La integración social de jóvenes Vascos y Catalanes.

Hemos visto a lo largo de muchos artículos cómo en virtud del proceso de socialización cada niño es integrado socialmente según las normas, valores y actitudes de sus mayores y, por ende, de su clase, ámbito social y subcultura. Pero si durante su juventud una persona se va encontrando con un mundo que no responde a las líneas de conducta que le han sido inculcadas, puede caer en un estado de confusión mental anómica o de perplejidad aguda que ha de conducirle a una serie de «soluciones posibles». Psicológicamente, podría responder de modos diversos, que van desde la rebelión puramente irracional y sólo antiautoritaria contra los adultos hasta la aceptación de todas las contradicciones que la crisis le presenta, mediante su sumisión y adaptación táctica y casuística a cada coyuntura; podrá alcanzar también, y ésta es una tercera posibilidad, una crítica racional y coherente de la situación. En general, o bien las posibilidades se encuentran mezcladas en la conducta de los jóvenes, o bien aparecen como etapas de su maduración. En todo caso, nos encontramos con uno de los ejemplos más típicos de desviación social que, dicho sea de paso, nada tiene que ver con la criminalidad. La identificación de criminalidad y desviación social es una imputación asaz turbia.
Cuando la desviación colectiva de los jóvenes en unas determinadas regiones es comprendida y aceptada por los adultos y cuando sus agravios y motivaciones han sido inoculados por las diversas élites sociales, comparece el conflicto social en su máxima expresión para convertirse en un movimiento social. Las circunstancias de la España moderna lo fomentan a menudo. Hace tiempo, sobre todo a causa de la baja tasa de urbanización, los jóvenes no poseían las instituciones ni los lugares de reunión segregados de la vigilancia de sus comunidades locales, hoy y en estas regiones, parte del proceso de rebelión de los jóvenes, donde hoy pasan juntos gran parte del tiempo se realiza en éstas. En este sentido, aunque no son las únicas, los colegios y las universidades son instituciones bien características. En su seno, en medio de ambientes allegados a ellas desde ideologías nacionalistas, el conflicto socio-político llega a ser particularmente intenso, sobre todo en los últimos cuarenta años en las regiones objeto de este artículo.

De la lectura de todos los estudios clásicos de la nacionalidad, se desprende la importancia que ha tenido la lengua, entre otros factores, en la formación de los “grupos nacionales” como elemento diferenciador con “los otros grupos” de la misma clase y cuya reivindicación es un elemento muy revelador del proceso de adoctrinamiento en estas regiones. Como ejemplo más determinante en el caso español, tenemos el esfuerzo realizado por el gobierno de la Comunidad Autónoma de Vascongadas en la euskaldunización de su población escolar. (Departamento de Educación, Universidades e Investigación. Gobierno Vasco).

Según David Miller “las ideas de nacionalidad son creaciones conscientes de cuerpos de personas, que las han elaborado y revisado con el propósito de dar sentido a los que les rodea social y políticamente, y nosotros también estamos implicados en ese proceso”. Lo que nos da una idea de la importancia de la existencia de cuerpos de personas conscientes de la formación de la Nación.

Como ejemplo muy claro de este proceso de Ingeniería Social, que trataremos más adelante en otro artículo, véanse los resultados obtenidos en la Comunidad Vasca respecto a la euskaldunización de sus Recursos Humanos en la web del Departamento de Educación, Universidades e Investigación. Gobierno Vasco.

Gellner estima el número de naciones potenciales contando lenguas, presumiendo que tener una lengua diferente es suficiente para convertir a un grupo en una “nación potencial”

Todorov afirma que la primera reacción, espontánea, frente al extranjero es imaginarlo inferior, puesto que es diferente de nosotros: ni siquiera es un hombre o, si lo es, es un bárbaro inferior; si no habla nuestra lengua, es que no habla ninguna, no sabe hablar, como pensaba todavía Colón. Y así, los eslavos de Europa llaman a su vecino alemán nemec, el mudo; los mayas de Yucatán llaman a los invasores toltecas nunob, los mudos, y los mayas cakchiqueles se refieren a los mayas mam como «tartamudos» o «mudos». Los mismos aztecas llaman a las gentes que están al sur de Veracruz nonualca, los mudos, y los que no hablan náhuatl son llamados tenime, bárbaros, o popoloca, salvajes. Comparten el desprecio de todos los pueblos hacia sus vecinos al considerar que los más alejados, cultural o geográficamente, ni siquiera son propios para ser sacrificados y consumidos.

Esta es  una forma arcaica de nacionalismo extremo en el que la nación es presentada como el objeto supremo de lealtad como las defendidas por Fichte y en las que la lengua y la cultura son factores determinantes para excluir al otro colectivo. Si en un principio el nacionalismo Vasco y catalán se basaba en los preceptos de una etnia, una lengua, una cultura y una religión, éstos, a lo largo del siglo XX, se han ido modificando hacia un adoctrinamiento de la población advenediza llegada de otros territorios de España, hacia una lengua y una cultura común, sin importar sus orígenes territoriales o supuestamente étnicos.

Sin embargo, si tomamos a aquellos pueblos que por el reconocimiento mutuo y las creencias compartidas constituyen naciones, no hay una única característica como la raza o la religión que tengan todos sus ciudadanos en común.

Mostrar que no existe el pueblo Vasco o catalan, o, al menos, no en la zona territorial que coincide con las Provincias Vascas o catalanas actuales debido a los bajos índices de homogamia y altos de heterogamia, la baja autoctonía y la alta aloctonía y las migraciones masivas interiores hacia Vascongadas y Cataluña desde finales del XIX, siglo XX, y principios del XXI, cuya población mayoritaria está constituida de advenedizos a los que se impone una política lingüística de aprendizaje de una lengua que ha tenido que ser remodelada y actualizada de manera y forma artificial como es el “euzkera batua», por poner un ejemplo claro, ha sido una de las razones de ser de mi trabajo sobre la incidencia de la profesionalización de los Ejércitos en vascongadas y Cataluña .

Pero es peligroso generalizar, pues en cada sociedad, favorecidos por su nueva proximidad e independencia, los estudiantes han expresado su disensión, desviación o rechazo de manera distinta. Los tres tipos de rebelión que sólo vamos a mencionar por problemas de espacio, ni que decir tiene, ni son los únicos posibles ni se encuentran siempre separados. Pueden aparecer juntos durante los mismos suceso críticos:

  • La rebelión político liberal identificada con las fuerzas democratizadoras predominantes en un País, que no es el caso.
  • La rebelión fascista identificada por la desviación social de los jóvenes impuesta por la crisis puede canalizarse en ciertos casos como los que nos ocupa en organizaciones de juventud ultranacionalista y paramilitares como lo son la ETA y los Comités de Defensa de la República.
  • La rebelión por marginación. Se trata de una retirada de un mundo que es considerado no sólo hostil, como sucede a la mitad de la población Vasca y catalana, sino incapaz de garantizar la salvación moral mediante la acción colectiva contra sus instituciones injustas.

Enrique Area Sacristán.

Teniente Coronel de Infantería.

Doctor por la Universidad de Salamanca

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