La tenaz y casi siempre infundada propaganda antifranquista, mantenida por los trabajos “monográficos” debidos a historiadores de secta, de partido o de carril, como dice Ricardo de la Cierva, han intentado presentarnos una falsísima imagen de la España que empezaba a levantarse desde el día siguiente a la victoria del bando nacional. Ramón Serrano Suñer, que luego evolucionó hacia una actitud cada vez más crítica con Franco, daba en el primero y más importante de sus libros un testimonio muy fidedigno sobre la conversión de la moral de victoria que ganó la guerra civil en moral de reconstrucción y de trabajo:
“Dos legados nos dejaba la política roja en la zona ocupada por sus ejércitos: uno, positivo, el entusiasmo, la confianza, el estado de incondicional adhesión del pueblo liberado de su angustiosa pesadilla, propicio a cualquier operación de ingenio político como jamás estuvo pueblo alguno. A quien haya contemplado la entrada de las tropas nacionales en las grandes ciudades españolas no puede caber duda del auténtico significado que tenía para el pueblo la palabra liberación. Tres años de terror, de escasez, de desorden, proporcionaban a la empresa nacional el plebiscito de adhesión más unánime e incondicional que jamás se haya conocido, y en las manifestaciones de entusiasmo se mezclaban hermanados los antiguos derechistas con los antiguos republicanos. Sólo la parte más organizada de las masas marxistas, concretamente las comunistas, podía presumirse que quedaban en aquella hora reservados y hostiles con la conciencia de la derrota. En cambio, lo que en aquella zona era pueblo español auténtico no se sentía derrotado, sino por el contrario rescatado, liberado de una opresión feroz e insoportable. Así fue, esta es la gran verdad, en aquellas inolvidables horas colmadas de posibilidades y esperanzas. Repito, con la objetividad con que escribo, que ello fue ante todo un legado que nos hiciera la política roja. Negativamente fue ella quien hizo esta inmensa obra de proselitismo que la España nacional por sí sola no habría podido hacer jamás”.
No digo más respecto a lo que tuvieron que vivir los españoles en zona roja porque las palabras últimas de Serrano Suñer lo dicen todo: “…fue ella quien hizo esta inmensa obra de proselitismo que la España nacional por sí sola no habría podido hacer jamás”.
Enrique Area Sacristán.
Teniente Coronel de Infantería.
Doctor por la Universidad de Salamanca.