Esta cabecera del artículo es, en parte, un proverbio que significa hablar con franqueza y llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos ni expresiones elípticas. Con lamentable frecuencia el lenguaje político —y singularmente el diplomático— acude a giros y a rodeos eufónicos para expresar ideas que de otra manera sonarían duras. La simulación y la disimulación forman parte, desde remotos tiempos, del arte de la política. Ya lo dijo hace cinco siglos Luis XI de Francia: “quien no sabe disimular no sabe reinar”.
Como casi todos los proverbios, este es anónimo. José María Sbarbi lo ha recogido en su «Gran Diccionario de Refranes» y Ramón Caballero en su «Diccionario de Modismos». La Real Academia Española también lo ha incorporado al «Diccionario de la Lengua Española» para dar a entender que uno ha dicho una cosa con claridad.
Es probable que la expresión provenga de la que trae Sebastián de Covarruvias en su «Tesoro de la Lengua Castellana», publicado en el año 1610 y cuyo uso fue muy extendido en los siglos XVII y XVIII: “pan por pan y vino por vino” para significar “hablar llanamente”.
Y ahora me van a permitir que les aclare por qué llamo a Don Pedro Sánchez, el Sr. Presidente del Gobierno, Rey Etéocles.
«Luchaban a muerte por la Corona y el Poder en Tebas (Grecia) los dos hijos de la Reina Yocasta, Etéocles y Polinice, y la madre, naturalmente, quiso frenar aquella lucha fratricida, porque sabía que venciese el que venciese era la muerte de su corazón de madre. Entonces los reunió, les rogó y les imploró que abandonasen las armas y se dieran un abrazo de hermanos. Fue inútil. Porque ambos querían el Poder. «Reina, pues entre el odio de tus vasallos – le dice Polinice a Eteocles, que era el más fuerte– Poder aborrecido nunca se retiene mucho tiempo» (y es que Etéocles había sembrado ya de sangre la ciudad con los cadáveres de sus enemigos). «Hermano, tú vete al destierro porque nunca tendrás la Corona con palabras y diálogo. Los pueblos sólo respetan a los que temen…» y la madre le corta y le dice: Pero, hijo, ¿estás dispuesto a arrojar al fuego a tu patria, a matar a tu hermano, a sacrificar a tu familia y a tu pueblo? «Sí madre -responde Etéocles muy serio– porque el poder a cualquier precio jamás es caro».
Llevo semanas pegado a las pésimas noticias del televisor, a Internet y leyendo periódicos viendo lo que está sucediendo en España y he llegado a una conclusión: esto ya no es «un cachondeo» esto es «un drama». Porque aquí nadie dice ni se dice a sí mismo la verdad. Y todo son recursos para guardarse las espaldas o hacer méritos. Mienten el Gobierno y el PSOE, quieren guardar la espalda el PP y VOX, quieren esconder la verdad el señor Otegui y compañía (ETA para las urnas que vienen). Mienten como bellacos los políticos y lo manipula todo la Prensa. Esto es una tragedia.
Señores de la oposición, periodistas, tertulianos, empresarios, votantes, pueblo español… el Señor Sánchez y Pérez Castejón es el Rey Etéocles en persona, el hombre que por llegar a la Moncloa pactó con los enemigos de su patria y el hombre que por seguir en la Moncloa es capaz de vender su alma al diablo (Da la impresión que se reúne mucho con unos amigos que se llaman Lucifer, Belcebú, Artaroch, Satanachia, Lucifogo, Marbás, Buer, Sargatanás, Nebirós y Satanás).
¡Y no se pregunten más qué va a hacer con Cataluña, Vascongadas o BILDU¡ Porque eso depende. Si ve que gana las elecciones, sea lo que sea, lo hará… si ve que concediéndoles la autodeterminación las gana, lo hará… ¡Y a él que le importa esto o aquello! España, ¿y eso qué es? El poder y la Moncloa.
Esto sólo tiene la solución que hace unos años pedía el gran Pedro J. Ramírez en una de sus «pastorales» de «El Mundo»: «Por desgracia y tal como se está poniendo esto, España necesitará que las próximas urnas le traigan como mínimo un Sargento de Hierro y, a ser posible, un comandante de Acero».
Y lo dicho: Al pan por pan y al vino por vino.