Sociedad o comunidad plurinacional.

Es evidente que la calificación de las Comunidades históricas como nacionalidades implica, a efectos reales y actuales unas relaciones que plantean si estamos o vamos camino de estar ante una sociedad o una comunidad plurinacional en España. La voluntad de crear una Hacienda independiente por parte de Cataluña en 2013 o la creación de un Banco Central en Cataluña en 2017, nos indica que los estados de la naturaleza van con retraso respecto o en relación con la realidad que nos plantea el nacimiento de nuevas naciones con Estados incipientes en Vascongadas y Cataluña.

Estamos ante una sociedad plurinacional inmersa en un proceso de evolución hacia una comunidad internacional, es decir, que estamos ante una inminente y futura sociedad internacional que presenta ya rasgos característicos de unas comunidades que quieren mantenerse dentro de la Unión Europea, aunque aquellas, Cataluña y Vascongadas, no se hayan configurado todavía plenamente como tales, pero fuera de la comunidad española.

De ahí que, de momento, sin ignorar el sentido histórico de la noción de nación, homogénea y uniforme, prefiera adoptar la noción de nación de naciones para definir y referirnos a ese complejo relacional a que dan lugar las relaciones intranacionales o inttra comunitarias con el Estado Español y que en el caso de Cataluña y Vascongadas, dado que no respetan ni la legalidad ni las Instituciones de la nación española podríamos definir, como de hecho está ocurriendo, como internacionales en el más sentido estricto de la palabra.

Dadas las características que presenta el medio intranacional, puede hablarse realmente y tomando la Constitución como elemento de referencia de una sociedad internacional, dadas las realidades que estamos constatando a lo largo de nuestras consideraciones de artículos anteriores.

La persistencia de este problema deriva de que la noción de sociedad está determinado por el paradigma del Estado y es el modelo de la sociedad estatal el que se toma como referencia para afirmar o negar el carácter societario o no de un fenómeno social como es la ruptura con la sociedad española, no homogénea culturalmente para algunos, por parte de las sociedades vasca y catalana. Como apunta Navari, «el concepto de una sociedad es un mito estatalista, la imposición del pensamiento estatal sobre el pensamiento sociológico.»

La representación de este modelo estatal de la sociedad ha oscurecido, en consecuencia, una realidad innegable a lo largo de la historia moderna, la existencia real de una sociedad nacional. Siempre ha existido un cierto orden social, que ahora no se vislumbra, basado en un ajuste de intereses, una vía de acomodación de los intereses contrapuestos.

Además, no debe olvidarse que la política interna y la política internacional, hoy incipiente en Cataluña y Vascongadas, no pueden separarse, dada la profunda interacción existente entre las mismas, que hace que la frontera estatal tienda a ser más una separación formal que una separación radical.

En definitiva, no cabe una oposición pura y simple entre el medio internacional y el medio interno, sino que deben verse como una realidad única, que en sus respectivos ámbitos oscila entre los extremos de la integración y la anarquía, sin que quepan situaciones puras.

Apoyado en Celestino del Arenal modificado al caso, «Introducción a las relaciones Internacionales», TECNOS, 2007. Es Catedrático de Relaciones Internacionales.

Enrique Area Sacristán.
Teniente Coronel de Infantería.
Doctor por la Universidad de Salamanca

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