En la última década se ha puesto de moda la depilación total de vello que crece alrededor de los genitales, convirtiendo esta costumbre en una práctica que pone en serio riesgo la salud de aquellos que la realizan así como de sus parejas sexuales.
Profesionales de la salud sexual, así como estamentos como la Academia Española de Dermatología y Venereología (ADEV) advierten del peligro que supone rasurar la zona púbica y aconsejan que, en la medida que se pueda, se deje parte del vello que allí crece.
Al igual que el pelo que tenemos en la cabeza, cejas, pestañas, axilas u otras partes del cuerpo, el vello púbico tiene su función específica de prevención, haciendo de barrera profiláctica y evitando que se pueda contraer algunas de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) a la que una persona puede estar expuesta.
El depilado o afeitado de la zona genital conlleva ciertos riesgos como puede ser provocarse pequeños cortes (o heridas microscópicas abiertas) que, al encontrarse en una zona tan sensible, pueden acabar infectándose e incluso infectando los genitales de la persona con quien se mantiene relaciones sexuales.
Muchas de las ocasiones por las que alguien suele rasurarse esa zona suele ser de cara a un encuentro íntimo con alguien, por lo que si ha quedado alguna microherida sin cicatrizar en la zona inguinal se convierte en un considerable riesgo.
Otro de los peligros a los que nos exponemos al rasurarnos la zona genital es la aparición de verrugas o de la enfermedad cutánea conocida como ‘molluscum contagiosum’.
También nos arriesgamos (según algunos expertos) a perder sex-appeal y poder de seducción de cara a los demás, debido a que el vello retiene parte de las feromonas que secretamos junto al sudor; unas hormonas que, inconscientemente, nos hacer ser más atractivos y deseados por las otras personas.
Por Alfred López. «El listo que todo lo sabe» (20 minutos)