viene a mi mente una de mis películas cinematográficas preferidas y para mi de las más representativas en la historia del cine bélico, “Las Cuatro Plumas”, basada en el cuento del mismo nombre, pero con tres plumas, de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, que se resumía en una enseñanza: “Nunca se debe juzgar por las apariencias. Dentro de un espíritu aparentemente sencillo, puede hallarse una inmensa grandeza”.
“Las Cuatro Plumas”, es una película estadounidense de género bélico, estrenada el 22 de septiembre del 2002. Dirigida por Shekhar Kapur, esta cinta basa su argumento en la novela Las Cuatro Plumas escrita por A. E. W. Mason, y es una adaptación de la cinta homónima del 1939.
La cinta narra la historia de Harry Faverham, un teniente del Ejército Británico, miembro del cuerpo de cumbreanos reales; quien pide la baja después de que se les informa que su batallón viajará a combatir en Sudán. Su deserción es vista como un acto de cobardía, motivo por el cual es despreciado por su novia y amigos. Esto le obliga a replantearse su futuro y corregir sus acciones.
Es el año 1885 durante la Inglaterra victoriana. Un oficial británico, Harry Faversham, que es uno de los mejores oficiales del ejército y que tiene dudas sobre las guerras coloniales de la época, renuncia a su cargo justo antes de una campaña bélica en Sudán contra los derviches. Posteriormente él recibe cuatro plumas blancas de tres de sus amigos y de su prometida Ethne como símbolo de lo que ellos creen que es su cobardía. También su padre lo repudia por ello.
Decide por ello devolvérselas y se va al Sudán. Allí se alía con un mercenario sudanés, Abou Fatma, para ayudarles, cosa que se vuelve una prioridad, cuando el ejército británico allí es derrotado y tiene que retirarse. Con excepción de un amigo, que muere en combate, él puede salvar a todos, mientras que el líder de la decisión tiene que coger la pluma en su lugar en penitencia por haber actuado de forma arrogante al respecto.
Al final él regresa a casa y su padre, que se entera de lo ocurrido, le da la bienvenida. También puede restablecer la relación con su prometida cuando se entera de lo ocurrido. Después de hacer luto con los demás por los que murieron en la expedición, dándose los demás también cuenta que él fue el más valiente de todos por saber mejor que nadie cuando luchar y cuando no, que es por los propios y no por una causa ajena, Harry y Ethne empiezan a mirar hacia un futuro mutuo, mientras que el mercenario se queda en el Sudán, en búsqueda de un nuevo encargo.
Hoy amigo, tú sabes a quién me refiero, y los que te acosan también lo entienden, saben a quiénes me refiero y asumen esta historia como propia, siendo su vergüenza y su cruz en la milicia, que deshonran y ensucian con sus feas actuaciones; hoy digo, me siento Abou Fatma, y cada vez me alegro más de no vestir ese uniforme que da sometimiento y uniformidad no sólo de apariencia sino de cerebros cuadriculados y almas sucias a ideas vagas de colonia y obediencia y, por ello, me siento orgullosos de haber vestido mi propia uniformidad mercenaria de libertad, Justicia con mayúsculas y honrosa fama, que sólo se consigue por la limpieza de los actos ejecutados, como los de los antiguos Tercios de Flandes.
José Alberto Alonso Neira
Letrado del ICAM