¿Alguna vez te ha cogido la risa tonta en la situación menos apropiada? Estallar en carcajadas en momentos en los que no deberíamos tiene una explicación psicológica que vale la pena conocer y que he investigado en el buscador, por haberme entrado a mí, al conocer las medidas europeas para presionar a Putin. El primer paquete –activado como respuesta a la decisión de Moscú de reconocer las autoproclamadas ‘repúblicas populares’ de Donetsk y Lugansk- se ha dirigido contra el círculo cercano de Putin: su jefe de gabinete, bastantes de sus ministros y dos vice primeros ministros, además de la cúpula militar y a la maquinaria de propaganda del Kremlin, a la que Bruselas culpa de haber estado cocinando desde hace meses un ‘casus belli’ contra Kiev. «Y además, congelaremos los activos rusos en la Unión Europea y detendremos el acceso de los bancos rusos a los mercados financieros europeos”, ha asegurado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, (…)», después de que los rusos tomaran Ucrania.
¿Por qué a veces nos coge la risa tonta? A todos nos ha pasado en más de alguna ocasión. Estamos entre un grupo de amigos y de pronto, a partir de cualquier tontería, pasamos de la risa a la carcajada y somos incapaces de detenerla, contagiando al poco a todos los demás. Ahora bien, lo llamativo de este fenómeno es que también puede darse en las situaciones menos apropiadas como la que acontece en Ucrania y las medidas tomadas por la Unión Europea contra Rusia: no pueden cantar en EUROVISIÓN, no se juega la final de Champion en San Petersburgo y no se celebra el Gran Premio de Formula 1 en Rusia. Señores, toman Ucrania 200.000 hombres armados y estos políticos chimpances de la UE, manipuladores de la opinión pública, no hacen otra cosa que tocar la mamandurria.
Casi sin saber cómo ni por qué, la risa puede aparecer en situaciones de contenido estrés. Surge por ejemplo,a estos dirigentes, cuando intentan sacar su billete del metro y al meter las monedas, estas se quedan atascadas. También pueden experimentar este fenómeno en medio de un examen, al quedarse atrapados en un ascensor o en cualquier circunstancia en la que, con la seriedad que estas circunstancias les impone, les puede crear cierta ansiedad. No parece que el empleo de material de guerra en gran escala contra una Nación libre, o no, no exima de crear ansiedad o risa tonta a estos gilipollas de dirigentes europeos que, sin excepciones, la fomentan y producen con sus decisiones a los ciudadanos continentales de la Vieja Europa.
Las personas reímos por cosas lógicas y también por dimensiones de lo más ilógicas e irracionales. Pero aun así, tras esos instantes de efusividad absoluta hay algo que siempre experimentamos: alivio, desahogo y tranquilidad. Lo cierto es que pocos mecanismos definen tanto al ser humano como la risa porque con ella estrechamos lazos sociales y a su vez liberamos emociones.
Ahora bien, es interesante tener en cuenta que este mecanismo no es exclusivo de nuestra especie. También hay animales que ríen, como por ejemplo los chimpancés, los orangutanes, los gorilas y hasta las ratas como bien queda demostrado con estos energúmenos. El psicobiólogo y neurocientífico Jaak Panksepp nos recuerda en su libro Affective Neuroscience que en el reino animal son muchas las criaturas que disfrutan de las cosquillas y son capaces de reír.
Sin embargo ¿experimentarán también los chimpancés, eso que definimos como risa tonta? De momento no está demostrado, pero lo que sí sabemos es lo que motiva y explica, contra todo comportamiento de estos «simpáticos animales», esas inusuales reacciones de esta gentuza, siempre carentes del destello de ingenio y agudeza que caracteriza incluso a la especie más cercana al ser humano.
Evidentemente, no nos reímos como respuesta a la felicidad o la diversión en este caso. En estas circunstancias en las que las emociones son muy intensas aparece este mecanismo como forma de regular el nerviosismo. Es la respuesta del cerebro para favorecer la homeostasis y permitirnos así obtener algo de alivio y recuperar el control de nuestras funciones cognitivas, sociales y psicológicas.
En este instante en que nos sentimos saturados, agotados y tremendamente estresados, después de dos años de pandemia, emerge de pronto la risa tonta al saber lo que hacen nuestros dirigentes políticos con la crisis de Ucrania-Rusia. Rio casi a la desesperada y a veces hasta dejando que me caigan las lágrimas. Esta reacción es otro recurso de nuestro cerebro para generar alivio, para reducir el pico de ansiedad y estrés de la mente y el organismo al regalarnos una buena dosis de endorfinas.
Así, y por término medio, después de ese buen rato bajo el dominio absoluto de la risa tonta, es común sentir un profundo alivio y ver las cosas de otro modo, que no ha sido el caso, dado lo serio de las terribles medidas que ha adoptado la Unión Europea contra Putin personalmente: congelarle sus activos; como si le importara su fortuna personal siendo el Emperador de la tercera Roma y que, después de leerlas, de nuevo me ha entrado la risa tonta.
Un estudio realizado por Scott en Namibia le hizo darse cuenta de que la risa es uno de los «tics» vocales más valiosos.
Investigaciones previas mostraron que todos podemos reconocer seis emociones universales, sin importar la cultura -miedo, ira, sorpresa, disgusto, pena y felicidad- basándonos en las expresiones faciales; sólo y solamente la última, la felicidad, no es motivo ahora de mi risa tonta, expresión facial por autonomasia.
¡¡¡Ustedes producen la risa tonta¡¡¡