Posiblemente la locución ‘Ser camaradas de peine’ se podría englobar como una èxpresión viejuna´ que empieza a estar en desuso y muy pocas son las personas que, en la actualidad, la usan.
Pero hasta hace un par de décadas era muy común escucharla decir, sobre todo entre los más mayores, cuando querían referirse a aquellas personas que siempre andan jutas de un lado para otro y como enfatización de la amistad entre dos individuos inseparables (vendría a ser una expresión sinónima de otra muy célebre y bastante utilizada hoy en día: ‘ser uña y carne’).
Según consta, a mediados del siglo XVIII, bajo el reinado de Fernando VI, se estipuló (por orden del monarca) que los soldados del ejército español deberían llevar, obligatoriamente, el cabello peinado hacia los lados en forma de bucles y con una crencha en el centro y recogido por detrás con una coleta. Para ello debían de utilizar unos cilindros de hojalata (con el que dar forma al bucle), untarse el pelo con grasa y espolvoreárselo con polvo (normalmente era harina), con el fin de que quedara blanqueado.
Como es de imaginar todo ese proceso de peinado era laborioso y sobre todo algo pringoso, por lo que era habitual que los soldados que compartían habitación (cámara) se ayudaran a peinarse los unos a los otros.
Tanto por el hecho de esa ayuda que se daban como el tiempo que pasaban conviviendo, forjaba en ellos una estrecha amistad, por lo que el término ‘camarada de peine’ empezó a ser utilizado para hacer referencia a esa camarería entre dos personas que siempre van juntas.
Por Alfred López. «El listo que todo lo sabe»