La Institución con la formación de las Clases de Tropa no se apropia de todo el beneficio creado puesto que, como consecuencia de la mejora de esas habilidades y conocimientos, se producirán fugas de capital humano generado por la decisión de algunos soldados a beneficiarse de ella en el mercado laboral motivado por una mayor remuneración en el mercado laboral. No obstante, aumentaran los flujos entre Sociedad y Ejército que creará una espiral de conciencia nacional y aumentará el prestigio de los profesionales como consecuencia de este flujo.
– Capital humano específico versus genérico. Cuando la formación da como resultado un aumento del valor del profesional sólo para su puesto de trabajo actual, nos encontramos con un capital humano específico de la Institución. En este caso, su salario no se verá alterado, ya que su valor para otras empresas no ha variado.
En el extremo opuesto nos podemos encontrar que, como consecuencia de la formación obtenida, el valor de un soldado para otras organizaciones es incluso mayor que para la Institución, lo que puede hacer que otras organizaciones compitan en el mercado de trabajo por obtener los servicios de estos soldados, lo que es bueno para los Ejércitos en todos los sentidos. En este caso la formación de capital humano genérico supone la obtención de unos conocimientos y habilidades que son tan valiosas para el Ejército como para los competidores en el mercado de trabajo, por lo que si el salario no se ve alterado en nuestra organización habrá que ofrecer a las Clases de Tropa unos beneficios intangibles como el valor de adquirir experiencia en los nuevos conocimientos incentivando que estos soldados cambien de puesto de trabajo dentro de la Institución.
Ahora bien, simplemente porque las habilidades son usadas por otras empresas y organizaciones civiles en el mercado laboral, no debe pujarse por los salarios de los profesionales. En esta dirección, se habrá de tener en cuenta otros factores, como los siguientes:
– Inexistencia de alternativas de empleo. La institución puede tomar decisiones estratégicas como dónde trasladar a los profesionales, dónde ubicar sus Unidades para minimizar los incrementos salariales de la Tropa que posee habilidades que son, en principio, valiosas para otras empresas.
– Las habilidades ocultas y el problema de la selección adversa. Si el Ejército proporciona formación a las Clases de Tropa en habilidades genéricas debe preocuparse por la posibilidad de que los instruidos o adiestrados usen ese conocimiento para irse con lo aprendido. Sin embargo , la credibilidad de tal amenaza depende de que las otras organizaciones potenciales puedan discernir acerca del profesional militar y sus nuevas habilidades que, nos guste o no es lo que se ha pretendido por Ley con los contratos de larga duración hasta los 45 años.
– La inercia y la lealtad. Los mercados de trabajo en el mundo real no están sujetos a los salarios como se puede pensar. Con el tiempo, los militares de Tropa apuestan por permanecer en su lugar de trabajo actual, ya que el traslado de la familia, el que la pareja encuentre un nuevo puesto de trabajo, la pérdida de los viejos amigos y los compañeros, y la simple lealtad, pueden convertirse en un coste fijo difícil de compensar.
Enrique Area Sacristán.
Teniente coronel de Infantería.
Doctor por la Universidad de Salamanca.