Entre Valencia y Talavera de la Reina hay casi 500 km. Cuando el Poder Judicial decreta el traslado forzoso de un juez no tiene obligación de mandarlo tan lejos. Pero en 2012 Fernando Presencia fue expulsado del juzgado de lo Mercantil número 2 de Valencia, donde se había granjeado sólida fama y prestigio, y desterrado a una plaza menor, Talavera, destino habitual para los recién salidos de la Escuela Judicial.
Cuatro años y seis expedientes después, Fernando Presencia es, según sus palabras, un magistrado «perseguido» y «acosado». Un «apestado» que se considera víctima de la “politización de la justicia”. Un juez suspendido de sus funciones que encara estos días un nuevo juicio por presunta prevaricación, y cuya trayectoria profesional está salpicada de agrios encontronazos –traducidos en un buen puñado de querellas– con el CGPJ. Y todo comenzó por una denuncia en prensa de un estudiante.
Su arriesgada fórmula concursal, defendida en conferencias y aplicada con éxito en los tribunales, era una novedad en el escenario de la crisis económica
Lo de Presencia puede ser mala suerte, una conspiración de las cloacas de la Justicia o un exceso de hibris. Se considera a sí mismo como el mayor experto en dación en pago de España. También como el mayor experto en concurso de acreedores. En 2011 estaba cerca de serlo. Su reputación como juez concursal le acercaba a ese peligroso estatus de ‘juez estrella’. Había aplicado su controvertido y milagroso método concursal en algunos grandes procesos durante la crisis. El de la inmobiliaria Llanera fue el más famoso.
Su arriesgada fórmula, defendida en conferencias y foros y aplicada con éxito en los tribunales, era una novedad en el escenario de la crisis económica, que amenazaba fortunas y negocios por igual. «Nadie había planteado hasta ese momento la dación en pago de un crédito hipotecario», recuerda Presencia en una entrevista en Confilegal en 2015. Esta sutil interpretación de la ley Concursal amenazaba a los bancos, y según el relato de Presencia, tanto él como el resto de jueces de lo Mercantil eran algo así como unos cruzados, un «grupo de presión», un «lobby». Por eso les «atacaron».
Su aura se desvaneció el día que un medio local de Valencia publicó la denuncia de un estudiante que aseguraba que Presencia nombraba como administradores concursales –en concursos de acreedores que generaron suculentos beneficios a los administradores– a profesionales amigos. Estas personas tenían, además, otra cosa en común: habían sido alumnos en el máster oficial de la Universidad de Valencia que el propio magistrado Presencia codirigía y por el que obtenía beneficios económicos, según él mismo reconoció. El escándalo acabó en falta muy grave y sanción por parte del órgano de Gobierno de los jueces: destierro.
¿Víctima de un complot?
«Víctima de un complot» o no, a Presencia se lo quitaron de en medio de una manera expeditiva. Le pusieron la etiqueta de «juez corrupto» y le mandaron a Talavera. Allí llegó en 2012. Y lejos de adoptar un perfil bajo como magistrado sancionado que era, Presencia emprendió una huida hacia delante de denuncias y querellas como si fuera el Llanero Solitario.
Presencia se ha arropado con la bandera del Incorruptible frente a una Justicia agusanada
En su nueva vida, Presencia, un tipo de trato «afable» según las fuentes consultadas, se ha arropado en la bandera del Incorruptible frente a una Justicia agusanada. «En Talavera hay una evidente corrupción», ha llegado a decir al tiempo que interponía causas contra tirios y troyanos, incluido el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha, Vicente Rouco.
Querellas que no han prosperado, pero que según el magistrado desvelan la trama de corrupción y sobornos detrás de un «pelotazo urbanístico» en un pequeño pueblo de Toledo, Pepino. Además, y aprovechando la caída en desgracia de Luis Pineda (Ausbanc) y Miguel Bernad (Manos Limpias), el juez ha relatado a la UDEF las presuntas extorsiones que recibía de estos dos pseudosindicatos.
Presencia está ahora suspendido de sus funciones y acusado de un presunto delito de prevaricación por sobreseer el caso de un atropello con lesiones y omisión de socorro. El juicio se celebrará el día 13 de mayo, y según fuentes conocedoras de la situación, no será el último para este magistrado que un día llegó a ser conocido como «el señor de los grandes concursos».
FUENTE: IGNACIO SEGURADO. (VOZPOPULI)