Verus Israel III. Rusia (2)

LA IGLESIA CRISTIANA ORTODOXA RUSA

Concilios Ecuménicos

La Iglesia Ortodoxa Rusa pertenece a la gran familia universal de las Iglesias Cristianas particulares (locales), las que, en su conjunto, forman «una, santa, católica y apostólica Iglesia», tal como lo define el Credo, establecido en el Primer Concilio Ecuménico de Nicea (convocado en el año 325 por el emperador San Constantino el Magno) y en el Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla (convocado en el año 381 por el emperador de origen español Teodosio el Grande). En los inicios del cristianismo existían tres grandes centros regionales o «metropolitanos», que eran «cabeza» de todas las iglesias episcopales de las ciudades de su zona de influencia: la Iglesia de Roma, fundada por los apóstoles San Pedro y San Pablo, la Iglesia de Antioquía, fundada también por el apóstol San Pedro, y laIglesia de Alejandría, fundada por el apóstol San Marcos. En sus territorios se reunían desde el siglo II concilios (o sínodos) locales de todos sus obispos. Esta tres Iglesias formaban la llamada «triarquía». Luego se agregaron la Iglesia de Constantinopla y la Iglesia Madre de Jerusalén, llegándose, de tal manera, a la famosa «pentarquía», o sea «el gobierno de los cinco». (La Iglesia de Constantinopla fue fundada por el apóstol San Andrés, en el lugar Bizantión, donde luego San Constantino el Magno habría de construir en el año 330 la «Nueva Roma», luego llamada Constantinopla).      
Estas cinco grandes iglesias eran al principio denominadas «Arzobispados» y luego «Patriarcados». Los cinco Patriarcados estaban, desde sus orígenes, en el territorio del Imperio Romano, hasta el siglo séptimo. Con la división del Imperio Romano por el emperador Teodosio el Grande en el año 395 en dos partes, oriental y occidental, la Iglesia Romana quedó en la parte occidental y los restantes cuatro Patriarcados quedaron en la parte oriental, por lo que estos últimos suelen ser llamados también «Iglesias Orientales». En Occidente, el Imperio Romano de Oriente es llamado desde el siglo XVI «Imperio Bizantino», por el nombre del lugar donde San Constantino construyó la nueva ciudad, declarada en el año 330 capital del Imperio Romano. Por lo tanto, las Iglesias Orientales a veces también son designadas como Iglesias «Bizantinas». Luego, con el correr de la historia, se fueron sumando nuevas Iglesias Ortodoxas independientes o «autocéfalas»: búlgara, serbia, rusa, griega, rumana, etc. Actualmente existe aproximadamente una quincena de iglesias ortodoxas autocéfalas.
En el año 1054 se produjo un cisma (separación) entre las Iglesias Orientales y la Iglesia Occidental. (Formalmente, debido a la introducción por la Iglesia Romana, desde principios del siglo XI, de las palabras «y del Hijo», en latín «Filioque», al Credo de Nicea.) De tal manera, durante el primer milenio del cristianismo, la Iglesia Occidental (la Iglesia Romana) y las Iglesias Orientales (o sea Ortodoxas o Bizantinas) poseían exactamente la misma doctrina (enseñanza) sobre los dogmas de fe, casi los mismos ritos y el mismo derecho canónico. Las Iglesias Orientales no han efectuado desde entonces absolutamente ninguna reforma de estos dogmas y de este derecho canónico y casi ningún cambio en los ritos. Quiere decir, que las diferencias que existen actualmente entre las Iglesias Bizantinas y la Iglesia Romana (y las Iglesias Protestantes) se deben a los añadidos, quitas y cambios efectuados por estas últimas en sus dogmas, cánones y ritos. A su vez, todo lo que las Iglesias Occidentales conservaron sin cambios en sus dogmas, cánones y ritos sigue siendo similar, como antes, a los dogmas, cánones y ritos de las Iglesias Orientales.       
Las Iglesias Orientales son católicas (de la palabra griegas “catholou”, lo que significa “según todos”, “con el consenso de todos”), no sólo porque son universales, sino también porque poseen la “totalidad de la fe”, de todos los tiempos y en todos los lugares. También son apostólicas, porque fueron fundadas por los Santos Apóstoles y conservan ininterrumpidamente la sucesión apostólica. El cuarto Concilio Ecuménico, celebrado en el año 451 en Calcedonia, introdujo la denominación «ortodoxo» («recta doctrina» y «recta glorificación»), para designar a los que aceptan en forma total el Credo de Nicea y de Constantinopla y los Dogmas de los Concilios Ecuménicos, sin modificaciones ni agregados ni quitas. En total hubo siete grandes Concilios Ecuménicos, en los que han participado todas las Iglesias Cristianas (tanto las Orientales, como la Occidental), el último de ellos en el año 787, en Constantinopla. De tal manera, las enseñanzas de estos Siete Concilios Ecuménicos, sin agregados, quitas ni reformas, son la doctrina de las Iglesias, que por ello son denominadas (en forma abreviada) Ortodoxas.       
Los Cristianos Ortodoxos tienen el mismo Credo de Nicea, original, sin añadidura de las palabras «y del Hijo», al referirse a la procedencia del Espíritu Santo. Tienen los mismos Siete Sacramentos. El Sacramento de la Confirmación (unción con el Santo Crisma) es otorgado inmediatamente después del Bautismo. La Santa Comunión se da a los fieles en forma completa: Cuerpo y Sangre de Cristo. A los niños se les da la Comunión desde que son bautizados, pero la primera Confesión se hace al cumplir siete años. La Iglesia Ortodoxa considera que el Matrimonio debe durar toda la vida, pero en algunos casos concede el divorcio y permite segundas nupcias. Los monjes del clero regular (monacal) deben ser célibes, pero los sacerdotes del clero secular (parroquial) deben estar casados antes de la Ordenación (como antes en Occidente). Para Obispos son ordenados sólo sacerdotes del clero regular (monjes).

La Iglesia ortodoxa reconoce los siete primeros concilios ecuménicos, que son doctrina de la Iglesia ortodoxa y que son los siguientes:

I. Concilio de Nicea I, convocado en el año 325,

Mientras fue presbítero de Antioquía entre 386 y 398 –año en que fue nombrado Patriarca de Constantinopla–, Juan Crisóstomo, representante del cristianismo niceno, tuvo una prolífica carrera como predicador en las iglesias más importantes de la ciudad. Fue conocido como “boca de oro” por sus dotes en retórica y son muchas las obras homiléticas que se adjudican a su período antioqueno, entre las que podemos citar su serie conocida como Adversus Iudaeos. Pronunciada entre los años 386 y 387, tiene como objeto atacar a aquellos cristianos que participan de festividades judías y asisten a la sinagoga. Pero no son sólo ellos los que sufrirán el embate del presbítero: a lo largo de su serie, vemos cómo arremete contra los judíos, la Sinagoga, la Ley mosaica y las fiestas judías.  los epítetos y críticas pronunciados por Crisóstomo en las homilías Adversus Iudaeos en contra de los judíos y sus principales instituciones y festividades, así como contra aquellos miembros de su congregación que compartían, asistían a y participaban de sus f iestas, y recurrían a los “especialistas en lo sagrado” judíos para obtener curas o solucionar problemas.

La serie homilética Adversus Iudaeos se configura como un elemento que le permite a Juan Crisóstomo delinear la identidad cristiana de corte niceno que pretendía imponer en sus audiencias. Lo que el presbítero intentaba impartir eran las doctrinas y dogmas que respondían al ideal niceno. Debido a la situación política descripta al inicio de este artículo, que cuestionaba permanentemente el poderío de este grupo religioso en Antioquía a fines del siglo IV, fue necesario embarcarse en la tarea de establecer qué era ser cristiano y qué comportamientos, qué praxis lo configuraban, y que la identidad religiosa debía primar sobre cualquier otra –política, cívica, etc.–. En un momento, como ese final de siglo, en el que varias eran las opciones religiosas que una persona podía elegir, el nicenismo se atribuyó la tarea de definir las fronteras de la cristiandad y todo aquel que no respondía a los cánones establecidos era tildado de “enemigo”, de “errado”, de “otro”. Un “otro” con el cual no había que mantener contacto. El problema que encontraron los hombres como Crisóstomo fue la existencia de estos judaizantes que ponían en jaque todo el sistema identitario definido, estático, fijado. Como afirma en su trabajo Isabella Sandwell (2010), los hombres de Iglesia como Crisóstomo tenían una visión de la identidad como algo estrictamente definido. Pero esto no era percibido así por sus audiencias. Más bien, lo que se da es una apropiación más laxa de la identidad religiosa. No generaba una contradicción para un miembro de la audiencia del presbítero antioqueno ir el sábado a la sinagoga y, el día siguiente, a la iglesia.

II. Concilio de Constantinopla I, del año 381,

Presidido por Juan Crisóstomo, Patriarca de Constantinopla y autor de las Adversus Iudaeos

III. Concilio de Éfeso, del año 431,

IV. Concilio de Calcedonia, del año 451,

V. Concilio de Constantinopla II, del año 553,

VI. Concilio de Constantinopla III, del año 680,

Concilio Quinisexto, o Segundo Concilio Trullano, del año 692 (considerado complemento de los dos anteriores, no un concilio ecuménico distinto),

VII. Concilio de Nicea II, convocado en el año 787.

También son considerados por algunos teólogos ortodoxos como octavo y noveno concilios ecuménicos:

VIII. El Concilio de Constantinopla de 879-880, convocado por el Patriarca de Constantinopla Focio.

IX. El Concilio de Constantinopla sobre hesicasmo, celebrado en 1341 o en 1351.

Padres de la Iglesia como San Juan Crisóstomo, San Jerónimo y San Efrén, emitieron diatribas culpando a los judíos por la crucifixión o condenándolos como herejes. Aunque esto fue similar a lo que sucedía en Occidente, en el Oriente también estaba en juego un problema regional en el que una mayor presencia judía dio lugar a animosidades competitivas.   
La tensión era quizá más clara en Alejandría, hogar de una importante comunidad judía. Allí, los continuos enfrentamientos entre las comunidades llevaron finalmente a que el papa Cirilo de Alejandría expulsara a los judíos de la ciudad en el año 415. Esta rivalidad entre cristianos y judíos también debe verse en el contexto de una lucha aún mayor entre la Iglesia y las autoridades civiles. Por lo tanto, una respuesta de los cristianos al apoyo del emperador Juliano el Apóstata para reconstruir el Templo en Jerusalén fue volcar la ira contra los judíos locales.

Junto con los factores históricos y sociales que han sido instrumentales en la configuración de las actitudes cristianas, la teología también ha desempeñado un papel durante mucho tiempo. Hasta el día de hoy, un elemento central en la enseñanza de las iglesias del Medio Oriente ha sido la llamada teología del reemplazo: el concepto —abrogado formalmente, como hemos visto, tanto por la Iglesia Católica moderna como por muchos teólogos protestantes— de que los cristianos reemplazaron a los judíos como los “elegidos de Dios”. En 1977, en una visita a Estados Unidos, al papa copto, ortodoxo, Shenouda III lo interrogaron sobre este punto durante una visita privada al presidente Jimmy Carter. Como más tarde relató en sermones, la respuesta del Papa fue rápida y decidida: «Si ellos son el pueblo elegido de Dios, ¿quiénes somos nosotros?».

Autoproclamación de la autocefalía

El 15 de diciembre de 1448, por indicación de Basilio II de Moscú y nombrado por el Consejo de obispos del Principado de Moscú, el obispo Jonás de Moscú fue instalado como Metropolita de Kiev y toda Rus sin el consentimiento del Patriarca de Constantinopla. Este hecho significó la autoproclamación de la autocefalía por la Iglesia ortodoxa rusa,​ produciéndose solo cinco años antes de la caída de Constantinopla en 1453.

El metropolita Jonás de Moscú fue el último en ostentar el título de «Metropolita de Kiev y toda Rus«. A partir de su fallecimiento en 1461, Teodosio de Moscú (Theodosius, Metropolitan of Moscow) fue el primero en ostentar el título de «Metropolita de Moscú y toda Rus«.

El metropolita Isidoro de Kiev, nombrado en 1437 Metropolita de Kiev y toda Rus por el Patriarca de Constantinopla José II, fue sucedido en 1458 por Gregorio el Búlgaro quien ostentaría el nuevo título de Metropolita de Kiev, Hálych y toda Rus.

Durante el siglo XIV, la Iglesia ortodoxa tuvo un papel capital en la supervivencia de la nación rusa. Destacadas figuras, como Sergio de Rádonezh o el metropolita Alejo de Moscú, ayudaron al país a soportar los años de la opresión mongola y a crecer tanto espiritual como económicamente.

Establecimiento del Patriarcado y cisma

Durante el reinado del zar Teodoro I, su cuñado Borís Godunov contactó con el Patriarca Ecuménico Jeremías II de Constantinopla, quien «estaba mucho más avergonzado por falta de fondos»,​ con el fin de establecer la autocefalía de la Iglesia ortodoxa rusa. Como resultado de los esfuerzos de Godunov, el Metropolita Job de Moscú se convirtió en 1589 en el primer Patriarca de Moscú y toda Rus, reconociendo el Patriarcado de Constantinopla la autocefalía de la Iglesia ortodoxa rusa.

En 1686, la Iglesia ortodoxa rusa anexionó la Iglesia ortodoxa ucraniana eludiendo las normas canónicas vinculantes, según el  Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I.

Durante el siglo XVII tuvo lugar un acontecimiento trascendental para la historia y cultura de Rusia: un cisma en la Iglesia ortodoxa rusa. En 1652, el patriarca Nikon reformó la liturgia y ritos de la Iglesia ortodoxa rusa para adecuarlos a la Iglesia ortodoxa griega contemporánea. Esta reforma supuso también una subordinación mayor del estamento eclesiástico al Estado, lo que impulsó una fuerte y tenaz resistencia por la parte del pueblo que fue más tarde denominada Viejos creyentes, autores del cisma religioso.

Supresión del Patriarcado por Pedro el Grande

Desde los tiempos de Pedro el Grande hasta Nicolás II, tras la supresión de la institución del Patriarcado por Pedro, la Iglesia ortodoxa rusa fue administrada por el Santísimo Sínodo Gobernante bajo la estricta supervisión de la administración del Imperio ruso. A pesar de este manejo secular de la Iglesia, en el siglo XIX hubo un fuerte resurgimiento teológico, de la espiritualidad y de la vida monástica en toda Rusia.

En 1914, antes de la Gran Guerra y la Revolución de Octubre de 1917, la Iglesia ortodoxa rusa reunía al 70% de los habitantes del Imperio ruso. Unos 150 obispos, 113 000 sacerdotes y diáconos y 95 000 monjes y monjas regentaban 84 500 iglesias y capillas, 1025 monasterios y conventos y casi 41 000 escuelas parroquiales.

Época soviética

Después de la Revolución bolchevique de 1917, aproximadamente un millón de rusos tuvieron que marchar al exilio, disgregándose en varios países. Aún más tuvieron que huir de Rusia después de la derrota del Ejército Blanco (pro-zarista) en su intento por destruir al nuevo régimen, junto a ellos debieron abandonar el país numerosos clérigos. En 1917, el gobierno soviético, en aras de la separación de la Iglesia del Estado, suprimió el Santo Sínodo Gobernante y restituyo la institución del Patriarcado.

Tras su designación, el Patriarca Tijon decide otorgar autonomía tanto a la clerecía exiliada como a las misiones ortodoxas rusas situadas fuera de sus fronteras, esto hasta que se estabilizara políticamente el país.

La situación cambió con la muerte del Patriarca Tijon y con la coronación del Patriarca Sergio I de Moscú. En efecto, este primado a nombre del Patriarcado de Moscú y toda Rusia, decidió en 1927 proclamar su lealtad al gobierno soviético y llamar a la Iglesia exiliada a colaborar con el nuevo orden político. Esta declaratoria de lealtad al régimen soviético tuvo por consecuencia que el clero en el destierro decidiera desconocer la autoridad del Patriarca Sergio haciéndose extensiva en lo futuro a todos los Patriarcas de Moscú, hasta la retractación de la declaración de lealtad), provocando un cisma en la ortodoxia de ese país eslavo.

La persecución religiosa en la Unión Soviética tomó formas diferentes en períodos diferentes; virtualmente, todos los teólogos y demás líderes de la Iglesia ortodoxa rusa fueron deportados durante la década de 1920 o ejecutados en la década de 1930. Para dar una idea cabal de la situación vivida por esta Iglesia, basta mencionar que, entre 1917 y 1937, fueron detenidos 136 000 clérigos de los cuales 95 000 fueron asesinados.

En el período comprendido entre 1917 y 1939 de 80 a 85% de los clérigos de la época pre-revolucionaria desaparecieron. Los templos como la Catedral de San Basilio y las catedrales del Kremlin de Moscú fueron convertidos en museos. Algunos fueron demolidos como la Catedral de Cristo Salvador (erigida en el siglo XIX en señal de gratitud por la victoria sobre Napoleón) y la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, del siglo XVII.

Las cosas mejorarían un poco durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial: en efecto, la invasión alemana del 22 de junio de 1941 hizo que el gobierno soviético «olvidara» por un tiempo el ateísmo del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS, cancelando la propaganda atea. Stalin autorizó a los obispos y sacerdotes a bendecir en ceremonias públicas las banderas de los regimientos que partían al frente; para que ellos sirvieran como capellanes en las Fuerzas Armadas y les administraran los sacramentos a los combatientes. Los templos fueron reabiertos. Muchos obispos y sacerdotes fueron liberados de los gulágs. El 4 de septiembre de 1943 hubo una reunión de Stalin con los metropolitas Serguéi Starogorodski, Alexéi Simanski y Nikolái Yarushévich en el Kremlin para restablecer el Santo Sínodo de Moscú y el patriarcado; la Iglesia colaboró con el gobierno soviético haciendo colectas de dinero para la fabricación de armas, tanques, cañones, etcétera. Muchos clérigos combatieron contra el enemigo.​

Toda esta situación duró hasta la muerte de Stalin, ya que su sucesor Nikita Jrushchov comenzó nuevamente a intensificar la persecución. Sin embargo, el 29 de abril de 1988 hubo una reunión de metropolitas con Mijaíl Gorbachov, en el Kremlin, para celebrar a inicios de junio de ese año el milenario de la cristianización de la Rus de Kiev.  

Época postsoviética

Las conversaciones para la reunificación comenzaron tan pronto se desintegró la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1991 y terminaron el jueves 17 de mayo de 2007 con la firma del «Acta de comunión canónica» entre el Patriarca Alejo II (Patriarcado de Moscú y toda Rusia) y el Metropolitano Laurus (Iglesia rusa en el exilio). Este histórico evento contó con la presencia del presidente ruso Vladímir Putin y otras destacadas personalidades de ese país, poniendo fin a casi 90 años de cisma. La firma tuvo lugar en la Catedral de Cristo Salvador en Moscú reconstruida en 1994 durante el mandato del presidente Borís Yeltsin y en la cual se dieron sus exequias, al morir el 23 de abril de 2007.

Según esta Acta, el Patriarcado de Moscú reconoce la autonomía de la Iglesia ortodoxa rusa en el exterior (ROCOR) en asuntos pastorales, administrativos, patrimoniales, pero en unidad canónica con toda la Iglesia ortodoxa rusa. Para efectos prácticos, la ROCOR elegirá a su primer Metropolitano de acuerdo con su propio reglamento, pero esa elección deberá ser ratificada por Su Santidad y el Santo Sínodo del Patriarcado de Moscú. Por lo que es quien gobierna, Rusia.

Otra cosa interesante es la participación de la Iglesia en los funerales de Borís Yeltsin en 2007, siendo la primera vez que ésta participa en un funeral de Estado desde la muerte del zar Alejandro III en 1894, algo que no sucedió durante la existencia de la extinta Unión Soviética.

En 2007, la Iglesia ortodoxa rusa se organizaba en 142 diócesis con casi 28 000 parroquias (13 000 fuera de Rusia). El clero lo componen unos 30 000 sacerdotes (presbíteros y diáconos) y seminaristas. El clero regular se agrupa en torno a unos 732 monasterios (350 masculinos y 382 femeninos) que acogen a unos 10 000 monjes y monjas. La formación del clero, y de los creyentes, se lleva a cabo en 39 seminarios, 44 preseminarios, 2 institutos teológicos, 6 academias eclesiásticas y 2 universidades ortodoxas.

En diciembre de 2008, el número de diócesis se elevó a 157, incluyendo 203 obispos y 30 670 clérigos. Comparado con el año anterior, el número de escuelas dominicales pasó de 10 141 a 11 051 y el de parroquias de 27 942 a 29 268. Las ermitas son 65. Los monasterios alcanzan 804, incluyendo 142 monasterios masculinos y 153 femeninos en los países pertenecientes a la Comunidad de Estados Independientes y 3 masculinos y 3 femeninos en otros países. Además, existen actualmente 25 monasterios estauropégicos (con directa subordinación al Patriarca de Moscú). El número de escuelas teológicas de la Iglesia ortodoxa rusa llega a 87. La Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia tiene 16 monasterios masculinos y 9 femeninos.

Estructura y organización

La estructura moderna de la Iglesia Ortodoxa Rusa (Patriarcado de Moscú), el procedimiento para la formación de sus órganos de gobierno central y local, sus poderes están determinados por la Carta de la Iglesia Ortodoxa Rusa , adoptada por el Consejo de Obispos el 16 de agosto de 2000 con enmiendas aprobadas en el Consejo de Obispos en los años posteriores. Al igual que las demás iglesias ortodoxas, el gobierno de la Iglesia Ortodoxa Rusa es episcopal, es decir, que divide su territorio en diócesis (llamadas eparquías) encabezadas por un obispo (eparca); las diócesis a su vez se dividen en parroquias. La Diócesis Urbana de Moscú es también la sede del Patriarca de Moscú y todas las Rusias, para junio de 2012, había 261 eparquías en todo el mundo.

Algunas eparquías se organizan en exarcados (como Bielorrusia) y desde 2003, en distritos metropolitanos (como Kazajistán y Asia Central). Así mismo, en algunos países de la extinta Unión Soviética cuenta con algunas iglesias internas con distintos grados de autonomía, pero que a nivel legal son iglesias separadas.

El nivel más alto de autoridad en la Iglesia ortodoxa rusa es ejercido por el Consejo Local, que comprende a todos los obispos, así como representantes de los clérigos y laicos. Otro órgano de poder es del Consejo Episcopal. En los períodos comprendidos entre los Consejos de las más altas facultades administrativas son ejercidas por el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que incluye siete miembros permanentes y está presidida por el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Primado del Patriarcado de Moscú.

Patriarca

El rango de patriarca es vitalicio. Sólo un obispo de la Iglesia Ortodoxa Rusa que tenga al menos 40 años y tenga una educación teológica superior y suficiente experiencia en la administración diocesana puede ser candidato para la elección del patriarca; la cuestión de la ciudadanía (ciudadanía) no está estipulada en la Carta de la Iglesia. El derecho de juicio eclesiástico sobre el patriarca, así como la decisión de deponerlo, pertenece al Consejo de Obispos. En caso de muerte del patriarca o de imposibilidad de cumplir sus funciones (jubilación, estar bajo la jurisdicción de la iglesia, etc.), el Santo Sínodo, presidido por el miembro permanente más antiguo del Santo Sínodo por consagración, elige inmediatamente de entre sus miembros permanentes un locum tenens al trono patriarcal. El procedimiento para elegir un locum tenens es establecido por el Santo Sínodo.

Como obispo gobernante de la Diócesis Urbana de Moscú, el patriarca tiene importantes poderes generales administrativos eclesiásticos: junto con el Santo Sínodo, convoca Consejos de Obispos y reuniones del Santo Sínodo, en casos excepcionales -Consejos locales-, presidirlos. Es responsable de la ejecución de las decisiones de los Concilios y del Santo Sínodo; emite decretos sobre la elección y el nombramiento de obispos diocesanos, jefes de instituciones sinodales, obispos vicarios, rectores de escuelas teológicas y otros funcionarios designados por el Santo Sínodo; otorga a los obispos títulos establecidos y los más altos honores eclesiásticos; premia a clérigos y laicos con premios eclesiásticos ; aprueba la concesión de títulos académicos.​

El Patriarcado de Moscú, es una institución de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que une las estructuras dirigidas directamente por el patriarca.​ El patriarca es el archimandrita del monasterio de la Trinidad y San Sergio, así como una serie de otros monasterios que tienen el estatus de estauropégico. En cuanto a las relaciones exteriores, el patriarca “se comunica con los primados de las Iglesias ortodoxas en cumplimiento de las decisiones de los concilios o del Santo Sínodo, así como en su propio nombre. Representa también a la Iglesia Ortodoxa Rusa en las relaciones con los más altos órganos del poder y la administración del Estado.

Desde el 1 de febrero de 2009, el primado de la Iglesia es el Patriarca Cirilo de Moscú y todas las Rusias, elegido para el trono patriarcal el 27 de enero del mismo año en el Consejo Local de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Desde el 6 de diciembre de 2008 hasta su elección como patriarca, fue el locum tenens del trono patriarcal.

Santo Sínodo

El Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa consta de un presidente, el Patriarca (o locum tenens); nueve miembros permanentes y cinco temporales, obispos diocesanos. Los siguientes jerarcas son miembros permanentes del Santo Sínodo (por departamento o cargo):

  • Metropolitano de Kiev y Toda Ucrania.
  • Metropolitano de Minsk y Zaslavl, Exarca patriarcal de toda Bielorrusia.
  • Metropolitano de San Petersburgo y Ladoga.
  • Metropolitano de Krutitsy y Kolomna.
  • Metropolitano de Chisináu y de toda Moldavia.
  • Metropolitano de Astaná y Kazajistán.
  • Metropolitano de Asia Central.
  • El Presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas-
  • El gerente de asuntos del Patriarcado de Moscú.

En 2011, el Metropolitano de Astaná y Kazajistán y el Metropolitano de Asia Central fueron incluidos entre los miembros permanentes del Sínodo. Los miembros temporales son llamados a sesiones semestrales de entre los obispos diocesanos en orden de prioridad. Por regla general, las sesiones del Sínodo son cerradas. Los asuntos en consideración se deciden por votación general, por mayoría de votos. No se permite la abstención al votar.

El 26 de junio de 2008, el Consejo de Obispos aprobó el “Reglamento sobre el Tribunal Eclesiástico de la Iglesia Ortodoxa Rusa”  y los cambios propuestos a la Carta de la Iglesia Ortodoxa Rusa, según los cuales el sistema judicial de la Iglesia Ortodoxa Rusa incluye 3 instancias: tribunales diocesanos, el tribunal eclesiástico general y el tribunal del Consejo Episcopal, así como instancias eclesiásticas judiciales superiores de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero e iglesias autónomas.

Las áreas específicas de los asuntos generales de la iglesia están a cargo de las instituciones sinodales, las cuales son creadas o abolidas por decisión de los Consejos Locales o Episcopales por el Santo Sínodo. La institución sinodal más grande es el Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas, que desempeña un papel de liderazgo en todos los contactos del Patriarcado tanto en el extranjero como dentro de la Federación Rusa . Según el Capítulo XIV de la Carta de la Iglesia Ortodoxa Rusa, «la máxima autoridad eclesiástica ejerce su jurisdicción» sobre las «instituciones eclesiásticas en el lejano extranjero» a través del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas. Desde el 31 de marzo de 2009 también existe una Secretaría (desde el 26 de julio de 2010 una oficina) del Patriarcado de Moscú para las Instituciones en el Extranjero, «para ayudar al Patriarca de Moscú y de Toda Rusia en la implementación del cuidado canónico, archipastoral, administrativo, financiero y económico de las instituciones extranjeras de la Iglesia Ortodoxa Rusa».

Estructura

Las jurisdicciones autónomas de la Iglesia Ortodoxa Rusa (desde febrero de 2011)​ e iglesias autónomas, exarcados, distritos metropolitanos, diócesis, instituciones sinodales, decanatos, parroquias, monasterios, cofradías, hermandades, instituciones educativas religiosas, oficinas de representación que constituyen canónicamente el Patriarcado de Moscú son:​

  • Dos iglesias autónomas: la Iglesia Ortodoxa Japonesa y la Iglesia Ortodoxa China (esta última dejó de existir a fines de la década de 1960).
  • Una iglesia con autogobierno, con derechos de amplia autonomía: la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.
  • Cuatro iglesias con autogobierno: la Iglesia Ortodoxa de Moldavia, la Iglesia Ortodoxa Letona, la Iglesia Ortodoxa de Estonia y la Iglesia Ortodoxa Rusa Fuera de Rusia.
  • Cuatro exarcados: la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa, el Exarcado Patriarcal del Sudeste Asiático, el Exarcado Patriarcal de Europa Occidental y el Exarcado Patriarcal de África.
  • Dos distritos metropolitanos: Distrito Metropolitano de Kazajistán (Iglesia Ortodoxa de Kazajistán), Distrito Metropolitano de Asia Central (Iglesia Ortodoxa de Asia Central).
  • Una archidiócesis con un estatus especial: la Archidiócesis de Europa Occidental para las parroquias de la tradición rusa.

Y una iglesia con autocefalía no reconocida por el Patriarcado Ecuménico, que la considera parte de la Iglesia Rusa:

  • Iglesia Ortodoxa en América

Relación subordinada a los poderes del Estado

En todos los países poscomunistas, la religión sirve como medio para recuperar la identidad perdida y recuperar el patrimonio y la memoria histórica olvidados, todo lo cual forma parte de la identidad nacional. Sin embargo, en los países donde la mayoría de los creyentes pertenecen a la Iglesia Ortodoxa (“Ortodoxo” es la traducción de la palabra eslava pravoslavie, que significa “fe auténtica”), la religión desempeña un papel clave de legitimación política. El fenómeno tiene profundas raíces históricas, entre las que destacan la autocefalia de las iglesias nacionales y el sistema millet.

En la época medieval, los países de religión cristiana ortodoxa marcaron su independencia respecto al Imperio Bizantino mediante la autocefalia de sus iglesias. Los serbios, por ejemplo, remontan la creación del Estado serbio independiente a la consecución de la autocefalia de la Iglesia Ortodoxa Serbia en 1219, lo que supuso una declaración de independencia frente a Bizancio. La Iglesia Ortodoxa Rusa recibió el estatus de iglesia autocéfala en 1448 y rápidamente se proclamó la “Tercera Roma”. Desde la caída de Constantinopla en 1453, los rusos creyeron ocupar el papel de protectores de los cristianos ortodoxos y de su fe, en parte porque ya en 1472 el zar Iván III se casó con Sofía Paleóloga, heredera del Imperio Bizantino y sobrina del último emperador, Constantino XI. Su matrimonio se presentó como un rito de incorporación de la herencia de Bizancio a Rusia y de la legitimación de Moscú como nueva capital de los cristianos ortodoxos.

El sistema millet fue creado por el Imperio Otomano que dominó a los países de religión ortodoxa entre los siglos XV y XIX. El término millet fue utilizado para referirse a grupos religiosos minoritarios legalmente protegidos, en forma similar a como en otros países se utilizaba la palabra “nación” (la propia palabra millet proviene de árabe millah y literalmente significa “nación”). De esta manera la identidad nacional y la identidad religiosa aparecían ya como idénticas, aún antes de la creación de Estados nación independientes de los imperios.

Compartelo:
  • Facebook
  • Twitter
  • Google Bookmarks
  • Add to favorites
  • email

Enlace permanente a este artículo: https://www.defensa-nacional.com/blog/?p=16742

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.