Conocemos como ‘abuchear’ a la acción de manifestar y reprobar de forma pública (normalmente en un auditorio o lugar público) la disconformidad hacia alguien o algo que no es de nuestro agrado (en una obra de teatro, concierto de música, a un político…). Ese abucheo suele ser en forma de silbidos, gritos, murmullos, siseos o cualquier onomatopeya.
Y es que curiosamente los términos abucheo/abuchear tienen una procedencia onomatopéyica y que nada tenía que ver en su origen con el mencionado acto de reprobación.
Para encontrar el origen etimológico debemos situarnos en los ambientes del mundo de la caza. Cuando un cazador estaba al acecho de una ave a la que quería dar caza emitía unos sonidos guturales (en forma de ‘uch, uch, uch’) conocidos como ‘huchear’ y que imitaban el canto de algunos pájaros.
Este ‘hucheo’ (que también servía para dar voces a los perros de caza en busca de sus presas) se convirtió en el vocablo abucheo, formado por el prefijo a- (utilizado para indicar proximidad o contigüidad y también como intensificador de un término/acto) y el mencionado ‘hucheo’ o ‘huchear’.
El murmullo generado al manifestar una reprobación hacia alguien o algo recordaba a la onomatopeya empleada por los cazadores, lo cual motivó que se denominara de ese modo al hecho de vociferar popular que muestra públicamente la desaprobación sobre una persona o acto.
Por Alfred López. «El listo que todo lo sabe». (20 minutos)