Entrevista de Armando Robles, Director de Alerta Digital, al Teniente Coronel Enrique Area Sacristán. (ABR-2017)

-Mi teniente coronel, muchos lectores de AD no hallan demasiados motivos para dejar de estar inquietos ante la situación española. ¿Tienen razones para ello?

Con frecuencia en la clasificación de los motivos sociales, que creo que son a los que Usted se refiere, se han utilizado indistintamente los términos motivo y necesidad, aunque en realidad no se trata de términos sinónimos. El término necesidad indica la carencia de algo importante para el organismo, es decir, un déficit. Ello significa que el objetivo a que se hace referencia es relevante para el individuo. El motivo implica, además, que existan incentivos para llevar a cabo una conducta destinada a reducir dicha necesidad. Existen teorías de la motivación, como la de Maslow, basadas totalmente en la jerarquía de necesidades del hombre y en las que se asume que para poder satisfacer las necesidades de orden superior es necesario haber superado las que se encuentran en una posición inferior. Según la conocida tipología de Maslow, las necesidades propias del ser humano son, por orden jerárquico de inferior a superior, las necesidades fisiológicas, de seguridad, de afecto o pertenencia (necesidad de afiliación), de autoestima y de autorrealización.

Por ello cabe concluir diciendo, para contestar a esta pregunta que, no son sólo los motivos sociales los que inquietan a los españoles, sino también las necesidades descritas por Maslow; la necesidad de sentir seguridad, concepto que puede tomarse en un sentido amplio, como tener aseguradas todas las necesidades del hombre, o restringido como lo es la seguridad de libre pensamiento e incluso física ante los ataques terroristas; afecto o pertenencia a un grupo que, en este caso, es un grupo nacional puesto en entredicho por los enemigos de España y la cultura occidental, la necesidad de autoestima y de autorrealización que se ha truncado con la falta de trabajo y de la posibilidad de encontrarlo en España, vital para alcanzar la dignidad personal. Si, tienen razones para estar inquietos, pero estas inquietudes serán fuente de cambios que, esperemos, sean para una mejora de la Sociedad pensando en el futuro, pero sin olvidar nuestras pasadas y actuales raíces cristianas, hoy perturbadas por procesos ajenos a los intereses de la Nación.

-Hemos presenciado en Semana Santa una asistencia multitudinaria a los actos religiosos. ¿Supone esto una recuperación de las señas espirituales por parte de los españoles y hasta qué punto ese hecho religioso está unido históricamente al patriotismo español?

Yo creo que es un acto de confirmación, que estaba dormido, de voluntades individuales, de creencias individuales que no se escapan a una visión colectiva cristiana de lo que es nuestra Nación pese a quien pese. Creo que este hecho es incuestionable. Cuántos más mártires haya defendiendo el cristianismo, mayor será la respuesta individual y colectiva de las sociedades occidentales en defensa de sus valores.

Respecto al patriotismo español, creo que debo de hacer una diferencia entre “amor a la patria” que es un sentimiento más templado y menos activo que el “patriotismo”. Amar a la patria no es lo mismo que sacrificarse en su servicio como debemos hacer los que servimos en la milicia. Ama a la patria el que, ausente de ella, vive triste, desasosegado y deseoso de restituirse a su hogar. Tiene patriotismo el que consagra a la patria su hacienda, sus servicios y su existencia. Ambos conceptos se complementan y, a la vez, son exigentes entre sí. El amor a la patria no es ni debe de ser excepcional en los individuos que conforman la Nación. El patriotismo es una dedicación especial de algunos, pocos o muchos, al servicio de la Patria exclusivamente; entre las actividades patrióticas entran todas las profesiones y actividades que puede desarrollar un ser humano dentro de un colectivo llamado Nación.

 

Al hilo de la anterior cuestión, ¿somos entonces la última reserva espiritual de Occidente?

El término “Reserva espiritual de Occidente” fue acuñado en una Nación, en una época y con una organización política-ideológica del país completamente distinta de la que vivimos ahora. En aquella época España era confesional y todo pasaba por la aquiescencia de la Iglesia y viceversa. No creo que seamos reserva espiritual de nada en estos momentos en que luchamos por nuestra propia existencia como Nación. Diría más bien que estamos “en reserva” de valores morales y nacionales.

¿Qué opina de la polémica suscitada en torno a las protestas de algunos dirigentes ultraizquierdistas contra la presencia del ejército en actos de la Semana Santa?

Los militares españoles pueden salir de procesión, como han hecho tradicionalmente en los actos de Semana Santa de algunas localidades, siempre que lo hagan de forma voluntaria y sin suponer un coste económico a su Ejército ni al Ministerio de Defensa.

Los tres ejércitos, a quienes corresponde propiamente dar permiso a sus integrantes para que participen en las procesiones, siguen estos criterios y no ponen objeciones por el tiempo en que se ausenten de los cuarteles, pues es una acendrada tradición, de las que son depositarias los Ejércitos, y las fechas no son especialmente peliagudas.

 

Las únicas dos condiciones son que los militares colaboren en procesiones de forma voluntaria y que los costes de alojamiento, manutención y transporte corran a cargo de ellos mismos o bien de las cofradías o los patrocinadores del evento correspondiente. Se mantiene así la política seguida al respecto por los gobiernos anteriores.

De hecho, una orden ministerial de 1994, que regulaba los actos religiosos en ceremonias solemnes militares, ya estipuló que la participación debía ser «con carácter voluntario», dado su «carácter religioso». Asimismo, establecía que los gastos no debían correr a cuenta de los Ejércitos.

No obstante, en 2010 se suscitó una polémica al coincidir el nuevo reglamento de honores aprobado por el Ministerio dirigido entonces por Carme Chacón, que trataba de deslindar la unión de ritos religiosos y militares asentada tradicionalmente, con una disminución sustancial del número de miembros de las Fuerzas Armadas que participaron en procesiones, hoy también estipuladas con carácter restrictivo a la hora de aumentarlas por una Instrucción que trata sobre las colaboraciones con las Instituciones Civiles.

No hubiésemos llegado a esta situación sin el sustento de ese laicismo militante que todo lo termina corrompiendo. Porque el principal riesgo del laicismo extremo, al convertir las ‘necesidades’ materiales del hombre en el eje motor de su existencia, termina siendo su incapacidad para responder a cuanto requiera compromiso moral o esfuerzo solidario. De estas cosas antes se hablaba en los cuarteles españoles. ¿A qué interpreta ese desistimiento espiritual de una parte de la cúpula castrense?

Decir que una parte de la cúpula militar ha desistido de mantener las tradiciones y espíritu militar que nos ha caracterizado a los Ejércitos españoles desde tiempos inmemoriales lo considero, al menos, injusto para con ellos, sino impropio por su parcial generalidad, para todos los que formamos en sus filas. Los Ejércitos no están para adoctrinar a la población. Los Ejércitos se nutren de la sociedad, bien dicho que de una parte de la sociedad que simpatiza con esos valores que usted dice que parte de la cúpula militar desiste. Si alguien desiste de esos valores como el ExJEMAD, que era el Jefe Operativo de las Fuerzas Armadas, no el encargado de cumplir con la misión de Instrucción y Adiestramiento de los mismos, entre lo que se incluye la de inculcar a los soldados el espíritu militar que caracteriza a todos los componentes de las mismas, es merecedor de la repudia del resto de compañeros, como así ha sido con el susodicho individuo. No creo que parte de la cúpula militar, ni cualquiera otro Mando, sea el Escalón en el que estuviera, desista de mantener la moral y el espíritu de las tropas.

Los medios han santificado a Carmen Chacón, cuya aportación más destacable al ejército español fue pasar revista a las tropas estando embarazada, pretender quitar el chapiri a los legionarios y convertir al ejército en una ONG en patéticas misiones internacionales. ¿A qué estado de manipulación hemos llegado para que se sublime la mediocre figura de Chacón y en cambio se criminalice la de esos escasos mandos militares que antepusieron el sentido patriótico del deber a cualquier otra consideración partidaria?

 

Creo que esta pregunta la deben contestar los medios de comunicación. En los Ejércitos no ha habido ninguna manifestación a favor o en contra de ningún Ministro de Defensa a los que debemos obediencia por ser el eslabón que nos mantiene unidos a la Presidencia del Gobierno y, a través de éste a nuestro Capitán General, el Rey de España. Creo que es más grave el nombramiento de Julio Rodriguez como JEMAD que quitar el chapiri a la Legión, aunque esto es ir contra las tradiciones.

 

¿Hay más funcionarios con uniforme que militares con apego al honor?

El honor es un concepto con diversas valencias, según se tome en una acepción subjetiva (lo que uno siente como su propio honor) o en su acepción social, como elemento que entra en juego en las relaciones sociales en muchas civilizaciones. El honor es un concepto subjetivo en el sentido en que se ha realizado la pregunta, y se debe decir que los atentados contra él, figuran tanto en las Reales Ordenanzas, Código de Conducta de nuestra profesión, como en el Régimen Disciplinario y en el Código Penal Militar, así como en el Código Civil. Cabe pues afirmar que no hay militar sin honor, salvo raras excepciones que se salen, como tales, de la generalidad, como no hay ningún civil sin el mismo.

En resumen, en la actualidad, el derecho al honor, asociado a otros derechos, como los relativos a la propia imagen y a la intimidad personal y familiar (incluyendo el derecho a la protección de datos), y sobre todo al concepto de dignidad humana, es objeto de protección jurídica tanto en las distintas legislaciones nacionales como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

¿Qué significación sigue teniendo para usted la palabra España?

La tierra que me vio nacer, la tierra que vio nacer a mis antepasados y por la que estoy dispuesto a dar hasta la última gota de mi sangre.

¿Debería intervenir el ejército en caso de que los políticos desistan del mandato constitucional que fija como innegociable la unidad de España?

Indudablemente. Viene fijado por la Ley de Leyes, la Constitución y desarrollado en la Ley de Estados.

¿Sería partidario del retorno de la vieja y entrañable mili?

Soy partidario de un sistema de reclutamiento mixto en el que se doctrine en la disciplina individual y el amor a España a todos los jóvenes que, parece desprenderse de los resultados obtenidos con la suspensión de realizarla, ha sido negativo para fomentar la conciencia de defensa y de pertenencia a una Patria común.

¿A qué atribuye el fenómeno de Podemos en una sociedad como la española?

Al desastre en las políticas de educación y a una falta de seriedad por parte de los Gobiernos en sus Estrategias, si las tiene, de mantener a la Nación unida.

¿Deberían nuestros soldados embarcarse en misiones internacionales cuando nuestras fronteras son un coladero de ilegales?

Los Ejércitos no deben de ser Guardia fronteriza, para ello ya están las FFCCSE. Las misiones internacionales que realiza el Ejército están enmarcadas bien bajo mandato de la ONU o bajo paraguas de la OTAN, si se diera el caso de aplicar el artículo 5º.

Recuerdo, mi teniente coronel, que al principio de la Transición se hablaba de civilizar a los militares. Visto el clamoroso fracaso de la sociedad española todos estos años, ¿no sería más conveniente apelar hoy a la necesidad de militarizar a los civiles, al menos a muchos de ellos?

Ya digo que soy partidario de un reclutamiento mixto en el que se les enseñe a nuestros hijos el amor a España, disciplina y valor. Particularmente yo fui civilizado por el Ejército en unos tiempos en los que los asesinatos de ETA estaban a la orden de cada día y mi juventud me llevaba a luchar activamente contra ellos.

¿A cuántos compañeros de armas ha conocido que estén dispuestos a anteponer el concepto del honor y el compromiso con la patria al mucho menos elevado de la obediencia debida?

La obediencia debida no existe. No se puede justificar el cumplimiento de una acción ilegitima aduciendo obediencia debida. Fuera de la Ley no hay obediencia debida. Cada uno, a su entender y según el concepto del honor que tenga, cumplirá la orden en función de sus conceptos de la manera más adecuada pero siempre con unidad de Doctrina y atendiendo a las Reales Ordenanzas.

¿Es un anacronismo estar dispuesto a morir por España?

Por supuesto que no. Otra cosa es que esté dispuesto a morir por España en Afganistán o en Mali, por dar un ejemplo, convencido de que está dando su vida por España, con los problemas internos que tenemos que, parece, hacen que la presencia de nuestros Ejércitos sea más necesaria que en otros lados. El ojo del amo engorda al caballo se suele decir.

En un mundo donde los intereses mundialistas tratan de imponerse a las patrias europeas, ¿qué sentido debería tener el estamento castrense en tanto depositario del ideal de vida de muchos españoles que no quieren renunciar a su esencia, a su cultura ni a la base espiritual de la que emana su razón de existencia?

Existe una discusión interna entre el concepto de la Europa de las Patrias, Europa de las Naciones y Europa de las Regiones. No creo que se tenga que renunciar a nuestra cultura, que enriquece a la de Europa en ninguna de las acepciones de una Europa unida y libre.

El Ejército ha sido hasta ahora teórico garante de la unidad nacional, aunque en la práctica poco hayamos visto. Sin embargo, mi teniente coronel, una patria sin identidad es como una casa sin mobiliario. ¿Qué papel deberían jugar nuestros uniformados con respecto a la islamización del país que a nuestro juicio está siendo promovida por las instancias mundialistas de las que hablábamos antes?

Los Ejércitos son garantes de la Unidad de España y actuarán cuando reciban la orden de actuar o, en su defecto cuando no se respete el artículo 8º de la Constitución. Hasta entonces no tienen otra cosa que hacer que mantenerse operativos y obedecer las órdenes del Gobierno de la Nación.

Respecto a la islamización del país, hay libertad religiosa. Que otras confesiones no luchen ideológica y moralmente para mantener a sus fieles es responsabilidad, en este caso, de la Iglesia Católica.

 

Hemos visto con perplejidad el drástico cambio de la Comandante Zaida Cantera, corrección política a un lado, ¿son las mujeres efectivas en el Ejército?

Creo que esta pregunta merece explayarse para crear el debido debate, En ella va implícita el debate entre el militar institucional (o vocacional) y el ocupacional, que parece ser el caso de esta comandante, que sigue abierto, pues responde, también al modelo de FAS que se pretende, máxime cuando está abierta la cuestión sobre la profesionalización del Ejército. La profesión militar, para ser auténtica, hay que vivirla vocacionalmente. Y ello sin perjuicio de que cada día gane más en un pretendido ocupacionalismo fruto de la inevitable especialización técnica.

La única cuestión que parece haber suscitado, aquí y en otros lugares, algunos problemas es la de la integración de las mujeres en las FAS. El principio constitucional de igualdad veta cualquier discriminación por razón de sexo; y en virtud de la necesaria desigualdad a la que lleva la igualdad bien entendida han existido, en ocasiones, dobles baremos: el masculino y el femenino, menos exigente por estar adaptado a las globalmente inferiores capacidades y condiciones físicas de la mujer.

El problema tiene dos importantes variaciones: en primer lugar, si es posible que la mujer ocupe cualquier puesto en las FAS; y, en segundo, si es necesario y conveniente un doble baremo de pruebas para el acceso a la carrera militar o a algunos de sus puestos y funciones.

Como término general existen las siguientes diferencias:

1.- Físicas: menor peso, menor estatura, menor resistencia a la fatiga, mayor resistencia al dolor, diferencias constitucionales, menor fuerza, mayor flexibilidad, mayor elasticidad.

2.- Psicológicas: menor estabilidad emocional, menor resistencia al estrés, menor control emocional, mayor capacidad verbal, menor agresividad física, mayor sumisión, menor independencia.

Muchas de estas diferencias, además de las fisiológicas derivadas de las físicas y con posibles consecuencias psicológicas (periodo, embarazo, lactancia, menopausia), son las que llevan a numerosas fuerzas armadas a vetar el acceso de la mujer a determinados puestos en las FAS o, en general, a primera línea de fuego (éste es el caso de Inglaterra, Francia, República Checa, EEUU y Grecia). Otros ejércitos, como es el caso del israelí, tras la experiencia de movilización general y participación de la mujer en combate han comprobado que existen una serie de circunstancias que obligan a apartarla de esa primera línea, aun cuando hace un papel insustituible en segunda línea. Finalmente, en otros Países se permite que las mujeres ocupen cualquier puesto (Hungría, Canadá, Suecia, Bélgica, Holanda y Noruega) aunque muchos de ellos tengan limitaciones puntuales en los destinos como submarinos, tanquistas, comandos especiales o fuerzas navales. Hay Países en los que en ningún caso participa la mujer en las FAS. (Italia y Alemania principalmente).

Lo que en ningún caso debe hacerse es rebajar el baremo para cubrir los puestos vacantes con quien sea. Es decir, a cada tipo de puesto le corresponde un mínimum físico y psíquico que debe ser superado por quien sea para ocupar ese puesto. Pues, de otro modo, se perdería la efectividad militar y, por tanto, la guerra.

En España, la incorporación de la mujer a las FAS es una cuestión que se ha legislado tarde y mal. El Decreto Ley 1/1988 trató de ordenar esta cuestión sin demasiado éxito. (Derogado por el R.D 562/1990 de ingreso en los centros docentes militares). Y es que a los problemas derivados de la legalidad se unen otros reales: instalaciones en cuarteles, campamentos, buques, etc. La regulación posterior ha sido incompleta e incoherente, entre otras cosas, porque nunca se ha sabido hacia dónde ir.

En este sentido, existían diferentes baremos de pruebas físicas para acceso a militar de empleo en la modalidad de tropa y marinería, y no, en cambio para las Escalas Superiores y Medias del CGA. ¿Es justificable ese doble baremo? ¿Por qué no pueden ingresar varones que, no pasando su baremo, sí pasan el de las mujeres? Pero aún resulta más clamoroso que se vetara de forma general el acceso de soldados femeninos a destinos de tipo táctico u operativo en destinos de la Legión, de operaciones especiales, paracaidistas, así como de fuerzas de desembarco, dotaciones de submarinos o de buques menores, unidades que sí podían estar bajo el mando de oficiales y suboficiales féminas.

El Art. 129.2 in fine de la Ley 17/99 dice expresamente que «entre los requisitos exigidos para ocupar determinados destinos se podrán incluir límites de edad o condiciones psicofísicas especiales (…), sin distinción ninguna por razón de sexo». Pauta interpretativa que deroga, implícitamente, toda distinción de puestos en razón de sexo, como los antes señalados.

Por mandato de la Ley 17/99 y del RD. 66/2000, la OM. de 12 de abril de 2000 dispone que serán las correspondientes convocatorias las que establezcan un doble baremo físico para medir la capacidad de los aspirantes en los procesos selectivos. Así pues, en las resoluciones por las que se convocan plazas para los centros docentes militares de formación (así como para MPT.s) se incluyen ya dobles baremos.

Jurídicamente ya no tiene cabida la discriminación en el acceso y en la posterior carrera, aunque hay que revisar, precisamente, el concepto de igualdad en el acceso y la carrera, no pareciendo lógica la asimilación de políticas de «discriminación inversa» según modelos civiles y por la propia naturaleza de la función militar.

En cuanto a la existencia de dobles baremos se argumenta que en deporte las pruebas son diferentes, pero la guerra no es un deporte. También se señala que, en todo caso, la diferencia cualitativa entre hombre y mujer enriquece el funcionamiento de las FAS, y es cierto, sobre todo si nos dirigimos a los más altos escalones de mando y dirección, pero no es así en niveles inferiores en los que la capacidad física y ciertas actitudes de obediencia militar son todo. Desde mi punto de vista y dado lo delicado de la cuestión (eficacia militar adversus igualdad civil), parece lógico establecer una sólida y rigurosa política de puestos que, con realismo, acepte al mejor, física y psicológicamente, sea hombre o mujer. Con unas pruebas únicas que sean lo duras que tengan que ser.

 

¿Qué ha supuesto para usted Alerta Digital en cuanto a la reafirmación de sus valores y creencias?

La posibilidad de manifestarlos, por lo que le estoy gratamente agradecido.

Un abrazo y siempre a sus órdenes.

 

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