Verus Israel III. Rusia. (7)

LA REPÚBLICA SOVIÉTICA

Introducción

Las revoluciones rusas de 1917 no solo liquidaron el régimen zarista; también acabaron con todo un sistema de valores y formas de vida. Ni la autocracia imperial ni las viejas estructuras de poder resistieron el empuje bolchevique. Desde su creación en 1922, la URSS —Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas— quiso alumbrar un nuevo modelo de organización social que pronto suscitó la admiración y la crítica de todo el mundo.

Como apunta Hobsbawm, la revolución bolchevique constituye un hito fundamental en el ‘corto’ siglo XX. Como todos los grupos sociales que vivieron esa extraordinaria convulsión, los judíos rusos, cuya situación colectiva era bastante penosa durante el régimen zarista, también experimentaron grandes cambios. En eso consiste precisamente el objeto de investigación de este capítulo: analizar la participación judía en ese proceso y valorar la profundidad y la dirección de los cambios experimentados, así como el grado de aceptación e integración de la comunidad judía en la nueva sociedad soviética. 

Para comprender el papel desempeñado por los judíos de Rusia en los procesos revolucionarios de 1917, es necesario conocer la situación de las comunidades hebraicas durante el régimen zarista. Confinadas desde el siglo XVIII en la llamada Zona de Asentamiento, situada fundamentalmente en el oeste del país, estaban sometidas a restricciones de todo tipo. Carecían de derechos civiles y tenían vetado el acceso a la educación superior, al funcionariado y al ejército, salvo que se convirtiesen al cristianismo y renunciaran a su religión. Periódicamente sufrían arbitrariedades y violencias tanto por parte de sus vecinos como de los agentes gubernamentales. Las condiciones de vida en estas aldeas (shtetl  en yiddish) eran de una pobreza general que en muchas ocasiones se traducía en auténtica miseria. Aislados de los judíos de Europa occidental, mucho más enraizados en sus países de asentamiento o completamente asimilados, no tenían otra opción que la de soportar su desgracia o emigrar cuando era posible. A pesar de las restricciones de movimientos, desde mediados del siglo XIX partieron hacia el continente americano en número creciente.

Aquellos que se establecían en New York o Buenos Aires escribían a sus parientes hablando de las oportunidades que allí se ofrecían, a veces también les enviaban dinero y los animaban a reunirse con ellos. Conocemos la vida de las comunidades judías en aquellas aldeas a través de diversos testimonios literarios. 

En cuanto las normas de residencia obligatoria se relajaron un poco, muchos abandonaron sus lugares de nacimiento y se trasladaron a las grandes ciudades en busca de una vida mejor. Gracias a las oportunidades del proceso de modernización, que, aunque a un ritmo más lento que en Europa occidental también estaba viviendo el país, en los entornos urbanos pronto floreció una clase media vinculada al mundo de los negocios y de la cultura. Intelectuales y activistas políticos de origen judío como por ejemplo Lev Davídovich Bronstein, más conocido como León Trotsky (1879-1940), jugaron un papel determinante a la hora difundir nuevas ideas, fomentar la creación de partidos y sindicatos y de articular la oposición al régimen zarista. Un régimen autocrático, semifeudal y ultraortodoxo, identificado con la religión, la tradición y la costumbre, y empeñado en la rusificación forzosa de un imperio multiétnico y multicultural.

Antisemitismo y purgas durante el régimen estalinista.

 Los años de posguerra coincidieron con el tramo final del régimen estalinista y se caracterizaron por el regreso a la política de terror vivida en los años 30. Muchos judíos vivieron esa experiencia como una nueva demostración de que no eran aceptados en el país en el que vivían y que la URSS nunca sería un hogar seguro para ellos. Fueron tiempos extremadamente turbulentos. Los estamentos de poder soviético —el Politburó, la Seguridad del Estado o el Comité Central del Partido Comunista— se disputaban de forma virulenta la sucesión del dictador, cuyo final se atisbaba, y los judíos volvieron a ser el chivo expiatorio.

  A comienzos de 1953, tan solo unas semanas antes de la muerte de Stalin,  Pravda anunció el descubrimiento de la llamada “conspiración del grupo terrorista de los médicos”. Nueve al principio, quince después, la mitad judíos. Se les acusaba de haber atentado contra la vida de Andrey Zhdanov, miembro del Buró político muerto en 1948, y de Alexandr Sherbakov, fallecido en 1950. La acusación también recogía el intento de asesinato de otros líderes relevantes ordenada por el servicio de inteligencia y por la organización judía American Jewish Distribution Committee. Al igual que en los años 30, se celebraron reuniones para pedir el castigo de los culpables, la estricta observancia de los principios bolcheviques y la ortodoxia revolucionaria.

Con el complot de las batas blancas, se extendió la idea de que estaba en marcha una conspiración ideada por militares, judíos, intelectuales y funcionarios de las repúblicas no rusas. (Deutscher; 1974) La pretendida conspiración apareció en un momento crítico, cuando aún no se había superado la crisis de postguerra y la población estaba sometida a todo tipo de privaciones.

La psicosis de la Guerra Fría agravaba la sensación de aislamiento de la URSS y hacía más temible el sabotaje de contrarrevolucionarios emboscados y ‘cosmopolitas sin raíces’ (judíos). El análisis histórico demuestra que la deriva antijudía de Stalin venía incubándose desde mediados de los años cuarenta. La situación de debilidad y adversidad, dentro y fuera de su territorio, decidió a Stalin a mantener a la URSS en una situación de hermetismo y aislamiento prácticamente totales. Se recurrió a la glorificación exacerbada de los viejos mitos imperiales del zarismo. La lucha contra los pueblos que habían sido sometidos por Rusia se convirtió por parte de la propaganda estalinista en un acto de emancipación que estos pueblos debían agradecer. Catalina la Grande y Alejandro I pasaron a ser benefactores y liberadores de los pueblos del Cáucaso y el Asia Central y los dirigentes de estos pueblos se convirtieron de la noche a la mañana en agentes de Turquía o de Gran Bretaña.

En las escuelas se enseñaba a los niños que toda la historia mundial no había sido más que una perpetua conspiración contra Rusia, frenada por el valor y la valentía de sus antepasados. Rusia era la cuna de lo mejor del género humano, la fuente de toda cultura y civilización.

Todo este derroche de megalomanía y autojustificación, unido a una xenofobia debidamente orientada, debía hacer a los rusos inmunes a las tentaciones de todo tipo con que la civilización occidental había seducido a intelectuales y protegerlos del espejismo de la riqueza americana. Debían ser fuertes y resistir la etapa hostil de la guerra fría e incluso a un nuevo conflicto armado. 

A pesar de los esfuerzos de los gobiernos bolcheviques para combatir estos prejuicios, la animosidad antijudía persistía. Que comerciantes y artesanos judíos no se hubiesen adaptado a una economía de titularidad estatal, los hacía sospechosos de complicidad con el mercado negro que se desarrollaba en medio de la escasez y las dificultades de la guerra y la posguerra. Muchos judíos eran dirigentes del partido y formaban parte de su burocracia interna. Los comunistas de a pie veían al judío como el último elemento sobreviviente del capitalismo y los anticomunistas como parte integrante y muy poderosa de la jerarquía gobernante. 

Stalin se mantuvo siempre interesadamente ambiguo. Por una parte, no quería infringir las normas que prohibían taxativamente el antisemitismo. Muchos judíos formaban parte de su círculo más cercano: Livtinov, dirigente del servicio diplomático; Kaganovich, factótum de Stalin; Mekhlis, comisario político en jefe del ejército, Ehrenburg y Zaslavsky, propagandistas. Por otra parte, no se abstenía de explotar el antisemitismo cuando le interesaba. En los momentos de máxima tensión en el partido, sus agentes tenían por misión recordar el origen judío de Trotski, Zinoviev, Kámenev y otros.

Durante las purgas de 1936-38, fueron llamados “gente sin patria”, carentes de cualquier sentimiento ruso. Durante la guerra, mientras la propaganda hitleriana hablaba de “guerra judía”, criticando a los comisarios judíos que supuestamente se enriquecían con ella, animando a ucranianos y rusos a luchar contra ellos, los agentes de propaganda de Stalin no respondieron. Les prohibió contraatacar respondiendo al antisemitismo inhumano de Hitler por temor a que la población pudiese pensar que había un fondo de verdad en los mensajes nazis que le hiciese quedar como defensor de los judíos, un papel que jamás iba a aceptar. Tenía miedo a la extensión popular del antisemitismo, y la respuesta que los antisemitas rusos y ucranianos habían dado a la propaganda nazi en las regiones ocupadas no hacía más que confirmar sus temores.  

El comportamiento equívoco de Stalin se vio confirmado en 1948 en el momento de la fundación del Estado de Israel, que apoyó claramente. El representante soviético en las Naciones Unidas animó al reconocimiento de la nueva entidad política, contra la posición de otras naciones. (Frente a la postura tradicionalmente antisionista de los comunistas, la izquierda rusa y de Europa Oriental y los socialistas judíos).

Stalin alentó a los gobiernos satélites de la URSS a permitir la emigración a Palestina de los supervivientes del genocidio nazi, incluso a proporcionar armamento a los luchadores sionistas. Sus objetivos estaban claros: el reconocimiento y apoyo a la lucha sionista era una parte más de la desintegración del Imperio Británico y alejaría a los británicos, que ya habían perdido la India, del Próximo Oriente. El apoyo norteamericano a la lucha sionista, según su pensamiento, mejoraría las relaciones con Estados Unidos y en esto se equivocó.

Israel devino pronto en una avanzadilla occidental y pro estadounidense en la región. El nacimiento del estado judío fue un acicate para los judíos rusos que aún vivían inmersos en las viejas costumbres y las inmutables leyes bíblicas, destruidos por el sufrimiento que habían padecido y resentidos por la discriminación a la que eran sometidos.

La llegada de Golda Meir, primera embajadora de Israel en Moscú se convirtió en un acontecimiento histórico, con miles de personas ovacionándola en las calles en el mismo momento en que Stalin ponía en marcha sus programas de xenofobia y autobombo, destinados a insensibilizar al pueblo ruso contra las influencias del extranjero. El repentino descubrimiento de la profundidad de los sentimientos de los judíos soviéticos hacia Israel puso a Stalin sobre aviso. El recibimiento entusiasta a Golda Meir desafiaba la disciplina inhumana a la que eran sometidos los habitantes de la URSS. Era algo intolerable y no podía haber grietas en la monolítica estructura que él había construido. Si los judíos se expresaban en la calle con tal entusiasmo, en manifestaciones ni siquiera autorizadas, ¿qué harían los rusos, los ucranianos, los bálticos? ¿Cómo podría prohibírselo?  Desautorizó tales manifestaciones y deportó a muchos judíos. Comenzó una campaña de denuncia contra el Estado de Israel, acusándolo de trabajar a favor del imperialismo occidental y contra los judíos soviéticos que le mostraban su apoyo, como si al hacerlo negasen su lealtad sin fisuras a su patria soviética. 

La privación del derecho a una nacionalidad propia, al uso y desarrollo de su propia conciencia judía, de enviar a sus hijos a sus propias escuelas y a la educación en yiddish, a sus propios periódicos y revistas, a su literatura y teatro propios, desmontaba su propia política de otro tiempo, en el que, bajo la dirección de Trotski, había ejercido su mandato como Comisario de las Nacionalidades. Pretextó que los judíos soviéticos, al vivir en igualdad de derechos que otras nacionalidades, se habían “asimilado” a la totalidad del pueblo ruso y su separatismo nacionalista carecía de sentido. La reacción pública demostrada a favor de Israel demostró que la asimilación de la que Stalin hacía gala distaba de ser completa. La Shoah había despertado aún en los sectores judíos más rusificados una nueva conciencia de judeidad, y las medidas de asimilación forzosa intensificaban cada vez más este sentimiento. La burocracia estalinista, invocando principios de igualdad racial, no hacía más que justificar la discriminación hacia los judíos, más dolorosa e injustificable cuando el recuerdo del exterminio era tan reciente. 

En 1942, y con la autorización de Stalin, se creó el Comité Judío Antifascista para presionar a los judíos occidentales (más específicamente a los americanos) y que estos a su vez influyesen en su gobierno a fin de que este abriese un segundo frente en Europa contra Alemania. (Desde su origen, el Comité estuvo marcado por la tragedia. En el mismo año fueron fusilados Henrik Erlich y Victor Alter, miembros y dirigentes del Bund judeo-polaco y también pertenecientes a la Internacional Socialista, refugiados en la URSS. Se les detuvo y ejecutó bajo la acusación de ser agentes nazis). Lo presidía Solomon Mijoels, director del teatro yiddish de Moscú. (Deutscher; 1974)

En 1944, Mijoels y otros dirigieron una carta a Stalin en la que solicitaban la creación de una república autónoma judía en Crimea, que sustituiría al fracasado proyecto de la república judía de Borobidzan.  El comité se dedicó a la recogida de testimonios de las masacres judías y a lo que se denominó “fenómenos anormales relativos a los judíos”, eufemismo con el que se hacía referencia sin nombrarlo directamente al comportamiento antisemita de amplios sectores de la población. No era algo nuevo ni desconocido. En las antiguas “zonas de asentamiento”, este antisemitismo se había visto reflejado en las primeras derrotas del Ejército Rojo. Informes secretos hablaban de que amplios sectores de la población no eran inmunes a la propaganda nazi, que insistía en que Alemania no hacía la guerra a Rusia, sino sólo a los judíos y a los comunistas. Casi 80.000 ucranianos fueron reclutados por el ejército alemán, muchos de los cuales fueron agentes activos en la represión y los asesinatos de judíos. 

Pero los ideólogos bolcheviques despojaron al genocidio judío de su especificidad. El Comité Central del PCUS, en 1942, había redactado un informe sobre “el lugar dominante de los judíos en los medios artísticos, literarios y periodísticos”. La prensa y la radio eludieron cualquier referencia a la destrucción y la matanza de judíos tras las líneas enemigas. Auschwitz u otros campos eran raramente mencionados y de un modo que hacía casi imposible pensar que la mayoría de sus víctimas fuesen judías.

En noviembre de 1948 el Comité fue disuelto oficialmente bajo el pretexto de su conversión en un “centro de propaganda antisoviético”. Las publicaciones, los medios literarios, las revistas, las editoriales judías, fueron clausuradas. En febrero de 1949, la prensa desencadenó una masiva campaña “anti cosmopolita” contra los colectivos teatrales de todo el país, las secciones judías de las Uniones de escritores y la Oficina de Cultura Judía de Kiev. Se elaboró un sistema ilegal y encubierto de cuotas para acceder a la educación y al empleo público. Se denunció a los críticos judíos de teatro por su “incapacidad para comprender el alma y el carácter nacional rusos”. Según esta campaña, que nombraba a los críticos por su apellido judío, su origen les incapacitaba para llegar a la comprensión plena del hombre ruso soviético. En una palabra, les estaba diciendo que ellos no eran rusos, eran judíos. A comienzos de 1949 se produjeron cientos de detenciones de intelectuales judíos en Leningrado y Moscú. 

Se han publicado recientemente documentos referentes a la detención de los jueces del tribunal de Leningrado, el 7 de julio de 1949. Fueron condenados a 25 años por los jueces del Tribunal Supremo, que basaron su sentencia en que el  Tribunal de Leningrado no había tenido en cuenta la gravedad de los crímenes cometidos. Los acusados habían llevado a cabo “actividades antirrevolucionarias basadas en prejuicios nacionales, anteponiendo la superioridad de una de las naciones de la URSS sobre las demás”.  El proceso contra los miembros del comité antifascista comenzó en 1952, dos años y medio después de los arrestos. Para explicar esta dilación se han formulado dos razones principales: Stalin preparaba un asunto llamado “de Leningrado”, consistente en la eliminación de la organización del partido en esta ciudad, que junto con el sumario del comité judío debía dar paso a la gran purga final.

Paralelamente, se reorganizaron los aparatos de seguridad del estado, con la destitución y detención de Abakumov en 1951, que formaba parte a su vez de un plan contra Beria, vicepresidente del Consejo de ministros y miembro del Buró Político. Tras las ejecuciones de octubre de 1950, Stalin, para arrinconar a Beria, organizó una delirante parodia de conspiración nacionalista en la región de Mingrelia, en la República de Georgia, cuyo supuesto objetivo era unirla con Turquía.

Beria, originario de esta región, se vio obligado a eliminar a sus “compatriotas” y liquidar el partido comunista georgiano. Otro golpe a Beria fue la orden que recibió de detener a un grupo de viejos cuadros judíos de la seguridad y la judicatura, entre ellos el coronel Eitington, que a las órdenes del propio Beria había organizado el asesinato de Trotsky en 1940. Al general Leonid Raijman, participante de los procesos de Moscú. Al coronel Lev Schwarzmann, torturador de Isaak Babel y de Meyerhold y al juez de instrucción Lev Sheinin, ayudante de Vyshinsky, el fiscal de los grandes procesos de Moscú de 1936/38. Se les acusó de organizar una vasta “conspiración nacionalista judía” dirigida por… Abakumov, ministro de la Seguridad del Estado y colaborador de Beria.

Abakumov había sido acusado de haber eliminado a Jacob Eitinger, médico judío detenido en 1950 y muerto en prisión poco después. Eitinguer, durante el ejercicio de su profesión había atendido entre otros a Serguei Kirov, al mariscal Tujachewsky, a Palmiro Togliatti, a Tito y a Gueorgui Dimitrov. Abakumov, según la acusación, habría intentado impedir que fuese descubierto un grupo de nacionalistas judíos incrustados en los niveles más altos de la Seguridad del Estado. Poco más tarde, se le presentó como el instigador de la citada conspiración. Su arresto fue uno de los momentos culminantes en el montaje de la llamada “conspiración judeo-sionista”. Así se aseguraba el enlace entre la disolución del comité judío antifascista y la conspiración de las batas blancas, señal para el comienzo de la purga.

Todo se organizó en el verano de 1951. En julio de ese año se sometió a juicio a los miembros del comité antifascista judío. Se decretaron 13 condenas a muerte, ejecutadas el 12 de agosto, al mismo tiempo que a los “ingenieros saboteadores” de la fábrica de automóviles Stalin, todos judíos. En total se dictaron 125 condenas, 25 de ellas a muerte, ninguna conmutada y 100 penas de diez a veinticinco años  en campos de concentración  En septiembre de 1952 ya se había escenificado la gran trama de la “conspiración judeo-sionista”, algo retrasada por la coincidencia con el XIX Congreso del PCUS celebrado en octubre. Al final del congreso, la mayoría de los médicos judíos fueron detenidos, encarcelados y torturados. A su vez, en Praga, se celebró el juicio contra Rudolf Slansky, antiguo secretario general del partido comunista checoslovaco y otros dirigentes comunistas. Se dictaron once condenas a muerte. Todo el montaje judicial, organizado por los consejeros de la policía política, tuvo un carácter completamente antisemita. A los acusados, todos judíos, se les responsabilizaba de constituir un “grupo terrorista trosko-tito-sionista”. Fue la señal de salida para la caza y eliminación de judíos en los aparatos de los partidos comunistas de Europa del Este.

El cuatro de diciembre de 1952, un día después de las ejecuciones de Praga, Stalin hizo votar al Presidium del Comité Central una resolución: “Sobre la situación en el ministerio de Seguridad del Estado”, que ordenaba poner fin a la situación de descontrol en los organismos encargados de dicha seguridad. Stalin daba un paso adelante para lanzarse contra Beria, que no podía ignorar el sentido de todas aquellas maniobras, pues era un auténtico especialista en elaborarlas cuando convenía. En 1936 y 1938 hubo algo evidente: entonces, los grandes dignatarios se habían comprometido públicamente en las campañas de denuncia. Entre el 13 de enero y el cinco de marzo de 1953, no lo hicieron. Bulganin, inspirador y organizador de estas junto con Stalin, declaró en 1970 que sólo cuatro grandes dirigentes estaban directamente comprometidos en el golpe: Malenkov, Suslov, Riumin e Ignatiev. Según Bulganin, el proceso debía iniciarse a mediados de marzo con deportaciones masivas de judíos a Birobidzhan. Tal como se conocen hoy los acontecimientos, no puede saberse con seguridad si existía tal plan de deportación masiva de judíos a comienzos de 1953. La muerte de Stalin terminó con el programa y puso en evidencia que todo había sido organizado por los servicios de seguridad.

El 17 de marzo fue detenido y posteriormente ejecutado Mijail Runin, antisemita convencido, conocido por su crueldad y jefe del Departamento de Investigación del Ministerio de Seguridad Estatal, por su participación en torturas. Siguió una amnistía limitada. El 3 de abril se retiraron las acusaciones contra los médicos del Kremlin.

El 4 de abril, Pravda publicó un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que se informaba de que todas las acusaciones habían sido manipuladas, las confesiones obtenidas por métodos ilegales y que todo el asunto carecía de cualquier fundamento sólido. Se liberó a todos los detenidos y el caso no siguió adelante. En el verano del mismo año comenzó la revisión el juicio contra el CAJ que duró hasta noviembre de 1955 con la rehabilitación total de los acusados, aunque esta resolución no se hizo pública y el tema quedó en sombras durante años, tanto en su naturaleza judicial como en las identidades de las víctimas. Las referencias antisemitas del asunto brillaron por su ausencia.

Nikita Jrushchov

Tanto en los años de Nikita Jruschov como de Leonid Brezhnev, la comunidad judía fue siendo asimilada forzosamente y los restos de la cultura yiddish fueron desapareciendo. La postura soviética de ayudar militarmente a los países árabes en sus guerras contra el Estado de Israel, hizo que los judíos fueran observados con sospecha dentro del país. Muchos deseaban emigrar hacia Israel, pero permitir ese libre movimiento de las personas suponía un duro golpe contra el prestigio del principal país socialista en términos de propaganda ideológica. Aquellos que deseaban irse, debían pagar un tributo de salida a la URSS por la educación que habían recibido. Asimismo, se impedía la emigración de aquellos que estaban especialmente calificados, como los físicos, ingenieros nucleares y químicos, vinculados a la carrera armamentista

En 1961 se inició una campaña contra comerciantes judíos acusados de cometer “crímenes económicos”. Los juicios alcanzaron notoriedad mundial. A raíz de ello fue que, en febrero de 1963, el socialista Bertrand Russell exigió en carta pública a Jruschov justicia para los judíos perseguidos en la URSS. La reacción del premier fue tajante: en un discurso (Pinkus) a los escritores e intelectuales soviéticos repitió la versión oficial y denunció a la “prensa burguesa occidental” de difamar a la URSS al divulgar la carta de Russell.  

Pesaba también en el asunto la publicación de Babi Yar (1961) el poema de Evgeni Evtushenko que se refiere a la masacre de judíos que en 1941 cometieron los nazis en ese lugar de Ucrania. El poema no escondía su crítica al hecho de que el gobierno soviético se había opuesto a proclamar a Babi Yar como “lugar de holocausto”, en lo que Evtushenko veía una manifestación más de antisemitismo soviético.

Como instrumento de presión, el senador Henry Jackson y el representante Charles Vanik lograron introducir la enmienda Jackson-Vanik en los tratados comerciales de Estados Unidos con países que no respetaban el libre movimiento de sus ciudadanos, por la cual se restringía el intercambio económico con esas naciones. Por medio de negociaciones extraoficiales, se logró que las autoridades soviéticas ampliaran sus cuotas de emigración hacia Israel y Occidente. Es así como entre 1948 y 1968, sólo se permitió la emigración de 8300 judíos, en tanto que entre 1969 a 1972 pasó a ser de casi treinta mil emigrantes por año. Habrá de ser con la implosión y desaparición de la Unión Soviética que finalmente miles de judíos pudieron emigrar sin trabas al Estado de Israel, pero ya sin rastros de la valiosa cultura yiddish que cultivaron sus antepasados.

La persecución de los judios durante la época de Brezhnev.

El antisemitismo en la Unión Soviética alcanzó su punto máximo una vez más durante el gobierno de Leonid Brezhnev , tras la victoria israelí en la Guerra de los Seis Días de 1967. La propaganda «antisionista», incluida la película Secret and Explicit , a menudo era de naturaleza antisemita. Muchos de los asesores cercanos de Brezhnev, principalmente Mikhail Suslov , también eran fervientes antisemitas. La emigración judía a Israel y los Estados Unidos, que había sido permitida en cantidades limitadas bajo el gobierno de Jruschov, una vez más se vio fuertemente restringida, principalmente debido a las preocupaciones de que los judíos fueran un riesgo para la seguridad o traidores. Los posibles emigrantes, o rejectniks , a menudo necesitaban un vyzov , o invitación especial de un pariente que viviera en el extranjero, para que su solicitud fuera considerada por las autoridades soviéticas. Además, para emigrar, se necesitaba el permiso escrito de todos los miembros de la familia inmediata. Las reglas a menudo se estiraban para evitar que los judíos se fueran, y rara vez se permitía la capacidad de apelación. También se exigía el pago de tasas sustanciales, tanto para emigrar como a modo de «reembolso».

El racismo institucional contra los judíos era generalizado en la Unión Soviética bajo el gobierno de Brézhnev, y muchos sectores del gobierno estaban fuera de su control. Tras el fracaso del secuestro de Dymshits-Kuznetsov , en el que 12 renegados intentaron sin éxito secuestrar un avión y huir al oeste, se produjeron medidas represivas contra los judíos y el movimiento renegado. Se cerraron centros informales para estudiar la lengua hebrea, la Torá y la cultura judía.

Inmediatamente después de la Guerra de los Seis Días en 1967, las condiciones antisemitas comenzaron a provocar el deseo de emigrar a Israel entre muchos judíos soviéticos. Un ingeniero de radio judío ucraniano, Boris Kochubievsky, trató de mudarse a Israel. En una carta a Brezhnev, Kochubievsky declaró:

Soy judío. Quiero vivir en el Estado judío. Es mi derecho, como lo es el derecho de un ucraniano a vivir en Ucrania, el derecho de un ruso a vivir en Rusia, el derecho de un georgiano a vivir en Georgia. Quiero vivir en Israel. Ese es mi sueño, ese es el objetivo no sólo de mi vida, sino también de la vida de cientos de generaciones que me precedieron, de mis antepasados ​​que fueron expulsados ​​de su tierra. Quiero que mis hijos estudien en hebreo. Quiero leer periódicos judíos, quiero asistir a un teatro judío. ¿Qué hay de malo en eso? ¿Cuál es mi delito…?

En una semana fue llamado a la oficina del KGB y sin interrogatorio, fue llevado a una institución mental en su ciudad natal de Kiev (para más información, véase: Abuso político de la psiquiatría en la Unión Soviética ). Aunque esto puede parecer un incidente aislado, las secuelas de la Guerra de los Seis Días afectaron a casi todos los judíos dentro de la Unión Soviética.  Los judíos que habían sido sujetos a la asimilación bajo regímenes anteriores se enfrentaban ahora a una nueva sensación de vigor y renacimiento en su fe y herencia judías. El 23 de febrero de 1979, un artículo de seis páginas fue distribuido por las ciudades de Moscú y Leningrado, que criticaba a Brezhnev y a otros siete individuos por ser «sionistas». El artículo contenía rastros de un antisemitismo profundamente arraigado en el que el autor anónimo, miembro de la Organización de Liberación Rusa, exponía formas de identificar a los sionistas; estas incluían «pecho y brazos peludos», «ojos furtivos» y una «nariz en forma de gancho».

El 18 de octubre de 1974 se produjo un gran avance en los Estados Unidos en lo que respecta a ayudar a los judíos soviéticos, cuando el senador Henry M. Jackson , el asesor de seguridad nacional Henry Kissinger , el senador Jacob Javits y el congresista Charles Vanik se reunieron para discutir la finalización de la » enmienda Jackson-Vanik «, que había estado en el limbo en el Congreso de los Estados Unidos durante casi un año. Después de la reunión, Jackson dijo a los periodistas que se había alcanzado un «entendimiento histórico en el área de los derechos humanos» y que, si bien no «hizo comentarios sobre lo que han hecho los rusos […] hubo un cambio total aquí en los puntos básicos».  La enmienda se propuso recompensar a la Unión Soviética por permitir que algunos judíos soviéticos abandonaran el país.

El 22 de febrero de 1981, en un discurso que duró más de 5 horas, el primer ministro soviético Leonid Brezhnev denunció el antisemitismo en la Unión Soviética. Si bien Lenin y Stalin tuvieron mucho de lo mismo en varias declaraciones y discursos, esta fue la primera vez que un funcionario soviético de alto rango lo hizo frente a todo el Partido. Brezhnev reconoció que existía antisemitismo dentro del Bloque del Este y vio que existían muchos grupos étnicos diferentes cuyos «requisitos» no se estaban cumpliendo. Durante décadas, personas de diferentes orígenes étnicos o religiosos fueron asimiladas a la sociedad soviética y se les negó la capacidad o los recursos para obtener la educación o practicar su religión como lo habían hecho anteriormente. Brezhnev hizo oficial la política soviética de proporcionar a estos grupos étnicos estos «requisitos» y citó el temor al «surgimiento de tensiones interétnicas» como la razón. El anuncio de la política fue seguido por un mensaje genérico, pero significativo del Partido;

El PCUS ha luchado y luchará siempre con determinación contra fenómenos ajenos a la naturaleza del socialismo, como el chovinismo o el nacionalismo, contra todas las derivas nacionalistas, como, por ejemplo, el antisemitismo o el sionismo. Estamos en contra de las tendencias que tienden a erosionar artificialmente las características nacionales, pero, en la misma medida, consideramos inadmisible su exageración artificial. Es deber sagrado del partido educar a los trabajadores en el espíritu del patriotismo soviético y del internacionalismo socialista, en el sentimiento orgulloso de pertenecer a una única gran patria soviética.

Aunque para la mayoría, el tema del antisemitismo parecía haber sido dejado de lado de manera muy casual y casi accidental, en realidad fue algo muy calculado y planificado, como todo lo demás que hacía el Partido. En ese momento, la Unión Soviética estaba sintiendo presión de todo el mundo para resolver muchas violaciones de los derechos humanos que estaban teniendo lugar dentro de sus fronteras, y la declaración respondió a las preguntas de países como Australia y Bélgica. Aunque el Partido parecía estar adoptando una postura firme contra el antisemitismo, el hecho era que la propaganda antisemita había estado presente durante mucho tiempo en la Unión Soviética, lo que hacía extremadamente difícil resolver los problemas de inmediato. Además, las organizaciones judías en Washington DC estaban llamando la atención sobre los problemas del judaísmo soviético a los líderes estadounidenses.

Sin embargo, el antisemitismo siguió estando muy extendido tanto dentro como fuera del Partido Comunista; los medios antisemitas siguieron publicándose con el consentimiento del gobierno, mientras que la propaganda antisemita (que se creía que era obra de grupos de extrema derecha o del gobierno soviético) se extendió por las ciudades de la Unión Soviética a fines de la década de 1970. La pintura de 1979 de Mikhail Savitsky , Teatro de verano , mostraba a un guardia de un campo de exterminio nazi y a un prisionero judío sonriendo entre una pila de cadáveres rusos.

La Iglesia ortodoxa rusa y el régimen comunista.

La apertura del archivo central del partido comunista soviético proporcionó revelaciones a este respecto. Olga Vassilieva, del Centro de Investigación de Religiones de la Academia de las Ciencias de Moscú, y Markus Weher, historiador especializado en el Este de Europa, escriben en el Frankfurter Allgemeine Zeitung (27-IV-94) sobre el intento de Stalin de crear una organización eclesiástica en diversos países manipulada por el Kremlin.

Los documentos del archivo del PCUS permiten aclarar los planes de Stalin para la creación de un «Vaticano» propio.

Stalin abrió dos frentes en su lucha contra las Iglesias. Primero agrupó las Iglesias ortodoxas autónomas en el Patriarcado de Moscú. El centro de la Iglesia ortodoxa mundial se trasladó al centro del comunismo. La responsabilidad de este asunto se traspasó al coronel Karpov y a los especialistas en relaciones exteriores de la Lubianka (la policía del Estado) (…). El Patriarcado de Moscú debía ser sólo un obligado y mudo instrumento de los nuevos señores del Kremlin.

En los últimos meses de 1943 y durante el año siguiente, la Iglesia ortodoxa rusa emprendió una actividad febril para establecer contactos internacionales. Esto produjo sus frutos muy pronto. En enero de 1945, los patriarcas ortodoxos de Antioquía y Alejandría asistían como invitados al Sínodo nacional de la Iglesia ortodoxa rusa en Moscú. Comunicaron al Patriarca ruso Alexis (Simanski) que romperían las relaciones con la cabeza de la Iglesia ortodoxa en el extranjero, el metropolita Anastasios (…). Los representantes de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, Rumania y Serbia se les unieron. El jefe de los ortodoxos búlgaros, Stefanos, declara ya en el verano de 1946 que él se orienta hacia «la grande, poderosa Unión Soviética y a la Iglesia rusa con su patriarca Alexis (…)».

(…) En dos años se había hecho realidad una unión de las Iglesias ortodoxas europeas bajo la dirección de la rusa, es decir, del Consejo para asuntos de la Iglesia ortodoxa rusa. Al mismo tiempo, Karpov propuso a Stalin «fortalecer la influencia de los patriarcados del próximo Oriente que, aunque tienen pocos miembros, gozan de gran autoridad».

(…) El segundo frente abierto por Stalin contra el Vaticano consistió en ataques directos a la Iglesia católica. También en este caso elaboró los planes Karpov, con ayuda de su lugarteniente Saizev, como él coronel de la Lubianka. El programa de la lucha contra el Vaticano se esbozó en un documento de cinco puntos: «a) Los uniatas de la URSS deben ser definitivamente eliminados. b) Deben tomarse medidas análogas en otros países (por ejemplo, Checoslovaquia y Yugoslavia). c) En el Consejo preparatorio del Sínodo de 1947 deberá hacerse un enjuiciamiento decisivo contra el papismo, desde el punto de vista del dogma. d) Hay que editar en el extranjero una gran cantidad de artículos contra el Vaticano. e) Hay que formar una alianza de las Iglesias cristianas, con la Iglesia ortodoxa rusa a la cabeza, en forma de movimiento internacional de lucha contra el Vaticano; se invitará a formar parte de él a otras confesiones».

Estas instrucciones son más bien lacónicas; pero para llevarlas a cabo hicieron falta algunos esfuerzos. Sólo la «liquidación» de los uniatas de la URSS afectaba a 1.997 comunidades eclesiales en Ucrania y a 399 en la zona de los Cárpatos, con un total de tres millones de miembros.

El artículo recuerda que en abril de 1945 se encarceló al metropolita de los uniatas, Josyf Slipyj, y a varios obispos, acusados de conspiración nacionalista y de colaboracionismo durante la ocupación alemana; se crearon, por encargo gubernamental, «grupos de iniciativa» de sacerdotes uniatas dispuestos a entrar en la Iglesia ortodoxa. En febrero de 1946, Stalin recibe una carta de Nikita Jrushchov, entonces jefe del PCUS de Ucrania, que le da cuenta del éxito de la creación de esos «grupos de inciativa», que piden la entrada de los grecocatólicos en la Iglesia ortodoxa.

(…) En marzo de 1946 se reúne en Lvov el sínodo de la Iglesia uniata de Ucrania, un sínodo preparado por el sacerdote Harrylo Kostlenik y otros miembros del «grupo de iniciativa». Se decidió disolver la unión y conducir a los grecocatólicos a la fe ortodoxa (…).

La Iglesia uniata de los Cárpatos aguantó algo más. Pero tampoco pudo resistirse a la unión con la Iglesia ortodoxa rusa, en agosto de 1949. Un año antes ocurre lo mismo con los uniatas de Rumania. Después, con los eslovacos. Karpov no consigue disolver a los uniatas checos, pero sí dividirlos y someterlos a una dura persecución.

(…) Faltaba la alianza antirromana con las otras confesiones. El Consejo para asuntos de la Iglesia ortodoxa rusa vio un posible aliado para ello en la Iglesia anglicana (…).

Los autores explican en su artículo que el gobierno de Stalin tenía tanto interés en la cuestión, que animó a la Iglesia ortodoxa rusa a invitar al Arzobispo de Canterbury a fin de que se prestase a la campaña común contra el Vaticano. Al mismo tiempo, Karpov planea que los representantes de la Iglesia ortodoxa rusa aclaren a los anglicanos la postura del gobierno soviético frente al movimiento ecuménico, una iniciativa internacional de la Iglesia anglicana que los comunistas tenían por antisoviética.

Los anglicanos se resistieron a dejarse presionar por Moscú. Las negativas no impidieron que el programa de acciones de Karpov continuara en marcha, pero los planes de la campaña antivaticana de Stalin ya habían pasado en 1948 su máximo de intensidad. Parece que el «padre de los pueblos» fue perdiendo el interés por su «Vaticano ortodoxo».

Los cristianos ortodoxos constituían una mayoría de creyentes en la Unión Soviética. A finales de 1980, tres iglesias ortodoxas afirmaron miembros importantes en la Unión Soviética: la Iglesia ortodoxa de Rusia, la Iglesia ortodoxa georgiana y la Iglesia ortodoxa autocéfala ucraniana. Eran miembros de la confederación de las principales iglesias ortodoxas del mundo, generalmente se conoce como la Iglesia ortodoxa. Las dos primeras Iglesias funcionaban de manera abierta y eran toleradas por el régimen. A la Iglesia ortodoxa autocéfala ucraniana no se le permitió funcionar en público. Las parroquias de la Iglesia ortodoxa autocéfala de Bielorrusia reaparecieron en Bielorrusia solo después del colapso de la Unión Soviética, pero no recibieron el reconocimiento del exarcado bielorruso de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que controla las eparquías bielorrusas. Sus templos se convirtieron en museos del ateísmo a partir de la década de 1920.

Según fuentes occidentales y soviéticas, a finales de 1980 la Iglesia Ortodoxa rusa tenía más de 50 millones de creyentes, pero solo alrededor de 7.000 iglesias registradas activas. Más de 4.000 de las iglesias ortodoxas registradas se encontraban en la RSS de Ucrania (casi la mitad de ese número en el oeste de Ucrania). La distribución de los seis monasterios y diez conventos de la Iglesia Ortodoxa Rusa era igualmente desproporcionada. Solo dos de los monasterios se encontraban en la RSFS de Rusia. Otros dos en Ucrania y otra en RSS de Bielorrusia y en RSS de Lituania. Siete conventos estaban ubicados en la RSS de Ucrania y uno en las RSS de Moldavia, RSS de Estonia y RSS de Letonia.

Rusia e Israel en la década de los 90.

La Unión Soviética reanudó sus relaciones diplomáticas con Israel el 18 de octubre de 1991, hacia el final de la Glasnost y la Perestroika . El periodista Alexander Bovin se convirtió en el primer embajador soviético en Israel en 24 años. Tras el colapso de la Unión Soviética dos meses después, continuó desempeñándose como embajador de Rusia en Israel.

El fin de la Unión Soviética provocó una ola masiva de inmigración de judíos de los ex estados soviéticos. La demanda de los nuevos inmigrantes hizo que aparecieran muchos periódicos en idioma ruso y, con el desarrollo de la televisión multicanal en Israel durante la década de 1990, muchos canales rusos comenzaron a retransmitirse en Israel. En noviembre de 2002, surgió un nuevo canal ruso-israelí, Israel Plus.

El 19 de octubre de 1999, el Ministro de Defensa de China, General Chi Haotian , después de reunirse con el Ministro de Defensa sirio Mustafa Tlass en Damasco , Siria , para discutir la expansión de los lazos militares entre Siria y China, voló a Israel y se reunió con Ehud Barak , el Primer Ministro y Ministro de Defensa de Israel, donde discutieron las relaciones militares. Entre los acuerdos militares estaba una venta israelí-rusa de aviones militares a China por valor de 1.000 millones de dólares, que iban a ser producidos conjuntamente por Rusia e Israel.

En 1999, como ministro de Asuntos Exteriores, Ariel Sharon empezó a buscar relaciones más amistosas con Rusia como resultado de la inmigración en gran escala de hablantes de ruso a Israel: «El voto ruso decidirá el resultado de las elecciones [israelíes]».

Las relaciones entre Israel y Rusia mejoraron gracias a la oposición israelí al bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN en 1999, así como al apoyo israelí a los préstamos del FMI a Rusia. El Primer Ministro ruso, Yevgeny Primakov, dijo posteriormente que si fuera israelí, votaría por el Primer Ministro en ejercicio, Benjamin Netanyahu, en las elecciones generales israelíes de 1999.

CONCLUSIÓN

Uno de los estereotipos más difundidos por el antisemitismo en Occidente es la identificación de los judíos con la revolución bolchevique, como si hubiesen sido los mentores y organizadores del régimen socialista soviético. Para quienes creían en las teorías de la conspiración judía mundial, la revolución bolchevique era una señal de que el judaísmo había tomado el poder en el antiguo Imperio de Rusia como un paso más hacia la dominación planetaria. Las figuras de Trotski, Kamenev y Zinoviev entre los miembros del consejo de comisarios del pueblo que se impuso en 1917, parecía ratificar esa creencia ante los ojos de quienes sospechaban esa maniobra conspirativa. A esto se le sumaba que Karl Marx era de ascendencia judía, aun cuando su padre se había convertido al cristianismo. La aproximación a la historia rusa y soviética de los siglos XIX y XX nos ha  ayudado a despejar esa relación que parece tan evidente, y nos exhibe una pintura de muy variados colores, como una obra de Kandinski.

El Imperio de Rusia, que era mucho más extenso de lo que es hoy la Federación de Rusia, tenía una gran diversidad de nacionalidades y religiones en su interior. Al igual que en varios censos de Europa central y oriental, los judíos eran considerados una nacionalidad que tenía como elementos distintivos su propia religión y la cultura y lengua yiddish. La población judía estaba restringida a vivir en la “zona de residencia”, en la parte más occidental del Imperio, así como se le imponía un numerus clausus para sus estudios universitarios.

Por la muerte del zar Alejandro II, se desataron persecuciones contra los judíos, los pogroms, generando una ola migratoria que mayormente se dirigía hacia los Estados Unidos. El zar Alejandro III clausurará la transición al constitucionalismo que había iniciado su antecesor, con lo que la intelectualidad rusa se radicalizará aún más, que hará suyas las diferentes variantes del socialismo y el anarquismo. En esta atmósfera de represión y ausencia de vida política, jóvenes judíos se integraron a estas corrientes, apartándose de las creencias y tradiciones de su comunidad. Lev Trotski (Lev Davidovich Bronstein), por ejemplo, primero se integró al grupo narodnik, y más tarde se hizo marxista y miembro del Partido Socialdemócrata Obrero Ruso. Cuando este se partió en dos fracciones, bolcheviques y mencheviques, Trotski jugó como figura independiente, y se sumó a la primera recién durante la revolución de 1917, tras su exilio en los Estados Unidos.

La mayoría de los socialistas judíos integraba el Bund, una formación política que aspiraba a la autonomía cultural de la comunidad en Rusia. Cuando a partir de 1905 el zar Nicolás II concedió la creación del parlamento, la Duma, la mayor parte de la población judía votaba al partido Constitucional Demócrata, de carácter liberal, que proponía una monarquía parlamentaria al estilo occidental. No obstante, su carácter minoritario, los judíos se distinguieron en los partidos políticos emergentes por su sólida formación intelectual, tal como estaba ocurriendo en las artes y las profesiones liberales.

Para Karl Marx y Friedrich Engels, los creadores del marxismo o “socialismo científico”, el nacionalismo, como la moral, la religión, el liberalismo y el parlamentarismo eran parte de la “superestructura”. Ese mundo de las ideas y creencias no era más que un reflejo del modo de producción de la sociedad. Para los teóricos del marxismo, el modo de producción capitalista creaba esa superestructura para justificarse y mantener subordinado al proletariado.

De acuerdo con esta visión, cuando se pasara a la etapa siguiente del modo de producción socialista, esas ilusiones creadas por el modo de producción capitalista se desvanecerían. Es por ello por lo que los marxistas bolcheviques, liderados por Vladimir Lenin, miraban con recelo la existencia del Bund, ya que a su demanda de autonomía cultural judía la consideraban de carácter burgués, al igual que el sionismo. Para Marx y Engels, carecía de sentido y era contraria al desarrollo histórico la conservación de las identidades nacionales de pequeñas minorías. Despreciaban las exigencias de los checos de tener autonomía, por ejemplo, porque entendían que debían ser completamente asimilados dentro de la cultura germana. Asimismo, escribieron a favor de la expansión de los Estados Unidos hacia el Oeste, incorporando en un mercado más extenso a las poblaciones mexicanas y aborígenes; y lo mismo opinaron sobre el colonialismo francés en África septentrional. Esta visión la incorporó Lenin, pensando en la rusificación de los pueblos que integraban el Imperio de Rusia, aunque aceptaba en una etapa inicial las demandas nacionalistas para mantenerlas dentro de una Unión.

Siendo la historia de la humanidad la historia de la lucha de clases, no tenían cabida los anhelos de crear Estados nacionales en un mundo socialista en el que todos serían proletarios sin fronteras. Es por ello que, desde la perspectiva clasista del marxismo, el antisemitismo soviético se diferenciará del nazismo porque se opone al “nacionalismo burgués” del sionismo y de los intentos de autonomía, a los que durante la guerra fría identificará con acusaciones de “imperialismo” de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Es evidente que en cuanto pudieron abandonar la URSS los judíos lo hicieron de manera masiva, no sólo a Israel sino a otros países como Estados Unidos. Esto explica que entre 1970 y 2009 casi dos millones de judíos abandonaran el territorio de la antigua URSS. En la actualidad los judíos residentes en Rusia, al igual que en otros países de Europa, no forman más que una escasa minoría diluida en la inmensidad del país.

Resumen Cronológico del antisemitismo ruso del s.XX.

1917

27 de febrero/12 de marzo

Una revolución popular lleva al poder a un gobierno provisional liberal. El 21 de marzo/3 de abril, el gobierno elimina toda «discriminación basada en motivos étnicos, religiosos o sociales» (Korey 1978,). La zona de exclusión social queda oficialmente abolida. La eliminación de las restricciones a la movilidad geográfica y las oportunidades educativas de los judíos conduce a una migración a las principales ciudades del país ( Insight on the News, 21 de mayo de 1990).

25 de octubre/7 de noviembre

El Partido Bolchevique toma el poder del Gobierno Provisional, que estaba en crisis. Lenin y Stalin, los líderes actuales y futuros, niegan el concepto de nacionalidad judía y creen que la población judía debe ser asimilada ( Problemas del comunismo, enero-febrero de 1980). Al mismo tiempo, Lenin considera que el antisemitismo no sólo es teóricamente contrario al igualitarismo, sino también un obstáculo al proceso de asimilación (Sawyer, 1979).

15 de noviembre

El nuevo gobierno bolchevique proclama su «Declaración de los derechos de los pueblos de Rusia», prometiendo a todas las nacionalidades los derechos de igualdad, autodeterminación y secesión. Los judíos no son mencionados específicamente en la declaración, lo que refleja la opinión de Lenin de que los judíos no constituyen una nación (Sawyer 1979).

1918

23 de enero

El Consejo de Ministros de la RSFSR publica el decreto «Sobre la separación de la Iglesia y el Estado y de la escuela y la iglesia». El decreto priva a las comunidades religiosas de su condición de personas jurídicas, del derecho a poseer bienes y del derecho a celebrar contratos. Se nacionalizan los bienes de las comunidades religiosas, se prohíbe la enseñanza religiosa en los centros de enseñanza y la religión sólo puede enseñarse o estudiarse en privado (Asuntos Judíos Soviéticos Otoño-Invierno 1990).

1 de febrero

Se crea el Comisariado para Asuntos Nacionales Judíos como una subsección del Comisariado para Asuntos de Nacionalidad. Su misión es establecer la «dictadura del proletariado en las calles judías» y atraer a las masas judías al régimen, asesorando a las instituciones locales y centrales sobre cuestiones judías. También se espera que el Comisariado luche contra la influencia de los partidos sionistas y judeosocialistas (Korey 1978; Pinkus 1988).

27 de julio

El Consejo de Comisarios del Pueblo emite un decreto que declara que el antisemitismo es «fatal para la causa de la revolución». Los pogromos quedan oficialmente prohibidos (Weinryb 1978).

20 de octubre

La sección judía del PCUS ( Evsektsia ) se creó para los miembros judíos del Partido; sus objetivos son similares a los del Comisariado Judío. La Evsektsia está a la vanguardia de las campañas antirreligiosas de la década de 1920 que llevaron al cierre de instituciones religiosas, la disolución de comunidades religiosas y la mayor restricción del acceso a la educación religiosa ( Encuesta de enero de 1968). Con ese fin se celebraron una serie de «juicios comunitarios» contra la religión judía. El último juicio conocido de este tipo, sobre el tema de la circuncisión, se celebró en 1928 en Járkov (Rothenberg 1978; Levin 1988). Al mismo tiempo, el organismo también trabaja para establecer una identidad secular para la comunidad judía (Pinkus 1988).

1919

Julio

El Comisariado Central Judío disuelve las kehilahs (Consejos Comunales Judíos). Las kehilahs habían proporcionado una serie de servicios sociales a la comunidad judía (Levin 1988).

1919-1920

Los partidos judíos y las organizaciones sionistas se ven obligados a pasar a la clandestinidad a medida que el gobierno comunista busca abolir toda oposición potencial (Schechtman 1978; Levin 1988).

1924

31 de enero

Se confirma la Constitución de la URSS. La URSS está formada por la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR), la RSS de Ucrania, la RSS de Bielorrusia y la RSS de Transcaucasia (Carr 1950). Se disuelve el Comisariado para Asuntos de Nacionalidades (Pinkus 1988).

29 de agosto

Se crea la Comisión para el Asentamiento de Trabajadores Judíos en la Tierra (KOMZET), un organismo oficial para el reasentamiento de judíos. La KOMZET estudia, gestiona y financia proyectos de reasentamiento de judíos en zonas rurales (Levin 1988; Schwarz 1951).

1925

Enero

Se crea una organización pública, la Sociedad para la Organización Agrícola de los Judíos de la Clase Obrera en la URSS (OZET), para ayudar a reclutar colonos y apoyar el trabajo de colonización del KOMZET (Pinkus 1988). Durante los primeros años, el gobierno fomenta los asentamientos judíos, especialmente en Ucrania. El apoyo al proyecto disminuye a lo largo de la década siguiente (Levin 1988).

1928

En un esfuerzo por establecer una región territorial judía, el KOMZET envía a un número de judíos a la confluencia de los ríos Bira y Bidzhan en el Lejano Oriente. La colonización de esta zona ayudará a crear una zona de amortiguación entre la Unión Soviética y los países del Lejano Oriente y a estimular el desarrollo en la remota región (Baron 1964).

1929

8 de abril

La nueva Ley sobre las asociaciones religiosas codifica toda la legislación religiosa anterior. Todas las reuniones de las asociaciones religiosas deben tener su orden del día aprobado con antelación; las listas de los miembros de las asociaciones religiosas deben entregarse a las autoridades ( Problemas del comunismo, mayo-junio de 1973).

1930

La Evsektsia se disuelve (Pinkus 1988) y ya no existe una organización central judía soviética. Aunque el organismo había servido para socavar la vida religiosa judía, su disolución conduce también a la desintegración de la vida secular judía; las organizaciones culturales y educativas judías desaparecen gradualmente (Rothenberg 1978).

1932

27 de diciembre

El gobierno reintroduce el uso de pasaportes internos. A estos efectos, se considera que la nacionalidad es “judía” (Pinkus 1988).

1934

7 de mayo

A la provincia de Birobidzhan, la zona del Lejano Oriente donde se alienta a los judíos a establecerse, se le otorga el estatus de región autónoma en un esfuerzo por revitalizar el programa de asentamiento. Entre 1928 y 1934, menos de 20.000 judíos emigraron allí; aproximadamente el 60 por ciento regresó en el mismo período (Pinkus 1988).

1936-38

Los esfuerzos de Stalin por consolidar el poder y eliminar a la oposición culminan en las grandes purgas. Miles de dirigentes culturales y políticos judíos se cuentan entre los millones de miembros del partido y de grupos no partidarios que son juzgados, exiliados y asesinados con diversos pretextos (Levin 1988).

1938

OZET se disuelve, tras años de actividades en declive (Pinkus 1988).

1939-1941

Tras la firma del pacto nazi-soviético en agosto de 1939, la Unión Soviética se mantuvo oficialmente neutral durante los dos primeros años de la guerra. Durante todo este período, el gobierno soviético mantuvo un silencio oficial sobre las políticas nazis con respecto a los judíos (Levin 1988; Altshuler 1993).

1940

A medida que el gobierno soviético se anexiona territorios en Polonia, Rumania y los estados bálticos (Dmytryshyn 1965), aproximadamente dos millones de judíos se convierten en ciudadanos soviéticos (Rothenberg 1978; Altshuler 1993). Las restricciones a los judíos que habían existido en los países anteriormente independientes ahora se levantan (Soviet Jewish Affairs Summer 1991). Los estados bálticos habían comenzado su breve período de independencia como democracias (Schneider 1993). Las políticas de «latvianización» y «lituanización» también causaron fricción con todas las minorías, aunque el gobierno lituano al mismo tiempo apoyó la escolarización en lenguas minoritarias (Nodel 1974). Al mismo tiempo, las organizaciones judías en los territorios recientemente adquiridos son clausuradas y sus líderes arrestados y exiliados (Baron 1964). Aproximadamente 250.000 judíos escapan o son evacuados de los territorios anexados al interior soviético antes de la invasión nazi (Gitelman 1993).

1941

22 de junio

El ejército alemán invade la Unión Soviética.

1942

Abril

El gobierno soviético crea un Comité Antifascista Judío, en gran medida para fomentar la buena voluntad internacional y promover sentimientos prorrusos entre la población judía local; al mismo tiempo, el Comité proporciona a la población judía una vez más una organización central (Weinryb 1978).

1941-1945

Aproximadamente 1,5 millones de judíos de la URSS anterior a 1939 mueren en el Holocausto y otros 200.000 mueren en combate (Gitelman 1993). Se estima que el número total de judíos bajo el régimen soviético asesinados durante este período oscila entre 2,5 y 3,3 millones (Gitelman 1993).

1948

14 de mayo

El gobierno soviético acoge inicialmente con agrado la idea, y más tarde la realidad, del Estado de Israel como una forma de desalojar la presencia británica de Oriente Medio (Baron 1964). Sin embargo, rápidamente se muestra antagonista del nuevo Estado (Schechtman 1978; Levin 1988; Weinryb 1978). Los judíos soviéticos responden a la creación de Israel con entusiasmo; la visita de la representante israelí Golda Meyerson (Meir) es recibida con manifestaciones populares y la legación israelí comienza a recibir solicitudes de ayuda para abandonar la URSS (Levin 1988; Schechtman 1978). Sin embargo, se prohibió la emigración y quienes expresaron sentimientos proisraelíes o prosionistas fueron arrestados o deportados.

1948-1952

El gobierno lanza una campaña contra el «cosmopolitismo», dirigida generalmente contra los intelectuales y profesionales judíos (Skoczylas 1973; Weinryb 1978). La editorial yiddish Der Emes, que publicaba el periódico tres veces por semana Aynikayt , el órgano del Comité Antifascista Judío, se encuentra entre las instituciones que son clausuradas. Su presidente, el actor Solomon Mikhoels, es asesinado en enero de 1948 (Korey 1978). El Comité Antifascista Judío también es disuelto. Muchos judíos del ejército, las universidades y numerosas ocupaciones «sensibles», incluyendo la planificación industrial, el sindicalismo y el periodismo, son repentinamente despedidos (Levin 1988, 531-33). Esta última campaña está dirigida específicamente contra la vida secular judía, en oposición a la vida religiosa (Rothenberg 1978).

1952

Agosto

Veinticuatro destacados escritores, intelectuales y artistas judíos son ejecutados (Levin 1988).

1953

13 de enero

Pravda anuncia que varios médicos han estado asesinando a altos funcionarios soviéticos proporcionándoles deliberadamente un tratamiento médico deficiente, el llamado «complot del médico». Seis de los nueve detenidos son judíos. Empiezan a circular rumores de que Stalin está planeando exiliar a todos los judíos a Siberia. Los historiadores sostienen que puede que fuera así, o que tal vez estuviera planeando utilizar este «complot» para iniciar otra serie de purgas. La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 impide la ejecución de cualquier plan a largo plazo (Pinkus 1988; Levin 1988).

1956

Febrero

El «discurso secreto» de Jruschov ante el XX Congreso del PCUS marca el comienzo de la era de la «desestalinización». El líder expone muchos de los crímenes de Stalin, incluido el hecho de que el «complot del médico» era una invención (Skoczylas 1973). El nuevo régimen no pone fin a la discriminación profesional y educativa contra los judíos (Levin 1988, 581).

1957

Jruschov lanza una nueva campaña contra la religión en general y el judaísmo en particular; se cierran muchas de las sinagogas que quedan en el país y se lanza una campaña de propaganda que afirma, entre otras cosas, que la fe judía fomenta el amor al dinero, promulga el odio hacia otros pueblos y promueve la lealtad a otro estado reaccionario, es decir, Israel (Rothenberg 1978; Salitan 1992).

1958

Abril

Jruschov admite en una entrevista con el periodista francés Serge Groussard que el esfuerzo por establecer una Región Autónoma Judía es un fracaso, y atribuye la culpa al «individualismo judío» (Baron 1964).

1961

Puede

El gobierno lanza una campaña ampliamente publicitada contra los «delitos económicos». Se introduce la pena de muerte para delitos como la especulación, el soborno y el mercado negro de divisas. Una gran proporción de los ejecutados son judíos (Salitan 1992; Sawyer 1979; Levin 1988; Weinryb 1978).

Agosto

En un esfuerzo por apaciguar a aquellos críticos con las políticas antijudías del régimen, el gobierno establece la primera publicación periódica en idish que aparece en la URSS desde 1948, la publicación bimensual Sovietish Heymland (Levin 1988).

1963

Se publica en Kiev Judaísmo sin adornos, de Trofim Kichko. El texto antisemita describe al judaísmo como un «fomento de la hipocresía, el soborno, la codicia y la usura»; se vincula al judaísmo con el sionismo, Israel y los capitalistas occidentales en una conspiración global. El libro es recibido con protestas extranjeras. Algunas de las declaraciones del libro son denunciadas por el Comité Central del Partido en abril de 1964, y posteriormente se retira de la publicación (Korey 1978; Rothenberg 1978).

1964

Un golpe de Estado del Partido derroca a Jruschov y las campañas contra la religión y los delitos económicos llegan a su fin (Levin 1988).

1966

Febrero

Andrei Sinyavsky y Yuli Daniel, dos escritores judíos que intentan evadir la censura soviética enviando sus obras al extranjero, son llevados a juicio y condenados a siete y cinco años de cárcel respectivamente. Las duras sentencias desencadenan una protesta pública (Levin 1988; Gilison 1984).

1967

5-11 de junio

Tras la victoria de Israel sobre una coalición de estados árabes en la Guerra de los Seis Días, la Unión Soviética corta sus relaciones diplomáticas con Israel. El gobierno lanza una campaña mediática antisionista y antiisraelí en la que, entre otras acusaciones, se compara a los judíos y a los israelíes con los nazis (Levin 1988; Pinkus 1988).

1969-1971

Varios judíos son llevados a juicio en una serie de casos judiciales de alto perfil. Entre ellos se encuentran el juicio de Kiev de mayo de 1969 contra Boris Kochubievsky, que es sentenciado a un campo de trabajo por sus creencias abiertamente sionistas, y el «Primer juicio de Leningrado» de diciembre de 1970, en el que dos de los once acusados ​​son sentenciados a muerte por planear secuestrar un avión con destino a Suecia; sus sentencias son conmutadas posteriormente por penas de reclusión en un campo de trabajo. Otros juicios incluyen el Segundo Juicio de Leningrado y el de Riga, ambos en mayo de 1971, en los que participaron activistas judíos de esas ciudades (Lewis 1978; Levin).

1970-1980

El acoso gubernamental a los judíos continúa. Los activistas judíos son hostigados, exiliados, encarcelados y sentenciados a instituciones psiquiátricas (Basok y Benifand 1993).

1971

Marzo

En parte como respuesta a la creciente presión social, el gobierno comienza a permitir una importante emigración judía (Gilison 1984; Levin 1988). En el transcurso de la década, cerca de 250.000 judíos abandonan la URSS, aproximadamente una décima parte de la población judía soviética (Gilison 1984; Salitan 1992). Al mismo tiempo, el proceso de emigración es engorroso y aparentemente arbitrario, y aquellos cuyas solicitudes son rechazadas, los llamados «refuseniks», están sujetos al acoso oficial y público (Salitan 1992).

1971-1973

En los primeros años de emigración, la mayoría de los emigrantes proceden de las zonas anexionadas durante la Segunda Guerra Mundial, como los países bálticos, Georgia y Asia central, donde la asimilación no ha sido tan grande como en el «corazón del país»; muchos citan el sionismo como un factor motivador para abandonar el país, y la mayoría de los emigrantes se dirigen a Israel (Salitan 1992). Cerca de 80.000 emigran en tres años, y el máximo se alcanza en 1973, cuando se permite la salida a 34.733 (Gilison 1984).

1974

Diciembre

Se aprueba en Estados Unidos el acuerdo Jackson-Vanik, que vincula el estatus comercial de nación más favorecida para los «países sin economía de mercado» con políticas de emigración liberalizadas (Levin 1988).

1974-1979

La emigración entra en una nueva fase y aumenta el fenómeno de la «deserción», en el que los emigrantes con visas de salida a Israel cambian de destino una vez que abandonan la URSS (Gilison 1984). Los que se van en esta época se corresponden más estrechamente con la demografía de la población judía de la Unión Soviética. Las encuestas realizadas a los emigrantes revelan que la motivación para irse es la discriminación, consideraciones económicas y la reunificación familiar; en gran medida no hay motivaciones fuertes sionistas o religiosas (Salitan 1992).

1975

Agosto

La Unión Soviética firma los Acuerdos de Helsinki, en los que se establece que todos los signatarios respetarán la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos. El Acta Final de los Acuerdos destaca el derecho de los ciudadanos a emigrar (Sawyer 1979).

1978-1979

El éxodo, que dura ya una década, alcanza su punto máximo una vez más, cuando se permite que aproximadamente 80.000 personas emigren en un período de dos años (Gilison 1984).

1980

La emigración judía comienza a disminuir por diversas razones, entre ellas las políticas cada vez más conservadoras de la envejecida administración (Salitan 1992). Debido al estancamiento de la economía, el gobierno no puede permitirse la pérdida de tanta gente cualificada (Friedgut 1989). Además, la emigración ya no sirve como herramienta de negociación en las relaciones soviético-estadounidenses, que han comenzado a enfriarse.

1983

21 de abril

El Comité Antisionista, patrocinado por el Estado, se creó para denunciar el sionismo internacional, los Estados Unidos e Israel, y para disipar las preocupaciones internas y externas sobre la emigración (Levin 1988, 790). El Comité también tiene por objeto desactivar las acusaciones occidentales de que los ataques de la Unión Soviética contra Israel son antisemitas (RFE/RL 8 de febrero de 1990).

1984

La emigración judía alcanza su punto más bajo: sólo 896 judíos pueden abandonar el país durante el año ( Insight on the News , 21 de mayo de 1990).

1985

Marzo

Mijail Gorbachov se convierte en líder de la Unión Soviética. El primer año de su régimen no trae consigo un cambio marcado en la política hacia la población judía o la emigración (Friedgut 1989; Salitan 1992). Al mismo tiempo, como parte de su política de glásnost, todos los ciudadanos obtienen gradualmente más libertad para practicar su cultura y religión. La comunidad judía experimenta un renacimiento cultural que continúa a lo largo de finales de los años 1980 y 1990. Mientras que la persecución oficial de los sionistas y de quienes intentan emigrar llega a su fin, la nueva libertad de expresión y de prensa alienta el antisemitismo popular a salir a la superficie ( Basok y Benifand 1993).

1987

1 de enero

Entran en vigor nuevas normas sobre emigración que, si bien establecen un marco jurídico para la emigración, también restringen los motivos permisibles para ello (Salitan 1992; Friedgut 1989).

Puede

La organización nacionalista antisemita Pamyat (Memoria) llama la atención del público por primera vez cuando varios cientos de simpatizantes marchan hacia el Soviet de la ciudad de Moscú (Spier 1989).

Septiembre-octubre

A lo largo de la era de Gorbachov, los «prisioneros de Sion», aquellos encarcelados por querer abandonar la URSS para ir a Israel, son liberados de las cárceles soviéticas, junto con otros prisioneros políticos, y a la mayoría se les permite emigrar (Friedgut 1989; Salitan 1992).

1989

8-10 de septiembre

El movimiento ucraniano Rukh adopta una resolución contra el antisemitismo en su congreso constituyente (RFE/RL 18 de enero de 1991).

Diciembre

En el Congreso de Organizaciones y Comunidades Judías se crea la Confederación de Organizaciones y Comunidades Judías Soviéticas (Va’ad). Es la primera reunión de este tipo desde 1917 (Cohen y Naftalin, 7 de marzo de 1990).

1990

18 de enero

Una reunión del grupo progresista de escritores «Abril» es disuelta por varios miembros de Pamyat, que gritan consignas antisemitas y atacan a algunos de los escritores, expulsando a la fuerza a algunos de la sala ( Physics Today, marzo de 1990).

21 de febrero

Según informa la Gaceta Literaria, la Fiscalía ha presentado cargos contra Pamyat en virtud del artículo 74 del Código Penal de la RSFSR («incitación al odio racial»). Los cargos están relacionados con un panfleto antisemita publicado por el grupo en enero (Vershbow, 7 de marzo de 1990).

7 de marzo

En una declaración ante la Comisión de Seguridad y Cooperación en Europa, Alexander Vershbow (Director de la Oficina de Asuntos de la Unión Soviética, Departamento de Estado) comenta que el número de «refuseniks» que quedan en la Unión Soviética se ha reducido a aproximadamente 100, en comparación con unos 500 seis meses antes (Vershbow, 7 de marzo de 1990).

Febrero-mayo

En Leningrado se difundieron rumores de que se planeaban varios pogromos para el 5 y el 13 de mayo (UCSJ, febrero de 1990). Los pogromos no se produjeron (Basok y Benifand, 1993).

2 de mayo

Tras la masacre de armenios del 22 de enero de 1990 en Bakú y los disturbios del 12 de febrero de 1990 en Dusambé, varios cientos de hombres irrumpen en un barrio judío y armenio de Andizhan, una ciudad del este de Uzbekistán poblada por 4.000 judíos, cortando cables telefónicos y eléctricos y destrozando casas y comercios. Los edificios de propiedad o habitados por judíos habían sido previamente marcados con estrellas de David u otros símbolos (UCSJ, octubre de 1990).

1 de octubre

El gobierno soviético aprueba una ley sobre la libertad de conciencia y las organizaciones religiosas. Las organizaciones religiosas son ahora entidades legales y la discriminación por motivos religiosos es ilegal ( Asuntos Judíos Soviéticos Otoño-Invierno 1990).

12 de octubre

Konstantin Smirnov-Ostashvili, líder del grupo que irrumpió en la asamblea de escritores de «Abril» en enero, es declarado culpable de incitación al racismo y condenado a dos años de trabajos forzados. Es la primera vez que se dicta una sentencia en virtud de la ley que prohíbe las violaciones de la igualdad de nacionalidades (RFE/RL 19 de octubre de 1990).

25 de octubre

El Soviet Supremo de la RSFSR aprueba una ley sobre la libertad de confesiones religiosas. Considerada más liberal que la ley soviética, incluye el derecho a utilizar los locales escolares para la enseñanza religiosa fuera del horario escolar y el derecho a negarse a prestar el servicio militar por motivos religiosos, ninguno de los cuales está contemplado en la legislación soviética. Dado que Gorbachov insiste en que las leyes de toda la Unión tienen prioridad, la validez de la ley rusa está en duda (RFE/RL 4 de enero de 1991).

29 de octubre

Los patrocinadores soviéticos y estadounidenses inauguran lo que afirman que es el primer centro independiente creado para supervisar los derechos humanos en la URSS, conocido como la Oficina de Salida, Derechos Humanos y Estado de Derecho. La oficina vigilará el antisemitismo en la URSS y ayudará a las personas a abandonar el país con destino a Israel y otros lugares (RFE/RL 9 de noviembre de 1990).

1990-1991

La emigración se acelera y cerca de 367.000 judíos abandonan el país en un período de dos años (NCSJ 1993, G2).

1991

Puede

Según informa TASS, la región autónoma judía se ha declarado independiente del krai de Jabárovsk. Los diputados del Soviet de la región en la capital, Birobidzhan, afirman que preferirían que la región fuera administrada por la RSFSR. La decisión final corresponde al Soviet Supremo de la RSFSR (RFE/RL 24 de mayo de 1991). Oficialmente, en la zona quedan 8.800 judíos, aproximadamente el cuatro por ciento de la población (AP 10 de diciembre de 1991).

El gobierno soviético aprueba una nueva ley sobre emigración, aunque la mayoría de sus disposiciones no entrarán en vigor hasta el 1 de enero de 1993. Los patrocinadores de la legislación calculan que hasta 500.000 personas emigrarán anualmente una vez que la ley entre en vigor, y que millones más solicitarán viajar fuera del país ( Los Ángeles Times, 28 de mayo de 1991).

12 de junio

Vladimir Zhirinovsky, que presenta una plataforma fuertemente nacionalista, queda tercero en las elecciones presidenciales rusas con el ocho por ciento de los votos (RFE/RL 28 de junio de 1991).

1 de julio

Según la nueva legislación sobre emigración, a partir del 1 de julio de 1991 los judíos que partan hacia Israel ya no serán despojados de su ciudadanía soviética ( Los Ángeles Times, 24 de mayo de 1991).

19-21 de agosto

Un intento de ocho miembros de línea dura del Partido Comunista de derrocar al gobierno de Gorbachov fracasa y los líderes del golpe son arrestados (RFE/RL 30 de agosto de 1991).

25 de diciembre

Mijail Gorbachov dimite como líder de la Unión Soviética (RFE/RL 10 de enero de 1992).

1992

1 de enero

Como ya lo habían acordado previamente Mijail Gorbachov y Boris Yeltsin, la Unión Soviética deja de existir (RFE/RL 10 de enero de 1992).

GLOSARIO

PCUS Partido Comunista de la Unión Soviética

EVSEKTSIA La sección judía del PCUS

KOMZET, la Comisión para el Asentamiento de los Trabajadores Judíos en la Tierra, fundada en 1924

OZET, Sociedad para la Organización Agrícola de los Judíos Obreros de la URSS, fundada en 1925

PAMYAT «Memoria»: un grupo nacionalista que defiende opiniones antisemitas y que ganó popularidad a fines de la década de 1980.

Refusenik, individuo que ha solicitado emigrar, pero ha sido rechazado

RSFSR República Socialista Federativa Soviética de Rusia

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