Luisito, otra vez usted.

Me gustaría rescatar, otra vez, un artículo de nuestro paisano Campmany con ocasión de una entrevista publicada en varios medios de información digitales y varios comentarios que «aparecen» en sus bodrios de obras. Es para dedicárselo al gilipolla (“gil” viene del caló, gitano español, jill, y significa bobo o torpe y “polla” significa pene en español; entonces la palabra gilipolla, tiene relación con “tonto” y “pene” o, en otras palabras, tonto de la polla que significa que piensa más con el pene que con la cabeza, en inglés dickhead) que, no sólo no quiso exclamar que en los Ejércitos es necesaria la subordinación, sino que afirma que hay que suprimirla, por ser un ex Teniente anti franquista, según dice en la web de PEDEA con ocasión de la presentación de un libro de injurias contra el Ejército y sus mandos. Hablo del ex Teniente Luisito, para más señas, autor de “Un paso al frente” y la obra «El libro negro del Ejército» donde, también me nombra junto a otros Oficiales, entre ellos varios generales, como fascistas. Debe ir estreñido el hombre pues creo sinceramente que esta gente solo piensa sentados en una letrina. Decía el maestro, dedicándoselo a otro listo: «Entre el número infinito de tontos que declara la Biblia, podemos encontrar algunos tontos notorios, repetidos, famosos, clásicos. Hay el tonto del bote y el tonto de capirote, que riman, el tonto del haba y tonto de baba, que también riman, el tonto de jardín, el tonto de balcón, el tonto del pueblo, el tonto del culo, el tonto de nación, otros muchos tontos y especialmente en mi tierra descubren enseguida una clase de tonto que llaman directamente tonto del pijo y que es una de las especies más dañinas y mentecatas del género tonto. (…) Si el tonto de referencia cree que en este artículo se la llama tonto demasiadas veces y que eso puede ser síntoma de insuficiencia expresiva, le explicaré que tengo recogidas hasta quinientas veintisiete palabras con el significado de «tonto», porque hace años preparo un diccionario de ellos, y que puedo dedicárselas cuando me dé la gana. Le dedicaré sólo algunas, que por ser palabras compuestas resultan más expresivas y divertidas: tiracantos, majagranzas, ablandabrevas, metepatas, gilimursi, giliberto, gilipollas, cascaciruelas, mediacuchara, cantamañanas, pavitonto, abreboca, boquimuelle, chuchumeco, niporesas, hazteallá, parapoco, pelahuevos, mamahuevos, pisaverde, zampabodigos, zampatortas y zampabollos, tontilindango, y, para terminar, una que inventó mi inolvidables Cela: cagapoquito. (…)»

Esta última, en relación con el otro tonto de capirote del que hablábamos en un anterior artículo al que le habían nombrado ‘Groom of the Stool’, en español “novio de las heces”, de forma personal por el conocido Pablo I, con la finalidad de que le limpiara el ojete.

Luisito, otra vez usted.

Enrique Area Sacristán

Teniente Coronel de Infantería.

Doctor por la Universidad de Salamanca

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