Causa desazón ver la impunidad y maldad con que el Gobierno español se rie de los españoles, las leyes y todo lo que favorece a los ciudadanos, currantes para lograr una supervivencia, cada dia, mas imposible de lograr. Para hacer más ostensible lo que acontece, nos despertamos, hoy 7 de Febrero, con que la comisión europea propone sancionar a España por no transponer al Código penal la Directiva «Whistleblowing», contra la corrupción, defendiendo al denunciante y protegiéndolo contra la posible represión del empresario o Gobierno de turno.
Bruselas ya envió carta emplazando a España el 27 de Enero sobre la sanción que le espera por no transponer la Directiva europea 1937/2019 al conjunto legislativo español, que concluyó el 17 de Diciembre de 2021. Las sanciones europeas no son moco de pavo. La última sanción europea fue de 15 millones de € por no adaptar a la legislación la protección de datos personales. Esta será de mayor enjundia y clama al cielo, como se suele decir, y se tendría que legislar para que paguen los politicos o culpables de tales negligencias con sus patrimonios personales, al no ser justo el derroche en multas, que va en detrimento de las partidas destinadas a sanidad, asuntos sociales o de cualquier índole.
Algo muy grave acontece en España y hay que poner remedio a esa barrabasada institucional. Llevada al terreno de la Guardia Civil, lo mismo aconteció sistemáticamente con 3 proposiciones no de ley aprobadas en el Congreso de los Diputados, con mayoría absoluta sobre admisión y rehabilitación de los expulsados por intentar que la Constitución traspasase las puertas de los Cuarteles o no aplicar la Sentencia del Tribunal de Estrasburgo, repercutible a los UMEDOS VERDES,lo que constituye un pucherazo de tomo y lomo.
Y ya que hablamos de pucherazo, el de tomo y lomo fue el del pasado jueves cuando se votaba la reforma de la Ley que regula el estatuto de los trabajadores en España, cuando por un despiste de un diputado del PP, de cuyo nombre no quiero acordarme, salvó el cuello del presidente, con un pucherazo de los que hacen época, estilo a los de la Restauración española, allá por el siglo XIX, cuando no se votaba en urnas de metacrilato o cartón, sino en las ollas de cocinar pucheros, caldo gallego, con sus grelos y avíos varios, por lo que, se metían premeditadamente votos que hacian decantar la votación en uno u otro sentido, estilo Romanones; para ganar o comprar a todo aquél irreductible a fuerza de meter votos, lo que hacía mayoría absoluta y a callar que sino… no probarías más caldo. También se usaba «el Lorenzo», votos de los fallecidos haciendolos pasar por vivos.
Pero vamos, el tamayazo-pucherazo ha sido de los que hacen época, sin dejarse rectificar al diputado extremeño que, como Lázaro, casi resucitó; de estar enfermo, en un salto de cama, se personó en el Congreso de los Diputados, lugar de la votación, donde ni le dejaron entrar los ujieres, por orden de la Batet, presidenta.
Otro especimen son «Los cuneros», inscribiéndose irregularmente, para votar sin tener derecho al voto, y desaparecer posteriormente, como, asimismo, pagar las cuotas de los que llevan años sin pagarlas, no siendo yá afiliados y, con esta triquiñuela, pegar el pucherazo, sin condimentos apropiados. Ello se dió en Galicia en 1.936 votándose el Estatuto de Autonomia, en una región sempiterna por la mínima votación, dada la diseminación escasa de la Región. Tenían que votar 1.343.000 e inesperadamente se escrutó más de un millón de votos; inesperado y paradójico. El caldo gallego fue de escándalo…que riase del de Alberto Casero.
Y es que, el que dispara con polvora ajena, en pleno siglo XXI, ya es hora de que se atenga a las consecuencia,aunque sólo sea por el estruendo, sofoco y daño llevado a cabo, in extremis, a la mismisima democracia española, hazmerreir de Europa, en calidad democrática.
Manuel Rosa Recuerda(Promotor UDGC)
Hagas lo que hagas,hazlo bién(Abraham Lincoln)