Leí algo así como que los Vettones «arrojaban» sus heces en honor a algún dios. Ya puestos… ¿puede ser que fuera una costumbre que se practicara también en la península ibérica? ¿podría ser el origen de nuestro «me cago en dios»?. Aunque parece una pregunta vulgar, no deja de ser interesante.
Encontré un doble significado del término escatología que resulta interesante para comprender esta, a primera vista, vulgaridad.
Escatología (Del gr. ἔσχατος, último, y -logía).
1. f. Conjunto de creencias y doctrinas referentes a la vida de ultratumba.
Escatología2. (Del gr. σκῶρ, σκατός, excremento, y -logía).
1. f. Tratado de cosas excrementicias
Félix Duque, en «La estrella errante. Estudios sobre la apoteosis romántica de la historia», Akal, Madrid, 1997, pp. 173-195, dice:
“Más allá de todo movimiento, intempestivo o no, se levanta, en fin, solemne o miserable, en el imaginario colectivo de Occidente la escatología: el vislumbre de lo que está al otro lado del tiempo y, a la vez, de los desechos, de la basura que no da la talla para ser situada en el tiempo. Porque «nosotros» (los que sentimos y pensamos en castellano) ya no distinguimos entre ambos respectos. Y quizá no sea casual esta falta de tacto. Hablamos de lo “escatológico” para referirnos, ora a la vida de ultratumba (a partir del griego éschatos: “último”), ora a los excrementos y desechos (a partir del griego skatós: “excremento”). Más aún: el primer sentido parece haber sido retirado de la circulación y uso del idioma en favor del segundo. Nuestros técnicos y expertos llegan a hablar de la basura como “materia” que no está en el lugar apropiado. Como en un gigantesco holograma también el tiempo y sus cortes, sus retrocesos y avanzadillas, parecen haber sido recusados en nombre de un espacio único en el que todo ha de ser aprovechable. Todo. También los desechos, reciclables, biodegradables. Basta ubicarlos en un lugar adecuado, en un depósito desde el que serán llevados a la planta de incineración, incluyendo en tales plantas la higiénica y ecológica incineración de cadáveres. Ya en la inolvidable novela Contrapunto, de Aldous Huxley, abogaba el científico por prácticas similares, para que nuestros restos pudieran servir de abono del que crecieran, pujantes, nuevas fuentes de alimentación. También Soylentgreen, el film de Richard Fleischer, presentaba con tonos apocalípticos esta ingestión por parte de los vivos de la carne, conveniente y técnicamente aderezada, de los muertos. En esta homofagia, en esta escatofagia salen a la luz viejos recuerdos de ritos olvidados: la bebida de las cenizas, mezcladas con licores extraídos de raíces o frutos, de miembros -ya inútiles por viejos, o sea por improductivos- de la tribu garantizaba el vigor incrementado de los supervivientes. Así, el excremento se convertía en incremento: la debilidad, en fuerza. Incluso las prácticas canibalísticas, en las que se consumían los miembros del enemigo muerto según la función y el rango de tales miembros, apuntaban a una extraña redención, a una assimilatio post mortem. La lucha y la matanza quedaban así justificadas, revestidas del sentido sagrado de una ulterior religatio, en la que los enemigos en el combate se fundían en una sola carne.”
Defiende también el autor, Felix Duque, que el rito cristiano es en su propia esencia una ceremonia escatológica en su más pura concepción. De hecho, a Ageo y Zacarías se les llama profetas escatológicos.
Se atribuye a San Francisco de Asís una frase de oración en la que ruega a Cristo que le premie con sus excrementos. Sólo he encontrado referencias de la frase en la obra “Cagarse en Dios” que levantó tanta polémica recientemente, puesta en boca de Santa Catalina, vestida de enfermera.
Sí he encontrado referencias en otros cultos y civilizaciones:
«Culto egipcio al escarabajo pelotero. Khepri – Khephre- Khepera- Jepri»
«El escarabajo tiene varios significados; el principal es el de la «auto creación» porque los egipcios pensaban que el animal nacía por sí mismo a partir de una bola de estiércol. Jeper (nombre egipcio del escarabajo pelotero) significa «llegar a ser». El ciclo vital en el caso de los escarabajos coprófagos ayudó a fundamentar el mito gracias a su relación con el excremento, materia innoble, pero elemento más o menos mágico en las primitivas culturas agrícolas a las que no pasó desapercibido su efecto revitalizador sobre las cosechas. Otras costumbres ayudaron a confirmar estas ideas: el enterramiento del animal en el suelo y su aparente muerte (reforzada especialmente en el caso de la ninfa, de extraordinario parecido con la momia en su sarcófago) y su posterior renacimiento y emergencia, incluyendo la coincidencia temporal con la crecida del Nilo (otro elemento fundamental en las actividades agrícolas)…
El escarabajo fue equiparado con el dios Atum (dios creador) y más tarde, con el dios solar Ra, pues se consideraba que el coleóptero, después de crear una forma perfecta (la esfera) del caos, la empujaba como Ra empuja la esfera solar a través del cielo todos los días. A ello ayudan circunstancias como que estos escarabajos son de actividad matinal, que Oriente —por donde se pone el sol— es el reino de los muertos y el escarabajo termina enterrándose en el suelo (otro trasunto del citado reino) y algunos rasgos morfológicos del animal como las protuberancias de la cabeza que parecen rayos solares y que, de nuevo, lo vincula a la teofanía solar. No es extraño que hayan llegado hasta nosotros miles de escabaeos y otros pequeños y poderosos amuletos, así como una rica variedad de símbolos y representaciones».
Dioses agrícolas:
«En Eleusis se practicaban unos ritos que en muchos aspectos fueron más importantes que la religión oficial griega, la de los dioses del Olimpo. La religión oficial había sido modelada en gran parte a gusto de los grandes señores, pero aportaba poco al hombre común. Los Misterios Eleusinos eran probablemente un resto de la religión arcaica de Grecia. Los iniciados tenían prohibido revelar nada sobre ellos bajo pena de muerte. Estaban relacionados con ciertos dioses agrícolas, con el grano que muere en otoño, pero deja una semilla que le hace renacer en primavera. Al principio debieron de ser ritos para garantizar buenas cosechas, pero más tarde se aplicaron sus principios de muerte y resurrección a los hombres, de modo que quien participaba en los ritos moriría y resurgiría otra vez en otro mundo. La religión olímpica, en cambio, sólo ofrecía a los muertos un Averno desolador.»
Yahvé:
Ezequiel 4:15 «está bien me respondió, te doy permiso para que hornees tu pan con excremento de vaca en vez de excremento humano.»
Desde luego, hay materia.
Teniendo en cuenta que los celtas formaban una sociedad agrícola y pastoril, no es descabellado pensar que, igual que algunas culturas pastoriles de África, aún en la actualidad, le diesen una importancia fundamental al excremento de los ganados, que servirían de abono para las cosechas y, ocasionalmente, como combustible y ligazón de elemento constructivo.
Por otra parte, refiriéndonos al excremento humano, es de suponer que los druidas, en su función médica, tendrían muy en cuenta los excrementos de las personas para diagnosticar ciertos males y prescribir remedios, lo que haría el material tremendamente importante.
Se atribuye a los Vettones la costumbre de frotarse con orines la piel expuesta a la intemperie, supongo que para evitar que se cuarteara en los días de mucho frío. Hay un foro en Celtiberia en el que se trata el asunto.
Siguiendo con la escatología, a mí me llama la atención la estrecha relación de los excrementos con la risa; también parece existir una relación con el fuego, pero ésta es menos clara, de momento.
Es notable que la caca, culo, pedo, pis, provoque universalmente una hilaridad inmediata, no sólo en niños, también en los adultos, y hay quien defiende que lo que verdaderamente distingue al hombre de los animales es la risa. Quiero decir que la risa tiene un sentido mágico y lo escatológico es un detonante instantáneo.
Desde esta última acepción, podemos dedicar lo escatológico a los miembros del Gabinete para que sepan lo que pensamos los españoles sobre su gestión de los problemas de España: caca, culo, pedo, pis; aunque en este caso no es hilaridad lo que produce sino una seria preocupación.