Mientras llega el referéndum fetén, el de la independencia del terruño (que ni está ni se le espera, pero también hay quien cree en los unicornios o que la tierra es plana: en este mundo tiene que haber de todo), los lazis se tienen que entretener con algo, y es gente que no les hace ascos a los simulacros. De ahí que el otro día se organizara en San Carlos de la Ràpita una trascendental consulta para decidir si el pueblo se sigue llamando así o si se le quita la infamante referencia a un rey español y se queda en La Ràpita, a secas. Evidentemente, un asunto tan importante no podía ser ignorado por TV3, que lo trató ampliamente en sus partes informativos. Por lo que pude ver, la población se dividía entre los que querían conservar el nombre habitual, los que optaban por recortarlo y los que la cuestión se la soplaba que daba gusto. Yo diría que estos últimos eran mayoría, pues solo se tomó la molestia de ir a votar la cuarta parte de los habitantes del lugar.
Ganaron los partidarios de eliminar a San Carlos (o sea, al rey Carlos III, quien en 1778 trató de construir en la zona un canal de navegación que llegara hasta Amposta y que, si bien acabó en fiasco total, sirvió para crear una comunidad a la que se bautizó con el nombre de su majestad, al que se vistió de santo para la ocasión). Pero no les sirvió de mucho, pues no llegaban al 20% del censo, que era lo requerido para que la votación se pudiera tomar en serio. Lo que quiere decir que el referendum se fue a criar malvas, una de las joyas de los cementerios.
Familia de estas malvas, una de las joyas botánicas de Alcázar de San Juan y la comarca de La Mancha, tierra donde se rien el día 1 de octubre, es la malva avispera, una planta anual, con hojas similares a los geranios, que podemos encontrar en varios puntos del término, si bien abundan en la periferia de los humedales salinos del Complejo Lagunar. Será sin duda una de las plantas estrella que veremos en las próximas salidas que se organicen. Así que, tomemos papel y lápiz, y sepamos más de estas plantas que en cuestión de semanas comenzarán a brotar. Y junto a ellas, un peculiar inquilino que también es único y que muchos podemos confundir con una vulgar avispa. ¿Quién es la malva avispera?
Se trata de una de las plantas más curiosas que tenemos en Alcázar. Es familia de las malvas, las cuales en breve sufrirán una drástica revisión botánica que harán cambiar de nombre a muchas de las especies que se incluyen en ella. Esta malva, conocida como Lavatera triloba por su nombre científico, es descrita en el siglo XVIII por Linneo (si vemos el nombre científico escrito por ahí y vemos una letra L mayúscula, pertenece a Linneo, y así en todas las plantas que describió a lo largo de su vida). La podemos ver en flor de mayo a julio, mientras que a lo largo de este mes comenzaremos a ver sus brotes, con unas hojas muy similares a las de un geranio. Como salen todos los años, se llaman plantas anuales, y crecen cerca de bordes de caminos, en espacios modificados por el hombre, bordes de algunas carreteras y hasta rodeando edificios de polígonos industriales. Las plantas que crecen en estos terrenos castigados se les llaman plantas nitrófilas (que les gusta el nitrógeno), haciendo mención a que en estos lugares se acumula dicho elemento por la acción humana. La Lavatera o malvavisco es por tanto una planta a la que no le disgusta vivir cerca de las urbes.
¿Qué leyenda negra circula sobre esta planta?
Tanto la Lavatera como el resto de las malvas forman parte de ese dicho “Criar malvas”, en referencia a alguien que ha fallecido y que ahí está en el cementerio sin que nadie le preste atención. ¿Por qué las malvas? Suelen ser las plantas que crecen rodeando los muros de muchos cementerios, de ahí ese dicho. Es por ello por lo que cuando una malva crecía de forma espontánea en un jardín, un patio o una casa, el mal agüero que daban, hacía que se arrancasen sistemáticamente. Sin embargo, sus usos han sido otros. Muy común era su utilización como emoliente (que disminuyen la inflamación si se aplica externamente). Pero ni por esas se libraba la malva. Un dicho manchego dice al respecto “Si te curas con malvas, mal vas”. También se utilizaban como producto mucilaginoso: esto es una sustancia gomosa-viscosa. Y es que a la malva avispera también se le llama malvavisco loco. Es el malvavisco un caramelo utilizado para los problemas de tos, además de usarse como base para las populares esponjitas de algodón. Se extraían a partir de los tallos cercanos a las raíces, que por decocción dejaban una buena cantidad de malvavisco. También fueron populares en la zona mezcladas con chocolate.
¿Por qué se le llama avispera?
Esta malva supone un asombroso caso de lo que se conoce en biología como mutualismo. Resulta que hay un insecto que, si aparece, siempre lo hará siempre y únicamente en las flores de esta planta. Éste las poliniza y a cambio, recibe alimento (eso es el mutualismo). Su parecido a una avispa hizo que se conociese a la malva como avispera, pero no tiene nada que ver con ellas. Se trata de un escarabajo inofensivo, que se disfraza de avispa para evitar ser depredado por otros animales. Es un tipo de mimetismo basado en colores de advertencia -el amarillo- que hace que, pese a que en el campo se diga al observador que no es una avispa, no son pocos los que evitan siquiera acercarse. Su nombre es Plagionotus andreui. Plagionotus significa algo así como espalda de lado, haciendo referencia a sus manchas amarillas y negras. Lo de andreui es el nombre que el cura de los bichos de Pozuelo de Calatrava (José María de la Fuente) le da en honor a un profesor suyo del seminario de Orihuela que es quien lo describe en el año 1908. Es un escarabajo propio del centro peninsular (endémico) y que tiene en Alcázar una de las mayores poblaciones mundiales conocidas. Estuvo desaparecido hasta los años 90 por la pérdida de su hábitat (la planta), y se redescubre en los años 90 en Rivas-Vaciamadrid. Ha existido un baile de nombres pues se pensó que era una especie nueva. Si la planta es una joya botánica, el insecto es una joya faunística, por lo que tener a ambos en Alcázar, es desde luego una bendición y responsabilidad para la Conservación.
¿Cómo es posible conservar estas dos especies de seres vivos?
Ya sabemos que el insecto aparece en la planta. Si conservamos el hábitat y la planta se dispersa, también lo hará el escarabajo. Evitar el arrancado, la recolección de insectos por parte de coleccionistas furtivos, no usar herbicidas ni pesticidas… así conseguiremos praderas tan extensas como las existentes en el Complejo Lagunar. Recientemente se han localizado poblaciones en Campo de Criptana, Mota del Cuervo y una muy especial la tenemos en Villafranca de los Caballeros, en la que partiendo de escasísimos ejemplares y con las medidas de conservación que allí están llevando a cabo, la población de malvas y escarabajo va a tener un crecimiento espectacular en los próximos años. Y por supuesto, la difusión escrita y en medios de comunicación. Hablar de conservación de insectos en medios generalistas era hasta hace poco un imposible. Y si hablamos de la malva y el escarabajo hoy, es porque algo tienen que ver con irse al otro barrio o a criar malvas o porque me sale de los cataplines. Y por supuesto esta primavera podremos verlo in situ, no los cataplines, sino las malvas y el endémico escarabajo.