La mujer en los ejércitos de Europa.

Al margen de la evolución histórica y las razones por las que dicha evolución se ha desarrollado tan lentamente, cabe realizar una indicación de la situación actual en alguno de los países europeos que podemos considerar representativos por diferentes circunstancias.

Es posible afirmar, casi sin ninguna duda, que las dos guerras mundiales se configuraron como auténticos puntos de partida en Europa a la hora de permitir a las mujeres incorporarse a los ejércitos de los distintos países. La movilización de los efectivos masculinos en ambas contiendas, especialmente durante la segunda , otorgó a las mujeres la posibilidad de desempeñar trabajos que hasta entontes tenían vedados, entre otros, los relacionados con la milicia, más allá del mero papel asistencial de los cuerpos de enfermería. Sin embargo, no todos los países regularon de manera idéntica ni simultánea la incorporación femenina, sino que cada cual obró segun criterios propios ajustados a sus propias necesidades. En la actualidad, y en líneas generales, la práctica totalidad de las naciones europeas reconocen el derecho de las mujeres a incorporarse a sus ejércitos, y las pocas restricciones que existen se encuentran relacionadas con la prohibición de ocupar ciertos puestos, en principio, por razones organizativas u operativas.

Así, podemos señalar la existencia inicial y no exclusiva ni excluyente de cuatro modelos diferenciados de incorporación e integración en la situación europea actual que nos pueden permitir reconocer en la generalidad todas las formas de integración de la mujer en los ejércitos europeos:

.- En primer lugar, países en los que no existe ninguna restricción, ni de hecho ni de derecho, a la incorporación de las mujeresa cualesquiera cuerpos, dsestinos o puestos concretos, siendo así posible hablar de un modelo de plena integración. El ejemplo más ajustado a este perfil lo constituyen España y Noruega, los dos únicos países europeos de la OTAN en los que las mujeres pueden desempeñar cualquier puesto, incluidos los de combate así como embarcar en submarinos.

.- Con la salvedad de ese supuesto particular, tripulaciones de submarinos, la practica totalidad de los países OTAN europeos permiten a sus mujeres solicitar y ocupar cualesquiera destinos y puestos operativos o tácticos. Tal sería el caso de Alemania, Francia, Italia, Portugal, Polonia, Hungria, Rumania, Bulgaria o Bélgica. Fuera del ámbito de la OTAN, otros países como Finlandia, Suecia o Suiza también incorporan a las mujeres en sus ejércitos sin restricciones en un modelo de integración avanzada aunque parcialmente incompleto.

.- Por último, los únicos países que mantienen determinadas restricciones a los puestos a ocupar por las mujeres militares son únicamente Holanda, Reino Unido y Turquía. Tales restricciones, merece la pena repetirlo, se encuentran relacionadas con los puestos de combate en primera línea.

.- Un caso particular, y un tanto destacable, lo constituye Rusia. Podemos y debemos indicar que durante la II Guerra Mundial, unas 800.000 mujeres sirvieron en las filas del Ejército Rojo combatiendo contra las potencias del Eje. Sin embargo, al acabar la guerra, fueron desmovilizadas y volvieron a sus anteriores empleos fuera de la milicia. No será hasta 1967, en pleno apogeo de la Guerra Fría, cuando el Alto Mando militar «redescubra» las posibilidades de incremento de efectivos que supondría la reincorporación de la mujer a las fuerzas soviéticas. No obstante, aún después de este «reenganche» les seguirá vetado el acceso a determinados puestos.

Se puede concluir, por tanto, que la presencia de la mujer en los ejércitos europeos es una realidad más que consolidada, aunque no cabe afirmar tanto respecto a su efectiva integración.

Efectivamente, son escasas las excepciones legales a la regla de permitir a las mujeres desempeñar su carrera militar en condiciones de igualdad respecto a los hombres. Sin embargo, aunque las restricciones legales hayan desaparecido, se mantienen ciertas resistencias o barreras de hecho que impiden que se pueda afirmar que las mujeres ya han alcanzado la igualdad en este ámbito, como en tantos otros.

Por su parte, y teniendo en cuenta que en varios países ya existen mujeres con empleos de Oficial General como España, Bulgaria, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Noruega y Rumania…, las mujeres siguen viendo cómo la conciliación familiar y profesional constituye aún hoy una cierta rémora en su desempeño profesional, razón por la que muchos países como España van progresivamente legislando en cuanto a igualdad de oportunidades en este ámbito.

Finalmente, y a pesar de todo ello, la visión de conjunto arroja un balance positivo de lo logrado en pos de la igualdad en el ámbito de los ejércitos europeos en un campo como el militar, el cual, no lo olvidemos, ha permanecido secularmente prohíbido para las mujeres. Así, y a pesar de haberse producido la integración en diferentes momentos que distan hasta siete décadas entre ellos, y de que la integración se ha llevado a cabo empleando ritmos e instrumentos diferentes, finalmente se ha logrado confluir en un cierto punto de homogeneidad de la situación de la mujer militar en los países europeos, sin consideración en cuanto si son miembros de la OTAN o no.

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