Estimada Ministra Montero:
El amor es una construcción cultural. En cada período histórico ha primado una concepción diferente en torno a él y a los vínculos entre matrimonio, amor y sexo, y, desde principios del siglo XIX y hasta nuestros días se establece una conexión entre amor romántico, matrimonio y sexualidad.
En nuestro entorno esta relación se ha ido estrechando cada vez más, llegando a considerarse que el amor romántico es la razón fundamental para mantener relaciones matrimoniales y que «estar enamorado /a» es la base fundamental para formar una pareja y para permanecer en ella.
En el ámbito de la Psicología, el amor puede entenderse como una actitud, como una emoción o como una conducta y ha sido analizado a partir de diferentes tipologías, incluyendo la propuesta por Lee (1973, 1976), que he tomado como eje del trabajo, o la quizás más conocida de Sternberg (1989).
En la clasificación de Lee se describen los estilos de amor siguientes:
– Eros o amor pasional o romántico: caracterizado por una pasión irresistible, con sentimientos intensos, intimidad, fuerte atracción física y actividad sexual.
– Ludus o amor lúdico: caracterizado por interacciones casuales, con poca implicación emocional, ausencia de expectativas futuras y evitación de la intimidad y la intensidad.
– Storge o amor amistoso: caracterizado por un compromiso duradero que se desarrolla lenta y prudentemente y por compartir actitudes y valores; se basa en intimidad, amistad, compañerismo y cariño y busca más un compromiso a largo plazo que un apasionamiento a corto plazo.
– Pragma o amor pragmático: compuesto de Ludus y Storge, se basa en la búsqueda racional de la pareja ideal.
– Manía o amor obsesivo o posesivo: compuesto de Eros y Ludus, se caracteriza por la intensidad y la intimidad, pero también por los celos, la incomunicación, y los «síntomas» físicos y psicológicos.
– Ágape o amor altruista: compuesto de Eros y Storge, se caracteriza por dar antes que recibir y por el autosacrificio por el bienestar de la pareja.
En nuestros días el estudio del amor cobra particular importancia por su posible relación con un problema social de máxima relevancia como es la violencia contra las mujeres en el marco de la pareja. Así, el modelo de amor (y, específicamente, el de amor romántico) imperante en nuestra sociedad y los mitos asociados a él han sido considerados como uno de los posibles factores favorecedores y/o mantenedores de esta violencia.
En este marco, y desde nuestro interés último por profundizar en el análisis de dicha violencia y de los factores que la generan y mantienen, debe plantearse, ministra, una investigación, que forme parte de un proyecto más amplio, y cuyo objetivo sea realizar un estudio descriptivo del concepto de amor a la España que ustedes representan, imperante en su entorno, por maltrato de todo tipo.
No me cabe la menor duda que su amor por España está caracterizado por una pasión irresistible, con sentimientos intensos, intimidad, fuerte atracción física y actividad sexual, específicamente esta última con los representantes de ERC, JUNTS, PNV y EH-BILDU, BNG y que no han dejado de maltratar a España, esa pobre mujer, por aquello de fornicarla, durante todo su matrimonio. Creo firmemente que deberían comunicar esta situación a la ministra de «igual da» para que tome las medidas oportunas.
Enrique Area Sacristán.
Teniente Coronel de Infantería. (R)
Doctor por la Universidad de Salamanca.