En las primeras 24 horas de la operación militar rusa en Ucrania, se debieron destruir, deducido de la falta de respuesta posterior durante la defensa y la falta de noticias por parte de Ucrania al respecto de esta, todas las capacidades de interceptación de radares terrestres ucranianos. Sin estos radares, la fuerza aérea ucraniana perdió su capacidad de interceptación aire-aire, muy relativa dada la diferencia de capacidades de los Ejércitos del Aire de ambos países.
Durante las tres semanas siguientes, Rusia estableció una zona de exclusión aérea de facto sobre Ucrania. Aunque sigue siendo vulnerable a los misiles tierra-aire, MANPAD, suministrados a los ucranianos por Estados Unidos y los países de la OTAN, no hay indicios de que Rusia haya tenido que reducir sus operaciones aéreas de combate. Se ha de aclarar que un sistema de defensa aérea portátil, MANPADS o MPADS por sus siglas en inglés son misiles tierra-aire lanzados desde el hombro. Normalmente son armas guiadas y son una gran amenaza para la aeronaves en vuelo bajo, especialmente los helicópteros.
También llamó la atención la llegada de Rusia a Kiev a los tres días de la invasión. Los nazis tardaron siete semanas en llegar a Kiev durante la Operación Barbarroja, 1941, y otras siete semanas en someter la ciudad. Los nazis tenían la ventaja de no escatimar esfuerzos para evitar víctimas civiles y estaban ansiosos por destruir la infraestructura esencial.
Sin embargo, muchos supuestos expertos militares y especialistas de los medios de información de occidente afirmaron que Rusia estaba empantanada. Cuando se posicionó durante más de una semana al norte de Kiev, una zona de 24 millas (ó 40 millas, dependiendo de la fuente de noticias), quedó claro que la capacidad de Ucrania para lanzar operaciones militares significativas había sido eliminada. Si su artillería estaba intacta, esta columna era presa fácil para la destrucción masiva. Esto no ocurrió. Además, si los ucranianos tuvieran una capacidad viable de ala fija o rotatoria, deberían haber destruido esta columna desde el aire. Esto no ocurrió. O, si tuvieran una capacidad viable de misiles de crucero, deberían haber hecho llover el infierno sobre la columna rusa supuestamente bloqueada. Eso no ocurrió. Los ucranianos ni siquiera montaron una emboscada significativa de infantería contra la columna con sus Javelin americanas recién suministradas.
La escala y el alcance del ataque ruso son notables. En tres semanas conquistaron un territorio mayor que la masa terrestre del Reino Unido. A continuación, llevaron a cabo ataques selectivos contra ciudades e instalaciones militares clave. No hemos visto ni un solo caso en el que una unidad ucraniana del tamaño de un regimiento o brigada haya atacado y derrotado a una unidad rusa comparable. Por el contrario, los rusos han dividido el ejército ucraniano en fragmentos y han cortado sus líneas de comunicación. Los rusos están consolidando su control de Mariupol y han asegurado todos los accesos al Mar Negro. Ucrania está ahora aislada hacia el sur y el norte.
Señalar que a Estados Unidos le costó más capturar tanto territorio en Irak en 2003, cuando luchaba contra una fuerza militar mucho más pequeña y menos capaz. Así que esta operación rusa debería causar preocupación a los dirigentes militares y políticos occidentales.
La noticia llegó la tercera semana de la “operación especial” con los ataques de misiles rusos a las bases de facto de la OTAN en Yavoriv y Zhytomyr. El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov indicó que, en la operación contra Zhytomyr, la aviación utilizó misiles hipersónicos Kinzhal, cuyo uso en el conflicto de Ucrania fue anunciado por primera vez el sábado 19 de marzo.
La OTAN realizó un entrenamiento de ciberseguridad en la Base Militar de Zhytomyr en septiembre de 2018 y describió a Ucrania como un “socio de la OTAN”. La Base de Zhytomyr fue destruida por misiles hipersónicos el sábado 19 de marzo.
Yavoriv sufrió un destino similar el pasado domingo 20 de marzo. Era el principal centro de entrenamiento y logística que la OTAN y el EUCOM utilizaban para suministrar cazas y armas a Ucrania. Muchos militares y civiles de la base resultaron heridos. Se cree que más de un centenar de efectivos británicos, se encontraban estacionados antes de la invasión principalmente en Yavoriv, en la región de Lviv; estaban desplegados en el país junto con fuerzas polacas, estadounidenses y canadienses.
Konashénkov sostuvo que la base militar destruida era usada como centro de entrenamiento para los combatientes extranjeros, que estaban acompañados por militares ucranianos.
Según el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, desde el inicio de la operación militar especial en el este de Ucrania, las fuerzas de su país habrían destruido a fecha de 20/MAR/2022, 207 drones, 1.467 tanques y otros vehículos blindados, 148 lanzacohetes múltiples, 573 piezas de artillería de campaña y morteros, y 1.262 vehículos militares especiales.
Según el gobierno ucraniano los rusos habrían sufrido pérdidas, hasta la misma fecha, de 374 tanques y 1.226 vehículos de combate blindados. Esto daría un total de 1.600.
Las fuentes de información estadounidenses dan un valor relativo a las informaciones del gobierno ucraniano, calculando un 8% a 10% de pérdida de capacidad de combate de las Unidades rusas, es decir, sobre el terreno y confirmado por ellos, en 184 tanques y más de 380 de otros vehículos blindados (un total de 564).
No comunica información de las pérdidas del Ejército ucraniano aunque, muy posiblemente, están infladas por el Gobierno ruso como parte de la Guerra de Información.
El ejército estadounidense toma como regla general que un 30% de pérdidas es suficiente para destruir efectivamente un BTG, pero los comandantes rotarán las unidades y las sacarán de la línea de batalla para evitar que un determinado BTG se desmorone, cuando sea posible.
Las campañas militares en curso, la “operación especial técnico-militar” rusa, como la denominó Putin, se caracterizan algunas veces metafóricamente como pantanosas, debido a varios factores tales como, una pequeña esperanza de victoria por parte del adversario, objetivos pobremente definidos y/o una estrategia para salir nada clara. Normalmente se usa de manera peyorativa para describir, en opinión del que lo usa, operaciones mal planeadas y que se encuentran mal encaminadas. Su uso en debates políticos surgió durante la Guerra de Vietnam. Activistas, comentaristas, y expertos que lo usen, pueden escogerlo específicamente para aludir al conflicto de Vietnam y a la Invasión de Irak de 2003.
Se juzga que una campaña militar tiene éxito si se cumplen las condiciones deseadas como objetivos, a través de operaciones de combate y de no combate. Esto se determina, habitualmente, cuando una de las entidades beligerantes derrota a la entidad oponente. La manera en la que una fuerza termina las operaciones, sin embargo, influencia la percepción del éxito de una campaña.
Aquí va a estar el quid de la cuestión para ambas partes: cómo acabar venciendo las dos; si Ucrania tiene muy difícil, sin embargo imposible, una victoria militar, Rusia tiene mucho que perder con la percepción que tiene occidente de las relaciones y del respeto al Derecho Internacional por parte de esta Nación amen de crear una opinión muy desfavorable en la población que dice defender en Ucrania.
Basado en una entrevista realizada a Larry C. Johnson, un antiguo oficial de la CIA, que asegura que Rusia ya ha ganado la guerra y que sólo quedan labores de limpieza. Durante 24 años Johnson entrenó a los comandos de operaciones especiales del ejército de Estados Unidos y luego trabajó en la Oficina de Lucha contra el Terrorismo del Departamento de Estado.