General:
Hace tres años me llegó una carta de la fiscalía de la Audiencia provincial de Madrid que había pasado por la Fiscalia General comunicándome verdaderas «Chorradas» que, supongo las escribió su asesor de oficio, por decir algo, General Serrano Barberán, Jefe, ¡¡¡Dios mío¡¡¡, de la Asesoría del Cuartel General del Ejército.
No tenía pensado denunciarle a usted, pero ya que veo que le va la marcha, también, lo meteré en «el saco de los ratones», dígase metafóricamente.
Independientemente de la querella que le interpuse por revelación de secretos, con motivo del caso Koldo que usted debe conocer a la perfección dado que bajo su mandato se compraron mascarillas a la misma empresa de este caso y, dado que su amiga Margarita respondió a pregunta parlamentaría sobre la licitud de dicha compra, respondiendo que «se había realizado dentro de la legalidad vigente» sin aportar ningún tipo de prueba, le animo a que haga lo posible por presentar los contratos por casi cuatro millones de euros con el informe de su Asesor jurídico y de la Intervención del Ejército para aclarar este asunto dado que los miembros del Gobierno tienen por costumbre mentir o esconder la verdad de todos estos tejemanejes: El empresario de la trama del ‘caso Koldo’ contrató con la Guardia Civil y el Ejército por valor de cuatro millones, en contratos al empresario Juan Carlos Cueto, presunto líder de la trama de comisiones irregulares que tenía como conseguidor a Koldo García Izaguirre, quien fuera la sombra del exministro José Luis Ábalos, El País Madrid – 24 FEB 2024.
Y es que en la sesión de control al Gobierno en la Cámara Alta la pregunta de Gutiérrez iba más allá del ‘caso Koldo’, ya que versaba también sobre la compra de mascarillas por parte del ministerio durante el peor momento de la pandemia. El portavoz popular mostró su malestar por la falta de respuesta de Defensa tres semanas después de la petición y tachó como un periodo «aciago» las presuntas irregularidades en las compras de mascarillas en pandemia.
Entre tanto le paso una reseña de un buen libro para que se culturice si decide leerlo. Le vendría muy bien porque, a pesar de que se lo resumí aquel triste año, veo que no se lo ha leído conjuntamente con su Asesor jurídico.
Una búsqueda en Google de la expresión “mi jefe” se autocompleta inmediatamente con predicados como “me habla mal” o “me grita”. También con “es un psicópata” o “es un inútil”. No cabe duda de que la gente con jefes excelentes y empáticos no googlea al respecto, pero, afirma el argentino Tomás Chamorro-Premuzic –profesor de Psicología Empresarial del University College londinense y jefe científico de talento de Manpower Group–, las estadísticas dicen lo mismo. Según Gallup, el 65% de los estadounidenses preferiría cambiar de jefe antes que un aumento de sueldo. Pero, como afirma el autor en ¿Por qué tantos hombres incompetentes se convierten en líderes? (y cómo evitarlo), eso denota falta de visión: el siguiente jefe puede ser peor.
Jefes que, recuerda, en su mayoría son hombres: en el 2017, las mujeres eran el 44% de los trabajadores de las empresas del S&P 500 y el 6% de los consejeros delegados. Cuando el autor mencionó a una clienta que escribía un libro sobre las mujeres y el liderazgo, ella le sugirió: “¿Quieres decir que estás escribiendo dos libros?”.
Así las cosas, Chamorro-Premuzic se pregunta si la abundancia de malos líderes y que la mayoría sean hombres están relacionados. Cree que sí. Y el problema son los criterios de selección: si tantos incompetentes se convierten en líderes, defiende, es porque sus defectos de carácter se confunden con señales de talento o liderazgo. Rasgos como el exceso de confianza o el egocentrismo en vez de verse como una alarma llevan a exclamar “¡Qué tío tan carismático!”.
Hay más rasgos: arrogancia, brusquedad, inconsciencia de las propias limitaciones y una gran admiración por sí mismos. De hecho, apunta, son sus mayores fans y hacen networking y autopromoción de manera continua.
Defectos que no entorpecen sus carreras. Al contrario. No es extraño: Freud decía que “el narcisismo de otra persona tiene una gran atracción para alguien que ha renunciado a parte del suyo”. El producto es que tanto en los negocios como en la política hay un excedente de egocéntricos e incompetentes al mando. Y que a las mujeres se les recomiendan comportamientos masculinos para ascender, como “cree en ti mismo” o “sé tú mismo”, como si uno pudiera ser otro, ironiza el autor.
Y resalta que debemos cambiar la visión sobre el liderazgo: no es una recompensa personal sino un recurso para la organización, y es bueno si aumenta la motivación y el rendimiento. Líderes que empoderen en vez de quemar, que inspiren en vez de crear ansiedad. La prioridad es elevar el nivel de liderazgo: uno malo es muy costoso. Y para eso pide cambiar los criterios de selección por otros –conocimiento experto, inteligencia y curiosidad abonan el liderazgo potencial– que predigan el rendimiento real en la empresa y no el éxito de la carrera del líder.
Ahora, denuncia, hay un sistema patológico que premia a los hombres por su incompetencia y castiga a las mujeres: las pocas que llegan tardan un 30% más y son cuatro años mayores de media, pese a que al mando tienen más inteligencia emocional, autocontrol, empatía y liderazgo transformacional, características de las que ustedes carecen.
Este artículo es una reseña del libro ‘¿Por qué tantos hombres incompetentes se convierten en líderes?’, de Tomás Chamorro-Premuzic (Empresa Activa), realizada por Justo Barranco para “La Vanguardia en enero de 2020.
Les vendría de perlas leerlo, General, en compañía del General Serrano Barberan que, verdaderamente, me deja acongojado de su calidad como asesor jurídico: un inepto e incompetente en temas legales; peor el que lo designó por su responsabilidad en hacerlo. Debería contratar uno de oficio, le iría mejor y, así, no parecería usted tan incompetente en el ejercicio del mando como quien le asesora jurídicamente.
Estamos y estabamos en manos de mediocres y, pensándolo bien, ojala fueran mediocres, ¡¡¡peor que mediocres¡¡¡
Enrique Area Sacristán.
Teniente Coronel de Infantería. (R)
Doctor por la Universidad de Salamanca.