En 1909, la enciclopedia The century dictionary (editada en Nueva York) publicó la siguiente definición:
Misandria: Odio hacia los varones; mala opinión acerca de los varones, considerados como injustos y opresivos hacia las mujeres.
El vocablo reapareció en 1946 en la revista británica Scrutiny para referirse a mujeres que se defienden de la misoginia fingiendo misandria. Eran tiempos de postguerra en los que la vuelta de los soldados a sus hogares, con la nostalgia del arquetipo femenino tradicional de la mujer, logró que se redefiniera el arquetipo «ángel de hogar» incitando a las mujeres a abandonar su profesión para dedicarse en exclusiva a las labores domésticas.
En 1947, Paul Nathanson y Katherine Young afirmaron que la misandria convierte a los varones en los chivos expiatorios de todos los males sociales y a las mujeres en las víctimas oficiales responsables de todo lo bueno. Los propios autores afirman en el prefacio del libro que su método no es científico y que, no siendo sociólogos ni psicólogos, no se apoyan en encuestas ni en cuestionarios.
En 1960 B. Kayepublicó un libro en el que calificó como misandria la tradicional resistencia al matrimonio por parte de las mujeres en la cultura de la provincia china de Cantón, en la que las hijas se consideran una carga hasta el extremo de justificarse el aborto en China y la muerte de las recién nacidas.
El término nuevamente aparece en 1978 cuando el diario The Observer, en una cita al Oxford English Dictionary, definió misándrico, ca como lo contrario a misógino, na. A finales de los años sesenta emergió un nuevo feminismo, el Movimiento de Liberación de las Mujeres, uno de cuyos motores fue la creación de los miles de pequeños grupos de CR (consciousness raising, ‘proceso de concienciación’).
En 1993 el periódico The Guardian aseguró que el sujeto de la acción podía ser varón o mujer. Un poco más tarde, en 1994 The New York Times utilizó el término como algo propio de mujeres feministas.
Por su parte, la International encyclopedia of men and masculinities (2007) definió «misandria», en el primer párrafo, aludiendo al odio hacia los varones sobre una base genotípica. En el segundo párrafo se hace referencia a que el concepto está ganando apoyo entre grupos de varones que luchan contra lo que consideran leyes de divorcio que protegen injustamente a las mujeres y discriminan a los varones.
En el contexto de los feminicidios en Ciudad Juárez, el Estado de México dictó en 2008 una norma de prevención del acoso laboral (o mobbing) que incluye la definición de misandria entre el glosario de términos. Misandria es ―a efectos de acoso laboral y de promoción de la igualdad― «Fenómeno psicológico que se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio de las mujeres hacia los varones y, en general, hacia todo lo relacionado con lo masculino. Se expresa en actos verbales y/o físicos violentos».
Es lo que se desprende de la utilización del lenguaje cuando hablan de Feminismo, práctica iniciada por los Sindicatos y posteriormente por los partidos políticos, incluso se ha sumado al carro el Partido Popular el que nunca se había pronunciado ni participado en manifestaciones de tal signo, o en la defensa del Feminismo, doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.
Repasemos la Historia, en el Antiguo Régimen la desigualdad jurídica de los miembros de la sociedad era la norma. Nobles y clérigos gozaban de privilegios (exención fiscal, monopolio de los altos cargos públicos, leyes y tribunales especiales) vedados a la gran mayoría de la población (el tercer estado o estado llano). Así como otra característica clave era la ausencia de derechos políticos (voto) y libertades (expresión, reunión, religión). En el caso de las mujeres se incrementaba a todo lo anterior su función social, que se circunscribía a lo doméstico, a las labores de la casa, de la procreación y del cuidado de los hijos; y su subordinación legal al hombre, padre o esposo.
El movimiento feminista moderno surgió en Gran Bretaña y en EEUU, en la primera en 1870, impulsado por mujeres de clase media de ideas próximas al liberalismo, era un movimiento netamente sufragista, siendo el primer país en lograr el voto femenino Nueva Zelanda, en 1893.
En 1931 el parlamento español concedió el sufragio femenino gracias a la lucha de Clara Campoamor, y el 19 de noviembre de 1933 pudieron acudir a las urnas, mucho antes que en Francia e Italia (ambas en 1945).
Tras la guerra civil, el Estado franquista decidió liberar a las mujeres del taller y la fábrica, a las profesionales de clase media les cerraron todos los puestos de trabajo. Se suprimió la educación mixta, se creó la Sección Femenina de la Falange, encargándose de enseñar a la mujer su verdadero papel. Durante el desarrollo económico de la 2ª mitad de los 60, se adoptó en algo la incorporación legal al trabajo, que duró hasta la muerte del dictador y muchas ya trabajaban en la economía sumergida por necesidad, dado que la mayor parte de la normativa laboral vigente contenía la condición del abandono del trabajo al casarse, así como la prohibición de que las mujeres ejercieran profesiones, como abogada del Estado, notaria o diplomática, o en las Cortes franquistas, donde no había mujeres.
El feminismo como tal surgió en España en la década de los 70, por la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos, con demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado (…).
Volvamos a la Historia, en julio de 1855 se inició en Cataluña por la nueva clase social que soportaba unas condiciones laborales muy precarias (jornadas de 15 h. diarias, ruidos, temperaturas extremas, ambientes cerrados, despido libre, rebajas salariales en época de crisis, miserables condiciones en la vida familiar, contratación de niños en las minas por su facilidad y pequeñez para introducirse en pequeños reductos, contratación de mujeres principalmente por su carácter sumiso). Huelga que consiguió: Libertad de Asociación, horario laboral estable, limitación despido libre, fin de la contratación de niños hasta cierta edad, educación obligatoria hasta los 9 años -de esta manera se evitaba el abandono de los niños y las madres estaban obligadas a su cuidado-), así como el inicio de reivindicaciones para superar y mejorar las condiciones sociales de la clase trabajadora.
«El feminismo como tal surgió en España en la década de los 70, por la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos, demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado (…).»
Gran victoria de la nueva clase social que emergió en todos los países -el Proletariado-, e inicio del sindicalismo que se materializaría inmediatamente, que defendía a hombres y mujeres, aunque éstas ya tuviesen un lapsus de tiempo temporal para el cuidado de sus hijos siempre que estuviesen casadas, aunque sin remuneración. Por ello no comprendo la utilización sistemática tanto por sindicalistas y políticos del género masculino y femenino en sus locuciones públicas cuando se puede considerar muchos de dichos términos, neutros.
Los Sindicatos tienen una meta como es la de conseguir beneficios e igualdad de toda la clase trabajadora sin distinción de sexos. Los políticos cumplir con la ciudadanía en las promesas predicadas en sus programas.
En este artículo se pueden observar la aparición de neutros claramente femeninos para definir a ambos géneros, pero existen muchos más, como policía, nacionalista, maquinista, judoca, futbolista…, ningún varón se siente ofendido por estos términos femeninos, ni los tachan de sexistas.
Nadie de ningún género debe sentirse ofendido por utilizar nuestro rico lenguaje donde el neutro (masculino y femenino) es muy importante, son palabras que no tienen contraposición con otra del género opuesto. Pero personajes públicos lo utilizan de manera zafia para que no le tilden de utilizar lenguaje sexista y ser señalado como misóginos, sin caer en la cuenta que tienden a enardecer la misandria, término referente a la aversión hacia los varones o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar al varón en todo lo considerado como masculino, incluso en el idioma.