La Gioconda, también conocida como La Mona Lisa, es uno de los cuadros más famosos de la Historia y que fue realizado por el genio renacentista Leonardo Da Vinci.
La obra ha pasado por distintas manos (o mejor dicho, por distintas paredes) entre ellas las de Napoleón Bonaparte, pero desde principios del siglo XIX está expuesta en Museo del Louvre, de donde no se ha movido excepto en las contadas ocasiones en la que ha viajado para formar parte de exposiciones temporales en otros museos y a un periodo de dos años y ciento once días en el que permaneció en paradero desconocido tras ser robada a primera hora de la mañana del 21 de agosto de 1911.
El autor del robo resultó ser Vincenzo Peruggia, un antiguo empleado del museo, quien con la ayuda de Eduardo Valfierno (auténtico cerebro de la operación) se hicieron con el valiosísimo cuadro, con el fin de venderlo a un coleccionista privado. Pero los primeros sospechosos del robo no fueron los propios autores, sino un grupo de artistas de la época entre los que se encontraba Pablo Picasso.
El pintor malagueño era sospecho porque ya lo habían pillado en alguna que otra ocasión comprando en el mercado negro un par de obras robadas anteriormente en el Louvre. Finalmente se comprobó la inocencia de Picasso, así como la de sus amigos. El cuadro fue finalmente recuperado el 11 de diciembre de 1913.
Por Alfred López. «El listo que todo lo sabe».