Conocemos como ‘yuyu’ a una clase de miedo muy particular: aquel que es producido por algo paranormal o esotérico. Es muy típico escuchar expresiones como ‘Yo no entro ahí, que me da yuyu’ o ‘Qué yuyu da este sitio’, para referirse a un temor inexplicable que sentimos ante algo totalmente desconocido para nosotros (sobre todo con aquello relacionado con el más allá, espíritus, maleficios, casas encantadas…).
¿Por qué al miedo producido por algo desconocido o paranormal se le llama ‘yuyu’?
A pesar de que el término ‘yuyu’ pueda parecer un neologismo surgido recientemente de la jerga de los más jóvenes, debemos tener en cuenta que hay referencias a este vocablo desde la última década del siglo XIX en la forma de ‘juju’, aunque al español no llegó hasta ya entrados en el siglo XX (algunas fuentes indican que fue a partir de las películas de Tarzán, estrenadas en la década de 1930, pero hay constancia de que algunos antes de estrenarse el filme ya aparece mencionado en algún escrito).
Cabe destacar que a pesar de ser una palabra de uso común e incorporada en nuestro lenguaje coloquial desde hace mucho tiempo, el Diccionario de la RAE no lo recoge.
El origen etimológico del término es ‘juju’, forma en la que en la mayoría de idiomas se le conoce al mencionado miedo o temor a lo desconocido y el cual provenía de las prácticas de magia y hechizos llevadas a cabo en África Occidental, pero, curiosamente, en su origen dicho término hacía referencia exclusivamente a aquellos amuletos que estaban relacionados con la buena suerte.
Parece ser que fueron los expedicionarios franceses (durante la colonización de gran parte de África, en la segunda mitad del siglo XIX) quienes empezaron a nombrar ese tipo de amuletos con el término en francés ‘joujou’ en cual significaba literalmente ‘juguete’. De ahí pasó a otros idiomas, llegando a nuestro por su forma fonética yuyu.
Con el tiempo el término dejó de hacer referencia a los amuletos mágicos para ser utilizado para indicar aquellas cosas que producen miedo a lo desconocido, superstición….
Por Alfred López. «El listo que todo lo sabe». (20 minutos)