AR.- Se trata sin duda de la principal referencia intelectual del Ejército español y de un soldado comprometido con los suyos. AD tiene además el privilegio de tenerlo en su papel de colaboradores. Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Salamanca, autor de varias publicaciones sobre el papel de las Fuerzas Armadas, profesor multidisciplinar en la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra y en la actualidad jefe del Negociado de Propiedades en Dirección de Acuartelamientos, hemos conversado largamente con el teniente coronel Enrique Área Sacristán (Álava, 1960) y conocido mucho más acerca del hacer y del sentir del Ejército frente a los grandes retos y desafíos que se nos presentan. Su voz pausada y su magisterio en el campo defensivo, conectado desde siempre a las principales áreas del pensamiento humano, ha sido todo un ejercicio de amasar la historia viva y dolorosa dándole serenidad y perspectiva. De hecho, de las ideas que este vasco recio y austero sigue defendiendo han mamado muchos que luego fingieron ignorarla o desdeñarla. Pocos ejemplos habrá en la historiografía militar española de los últimos años de análisis tan certero, de investigación profunda y de exposición calmosa y convincente, como el que Enrique Área Sacristán logra en todas sus respuestas. Pocos españoles coordinan el análisis profundo y la trascendencia histórica de España como el teniente coronel que recobra el ánimo y reaviva su vocación castrense al hablar de los asuntos defensivos como fuente inspirativa que le acercan a Dios y a sus leyes divinas.
-¿Qué opina de la propuesta de Macron de recuperar el servicio militar obligatoria en Francia? ¿Puede ser extrapolable a España?
El Servicio Militar es solo un factor de la organización de los Ejércitos que se refiere al reclutamiento, formación y utilización de las clases de tropa. Las responsabilidades políticas adquiridas en el ámbito internacional fueron, quizás, lo que obligó a tomar una decisión precipitada de la profesionalización de las clases de tropa, unido a unos altos porcentajes de objeción e insumisión que fueron especialmente altos en los años 90 en aquellas Comunidades autónomas donde estaba más arraigado el nacionalismo excluyente.
En la Constitución española se parte del concepto jurídico de que el servicio militar es un derecho y un deber u obligación de todo ciudadano, donde estaban excluidas las mujeres; situación que se modificó de facto y realmente con la entrada en vigor del reclutamiento mixto del mismo en el año 1989.
En la práctica, siguiendo las tesis de Ignacio Cosidó, ha existido un distanciamiento entre el espíritu del principio y la realidad social que tiende a verlo como una imposición. Este distanciamiento parece haberse eliminado con la reducción de efectivos en los Ejércitos y con las asignaciones presupuestarias del Ministerio dedicadas a la remuneración de las clases de tropa; lo que puede indicar un distanciamiento entre la Sociedad Civil y Militar, son las escasas remuneraciones que percibe el personal de tropa, mil eurista, o las causas históricas no superadas.
No obstante, en aras a una integración social plena de los jóvenes y al desarrollo de una verdadera conciencia nacional, en mi opinión es necesario volver a un Ejército de reclutamiento mixto con los periodos, remuneraciones y puestos que puedan ocupar y que se determinen para la recluta obligatoria por lo que creo que no sólo es extrapolable, con diferencias específicas para el español, el futuro modelo francés, sino muy deseable. Con diferencias, eso sí.
-¿Pueden sentirse los españoles tranquilos con su Ejército?
La garantía de la Defensa y seguridad de los Estados frente a agresiones del exterior ya no depende exclusivamente de los Estados-Nación, sino de organizaciones Armadas internacionales o, en todo caso, de alianzas políticas internacionales. Es decir, parte de la Defensa ha sido cedida a organizaciones de carácter transnacional, aunque se mantienen con una vigencia relativa los Ejércitos nacionales de los antiguos Estados-Nación de Europa.
Creo que los españoles están ahora más seguros con la organización actual de sus Ejércitos y su integración en organizaciones supranacionales que nos proporcionan el paraguas necesario en el ámbito de la seguridad.
-¿Dispone nuestro Ejército de los medios materiales que son necesarios para garantizar nuestra seguridad colectiva?
Creo que es necesario aclarar el concepto de seguridad colectiva antes de afirmar o no si nuestros Ejércitos pueden garantizar la seguridad colectiva. Aunque durante siglos el Derecho Internacional admitió la guerra como medio de solución de los conflictos entre Estados, a lo largo del siglo XX se experimentó una evolución en las relaciones internacionales, la Conferencia de Paz de La Haya, relativa a la prohibición del uso de la fuerza para el cobro de deudas contractuales, Pacto general de renuncia a la guerra (Pacto Briand-Kellog), que fueron consolidando el establecimiento del principio de prohibición del uso de la fuerza.
Tras la Segunda Guerra Mundial se crea la ONU, cuya Carta consagra con carácter general, en su artículo 2, el principio de prohibición del uso de la fuerza. Este principio se enmarca en dicho artículo 2 junto con otros dos principios con los que guarda una íntima relación: el principio del arreglo pacífico de controversias y el principio de seguridad colectiva. En la actualidad la norma que prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza constituye un principio de Derecho Internacional consuetudinario, como señala el Tribunal Internacional de Justicia. Además, su importancia hace que se considere una norma imperativa de Derecho Internacional general o norma de ius cogens.
La activación de la cláusula de asistencia mutua en virtud del Tratado de la Unión Europea (TUE) tras los atentados terroristas que tuvieron lugar en París el 13 de noviembre de 2015 refleja la voluntad colectiva europea de hacer frente conjuntamente a las agresiones armadas en un Estado miembro: sobre todo, se ha empleado para llevar a cabo acciones militares conjuntas contra el Estado Islámico, además de para reforzar la cooperación policial entre los países más expuestos.
La activación de las cláusulas de salvaguardia del acuerdo de Schengen conllevó la vuelta temporal de los controles en las fronteras nacionales de algunos países de la UE; el uso de la orden de detención europea ha permitido el rápido traslado de terroristas de un país a otro; el endurecimiento de la legislación europea sobre el comercio de armas va a complicar el paso a la acción; y la adopción y la puesta en marcha del sistema de registro de los pasajeros aéreos («passenger name record») dota a los europeos de otra valiosa herramienta de lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada.
La creación de centros de registro de refugiados y migrantes («hotspots») en Grecia y en Italia no sólo refleja una solidaridad europea económica y técnica muy necesaria, sino que además reduce la desconfianza hacia la eficacia de los controles efectuados en las fronteras exteriores del espacio Schengen, también en lo que a detección de terroristas se refiere.
La UE ya ha empleado otras herramientas disponibles para hacer frente a la inestabilidad de sus alrededores: sanciones comerciales y financieras contra Rusia tras su invasión de Crimea, puesta en marcha de una solidaridad energética con respecto a los países de Europa central y de Ucrania para reforzar su seguridad de abastecimiento, aumento de la ayuda europea a países como Turquía para que refuercen su lucha contra la delincuencia organizada, etc.
De todo ello se deduce que en lo que respecta a la seguridad colectiva en el ámbito de España, la UE y la OTAN, son todas las organizaciones civiles y militares las que están imbuidas en el proceso, siendo los Ejércitos una mera herramienta más cuya misión fundamental hoy en la UE es lograr la interoperatividad de los medios y doctrinas con las que actúan que, actualmente, está más que contrastado su funcionamiento en ejercicios, Maniobras y misiones internacionales.
-¿Cree que el concepto de seguridad supranacional, en el que participan los ejércitos europeos, ha debilitado la defensa interna en sus respectivos países?
El principal objetivo de la Unión en materia de política exterior y de seguridad es: “afirmar su identidad en el ámbito Internacional, en particular mediante la realización de una política exterior y de seguridad común que incluya en el futuro la definición de una política de Defensa común que podría conducir en su momento a una Defensa común”.
El articulo J.1 identifica los cinco objetivos generales que han de guiar a la Política Exterior y de Seguridad Común: primero, la defensa de los valores comunes, los intereses fundamentales y la Independencia de la Unión; segundo, el fortalecimiento de la Seguridad de la Unión y de sus Estados miembros en todas sus formas; tercero, el mantenimiento de la paz y el fortalecimiento de la seguridad Internacionales, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, el Acta Final de Helsinki y la Carta de París; cuarto, el fomento de la Cooperación Internacional y quinto, el desarrollo y la consolidación de la Democracia y del Estado de Derecho, el respeto de los Derechos Humanos y de las libertades fundamentales.
Luis Felipe Fernández de la Peña, ex director general adjunto de Política Exterior, resume el Tratado de Maastricht en materia de seguridad y defensa en un objetivo inmediato, el desarrollo de una política común de seguridad, y dos objetivos mediatos: definir una política común de defensa y llegar, en su momento, al establecimiento de una defensa común.
Por otra parte, las disposiciones sobre seguridad y defensa se recogen en el artículo J.4 del Tratado y en una declaración aneja en la que se toma nota de las dos declaraciones adoptadas en paralelo por los Países miembros de la UEO.
En el artículo J.4 se establecen cuatro principios fundamentales: La defensa pasa a ser, en futuro condicional, una competencia de la Unión; las cuestiones que tengan repercusiones en el ámbito de la defensa no estarán sometidas al procedimiento de la acción común; para la gestión de las implicaciones militares de sus decisiones la Unión se valdrá de la UEO y la política de defensa de la Unión será compatible con la política de defensa común acordada en el marco de la Alianza Atlántica.
De todo lo expuesto se puede deducir que ha surgido un nuevo foco de actuación política de gran trascendencia en las políticas de las Naciones que integran la Unión Europea.
Asimismo, la unidad de carácter político y las tareas históricas realizadas configuran la razón de ser de la Conciencia de pertenencia a una Unidad Supranacional que sirve de soporte a su identidad.
El proceso de integración de la Europa de las Naciones en un Estado supranacional pasa inexorablemente por la creación de una moneda y un Ejército únicos, herramientas de tres pilares fundamentales como son el comercio interior y exterior, la defensa y la política exterior.
La disminución de los Ejércitos Nacionales, y la transformación cualitativa de éstos obedece a las necesidades políticas de defensa derivadas de los Tratados Internacionales entre los componentes de la U.E, acorde con la realidad social y económica de las Naciones.
La eliminación de los Ejércitos Nacionalistas, “reservas espirituales de la Vieja Europa de las Patrias”, o al menos su control es uno de los imperativos a conseguir para evitar que se repitan guerras civiles de gran envergadura. La aparición de nuevos procesos, como la Defensa Civil y la desmilitarización de la sociedades, se pueden enmarcar dentro del principal. Se trata de ser “suficientes” juntos sobre materias en las que no podemos de ser suficientes independientemente, de tal manera que se fortalece la Unión y las Naciones integrantes. Se crea así un proceso de necesidad en el ámbito de la Defensa que autorealimenta el proceso principal: el propio de la Unión Europea.
Los Ejércitos dejan de ser utilizados como herramienta de integración social de masas en una Patria común. Se trata de limar diferencias entre los Estados miembros respetando la pluralidad lingüística y cultural. En este sentido es significativa la preocupación del que fue secretario de Estado para la Administración Militar, Gustavo Suarez Pertierra, respecto a la preparación que tenían los españoles para defender sus valores frente a posibles agresiones del exterior, lo que se ha traducido de hecho en un debilitamiento de la conciencia de identidad nacional en España y en el resto de los países europeos. Asumir los nuevos valores ha sido una de las metas de los Ejércitos a corto plazo para su transformación en las Fuerzas Armadas de Europa.
¿-Debería aspirar España a contar con armamento nuclear?
Ante la necesidad de mostrarse como elemento relevante en la Guerra Fría, y de persuadir a Marruecos para que no sopesara apropiarse de los territorios españoles en África, en 1963, Francisco Franco señaló prioritario hacerse con armamento nuclear. Así, Muñoz Grandes –falangista y muy poco amigo de Estados Unidos– encargó al entonces director de la JEN (Junta de Energía Nuclear), el ingeniero y almirante José María Otero Navascués, un estudio sobre las posibilidades reales que tenía nuestro país de construir una bomba atómica sin alertar a la comunidad internacional. Nacía un proyecto que acabaría años después en manos del almirante Carrero Blanco, quien lo usó repetidas veces a modo de farol en las conversaciones diplomáticas con EE.UU.
Se ha dicho, incluso, que el asesinato del Almirante Carrero Blanco fue consecuencia de esta aspiración por parte de España de convertirse en potencia nuclear.
En 1985, el primer ministro de Defensa del Gobierno de Felipe González, Narcís Serra, declaró ante el Congreso que no habíamos heredado ningún desarrollo o estudio para producir armas nucleares, ni ese Gobierno los haría. Demostración de la relevancia que alcanzó la sospecha, cierta o no, de que Francisco Franco había rozado con los dedos la posibilidad de hacerse con armamento atómico.
Actualmente España ha firmado el Convenio de no proliferación de este tipo de armas pero se encuentra integrada en Organizaciones Supranacionales en las que varios integrantes las poseen como es EE.UU, Francia o Gran Bretaña que le proporcionarían esa defensa en caso necesario y en aplicación del Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. No considero, por tanto, que sea necesario aspirar a convertirse, de momento, en una potencia nuclear.
-Muchos españoles, entre los que me incluyo, idealizamos el concepto de vida de los militares españoles en los años 70 y 80. Valores como la austeridad, la disciplina, el compañerismo, el desprecio a la propia vida por un bien superior… eran y deberían seguir siendo ejes fundamentales de la vida de nuestros militares. Curiosamente, en medio de una sociedad que comenzaba su declive moral, en medios progresistas comenzó a acuñarse la expresión «civilizar a los militares». A la vista de lo que estamos viviendo, ¿cree necesario revertir el significado de la frase para hablar de la necesidad de militarizar a los civiles?
La respuesta es muy simple. Cuando yo era un joven estudiante, viví una revolución en Vascongadas. Eran los años de la sangría de ETA y los vascos la vivimos incivilizados. Ingresé en el Ejército y allí me civilizaron. Por tanto, por propia experiencia, creo que puedo afirmar que hay que civilizar a los civiles bien en el Ejército, bien en las Escuelas, en la familia…, pero hay que civilizarlos, entendiendo este proceso como mejorar la formación y comportamiento de personas o grupos sociales. Alguna institución debe transmitir valores a la juventud, sea la que fuere.
-¿Qué opina del asunto catalán?
Esta pregunta la voy a contestar como sociólogo y militar. La implicación de los recursos humanos en la elaboración de la estrategia de la Nación puede presentar diversos grados de participación, según el tipo de Sistema Político y el nivel de desarrollo alcanzado en la gestión de recursos humanos.
De todas las grandes funciones que se realizan o desarrollan por las Instituciones de la Nación, la de los Ejércitos ha sido una de las de mayor peso en cuanto a la transmisión de valores de identidad nacional. Sería muy interesante realizar un estudio sociológico de la incidencia que tienen en los criterios individuales de solidaridad nacional la realización del Servicio Militar, sea el tipo de recluta que sea, realizando un test con un “antes” y un “después”, para poder cuantificar qué proceso real y a largo plazo se está llevando a efecto con la profesionalización total de los mismos, limitando sus flujos de Caja, disminuyendo los activos tanto económicos como en cantidad de recursos humanos, no solo para la Defensa Militar, sino para la propia existencia de la identidad nacional, pues no hay que olvidar los valores que transmite esta institución, que no los transmite ninguna otra, desgraciadamente.
Esta limitación como medio transmisor parece que tiene su inicio en la Ley de Objeción de conciencia, su paso intermedio en la propia Ley del Servicio Militar de 1991, en la que se deja de dar prioridad a determinados valores como elementos fundamentales en la formación de un ciudadano y su punto final, en lo que a la función del Ejército se refiere como medio de adoctrinamiento de los recursos humanos nacionales, en su propia profesionalización de la que fueron partidarios los Partidos Nacionalistas, tanto Vascos como Catalanes.
De esta forma, la misión principal para aplicar las estrategias se puede resumir, en lo que se refiere a nivel de competencias, en todas las organizaciones e instituciones de la nación, en el desarrollo de acciones coherentes que han sido encaminadas a la adquisición por parte de las organizaciones de puestos y funciones, perfil de puestos, valoración de puestos, definición de necesidades, previsión y selección; al estímulo, mediante un sistema retributivo (la utilización de determinados complementos), evaluación de resultados, participación y clima laboral y al desarrollo, formación, información, comunicación, promoción, planes de carrera, etc.
Estas acciones, se puede afirmar, son comunes a todos los entes y organizaciones con capacidad de gobernar, por lo que lógicamente en la misma estructura pueden coexistir personas que realizan la función de bisagra para organizaciones que tienen diferentes objetivos.
Por otra parte, podemos decir que, parece que el Sistema está estructurado para la consecución de una pirámide de objetivos cuyo vértice es el objetivo final de la Nación y que se apoya en sub-objetivos o metas parciales distribuidas en el tiempo y en el espacio (Comunidades Autónomas). Esto favorecería en caso de estricta lealtad y respeto a la Constitución la competencia entre Comunidades y por tanto se maximizaría el rendimiento.
Sin embargo, funcionalmente, no se han integrado todos los objetivos en un gran plan estratégico de futuro, lo que no garantiza su compatibilidad y coordinación a largo plazo. Esta afirmación tiene su exponente en las disposiciones e interpretaciones que se realizan en esta región y en Vascongadas en el ámbito cultural: la negación de la cultura española es la afirmación de la propia.
En este sentido Samuel P. Huntington define las líneas de ruptura entre las mismas como una línea definida por las diferencias culturales (Howard Ross lo afirma también tácitamente). Si esto es cierto, podemos estar asistiendo a la definición de la línea de ruptura en estas regiones, basada en la diferenciación cultural acorde con teorías que explican desde el punto de la microsociología el comportamiento de los grupos minoritarios y mayoritarios, teorías de Mocovici para los primeros y de Asch para los segundos.
El caso vasco y catalán ha partido de grupos que eran minoritarios no hace muchos años.
-¿Cómo explica Moscovici la estrategia de estos grupos para romper las mayorías?
De acuerdo con la propuesta de Serge Moscovici hay tres modalidades básicas de la influencia social: conformismo, normalización e innovación.
En el caso que estamos padeciendo ha sido, en un principio, la influencia impulsada por una minoría cuyo resultado ha sido crear nuevas ideas, modos de pensar o comportarse, o bien modificar ideas recibidas, actitudes tradicionales, antiguos modos de pensar y actuar. La influencia se produce por obra de una minoría desprovista de poder y apoyada sólo en su estilo de comportamiento, que se designa como minoría activa. Esta minoría introduce cambios en un sistema aceptado por una mayoría sin disponer de recursos especiales.
La innovación, en la medida en que se constituye frente al cambio de una norma o al replanteamiento de una tradición, obliga a una negociación inesperada que exige complejos ajustes personales y grupales. Esta negociación entre una mayoría defensora de la tradición y una minoría activa se establece a partir de un conflicto que resulta precisamente de la existencia de posiciones rupturistas. En este sentido, queda claro que el individuo o grupo innovador es creador de conflictos, y que la negociación planteada entre la mayoría y la minoría está centrada en un conflicto que previamente no existía.
La innovación gravita alrededor de la creación de conflictos. Por su parte, la normalización gravita alrededor de la evitación del conflicto y el conformismo alrededor del control o de la resolución de los conflictos.
El conflicto es una consecuencia propia y obligada de la innovación social, aunque la intensidad en que se presenta depende del tipo de grupo y de factores situacionales. Cuando la influencia se ejerce en el sentido del cambio, y el consenso grupal queda cuestionado, el desacuerdo surge en forma inevitable aparejado con percepciones de amenaza y sentimientos de incertidumbre. Una manifestación típica de estas situaciones es el rechazo de las posiciones minoritarias bajo la creencia de que sólo es un producto de particularidades personales. Se produce así un determinismo psicológico según el cual la posición planteada no tiene valor, carece de realidad, es impropia, y se explica por unas características individuales. Esto es lo que se llama psicologización. Adicionalmente, tiende a negarse toda verosimilitud al discurso minoritario, se rechaza que tenga fundamentos sólidos, coherencia, razón. A esto último se llama denegación.
Psicologizar y denegar son estrategias interpersonales para enfrentar el conflicto y defender el espacio familiar amenazado por las nuevas ideas. Permiten al grupo construir una inmunidad respecto de los desviados, restándoles credibilidad y evitando la obligación de evaluar la racionalidad de los juicios comprometidos. La psicologización puede adoptar diferentes formas. En sentido estricto está presente cuando se atribuye la conducta de alguien a su personalidad o locura, bajo la forma de biologización, cuando las cosas se explican porque es negro o mujer, o como sociologización, cuando se dice que es político, judío, comunista o, en nuestro caso, españolista.
Una vez fraccionado el modo de pensar de las mayorías por estas minorias solo queda aplicar la teoría de Asch o el poder de las mayorías para entender que estamos viviendo una revolución en toda regla.
-El Ejército español se encuentra entre las tres institucionales nacionales más valoradas por los españoles. ¿A qué lo atribuye?
Los sociólogos suelen convenir en señalar cinco rasgos que caracterizan a cualquier actividad profesional, entre las que se encuentra la del militar: pericia en un dominio concreto, neutralidad afectiva, criterios objetivos para juzgar casos específicos, afirmación de autoridad y sujeción a un código profesional.
Estos son los rasgos que ha demostrado tener la institución militar y que creo son valorados muy positivamente por el pueblo español.
-Usted representa el análisis creativo y la lucidez intelectual. Por desgracia hay un gran desconocimiento sobre lo que muchos militares aportaron a las letras y al pensamiento españoles. ¿Cómo resumiría la aportación del Ejército al pensamiento hispano?
El Ejército, sin duda alguna, ha sido el medio transmisor de toda la cultura hispana al Nuevo Mundo; es, por ende, el pensamiento hispano.
-¿Corremos el riesgo de una conflagración mundial, según se nos alerta? ¿Cuál sería el destino de la humanidad ante una guerra de esa naturaleza?
No creo que estemos en situaciones más graves que la de la Guerra Fría o de otras situaciones históricas que no se hayan superado diplomáticamente. Las capacidades de las armas de destrucción son infinitas; el hombre es consciente de ello y no creo, salvo por confluencia de algunos locos, que se produzca una conflagración a nivel mundial, tal y como se produjeron en las dos grandes guerras del siglo pasado.
-Hay inquietud ante las nuevas ofensivas contra las defensas nacionales. En este sentido está muy presente el asunto de los ciberataques. ¿Dispone España de medios y efectivos humanos para conjurar ese peligro?
La Estrategia Española de Seguridad considera los ciberataques como una amenaza actual, real y en crecimiento para los intereses nacionales, haciendo hincapié en la necesidad de garantizar el uso seguro del ciberespacio.
La Directiva de Defensa Nacional de 2012 establece que la disuasión es el resultado de disponer de unas capacidades y de la determinación de utilizarlas si fuera necesario. Para ello, entre otras directrices, establece que el Ministerio de Defensa participe en el impulso de una gestión integral de la ciberseguridad, en el marco de los principios que se establezcan al efecto en la Estrategia de Ciberseguridad Nacional.
El uso de la violencia no siempre presenta hoy la forma de guerra, declarada o no, sino que, puede, especialmente en los tiempos actuales, sin ser guerra, revestir la forma de conflictos armados y además, frecuentemente asimétricos, es decir entre adversarios con distinto potencial técnico y humano, que cursan con ataques directos o indirectos y que también afectan a la población civil no combatiente. Además, la violencia, hoy más que nunca, está presente en los conflictos no sólo como violencia física destinada a destruir o neutralizar físicamente las personas, propiedades e instituciones de un Estado sino también mediante acciones políticas, económicas, psicológicas, mediáticas, electromagnéticas y actualmente cibernéticas, siempre, con la misma finalidad de imponer la propia voluntad sobre el adversario y forzarle a actuar de forma perjudicial para él. Todo este tipo de acciones pueden poner en peligro la Seguridad de una Sociedad, de la Nación, del propio Estado, de su territorio, de sus instituciones, de sus infraestructuras críticas, de sus ciudadanos, de su supervivencia o de su bienestar. Este concepto de Seguridad, como se puede observar, ha sufrido una evolución, desde el concepto clásico de orden público y paz pública, seguridad interior y exterior del Estado, hasta un concepto más amplio y multidimensional como es el de Seguridad Nacional que se define hoy como “el estado deseado por una sociedad en el que pueda ésta desarrollarse y prosperar libre de amenazas”. Entendiendo por amenaza la percepción de la capacidad que un potencial adversario posee para infligirnos un daño o perjuicio, especialmente si no se actúa como él desea. Si bien se suele emplear el término amenaza como sinónimo de riesgo, no deben confundirse ambos, puesto que riesgo debería entenderse como estimación del grado de exposición o probabilidad de que una amenaza se materialice a través de vulnerabilidades propias, sobre uno o más activos propios causando daños o perjuicios en los mismos.
El Estado es el responsable de la Seguridad Nacional y para ello dispone de una serie de medios e instituciones muy variados y van desde los más “blandos”, como pueden ser la justicia, la diplomacia o la política económica, hasta los más “duros” que son los que suponen el uso de la fuerza en sus distintas formas. Estos últimos son los que se engloban tradicionalmente en el concepto de Defensa que en realidad debería llamarse mejor Defensa Militar puesto que Defensa Nacional, en pura lógica, debería comprender todos los medios y acciones, civiles y militares, tendentes a conseguir o garantizar la Seguridad Nacional. Algunos países definen y diferencian perfectamente la Defensa Militar de la Defensa Civil, que no hay que confundirla con la Protección Civil, de la que ésta es sólo una parte.
El Ciberespacio es lo que se denomina un “Global Common”, entendiendo por tal aquel entorno en los que ninguna persona o estado puede tener su propiedad o control exclusivo pero que son básicos para el desenvolvimiento de la vida de las personas y de las colectividades. Son global commons el mar, el espacio extraterrestre, el espacio electromagnético y por supuesto el ciberespacio que, sin embargo, posee una serie de características diferenciales del resto de los espacios:
El ciberespacio es un ambiente único, sin fronteras geográficas. Así la amenaza puede estar en cualquier parte del globo y es difícil localizar a quien la produce.
La defensa es muy compleja pues intervienen muchos factores. Entre otros hay que considerar que intervienen no sólo elementos estatales sino también privados. Exige pues una estrecha coordinación entre todos ellos. Además, el ciberespacio no debe considerarse aisladamente a efectos de la Defensa puesto que está interrelacionado estrechamente con los demás espacios.
La confrontación en el ciberespacio presenta frecuentemente las características de un conflicto asimétrico. El atacante puede ser muy inferior al atacado, en medios técnicos y con relativamente pocos medios y baratos puede causar tremendos perjuicios. Además, es frecuentemente anónimo y clandestino. Así pues, atrae, no sólo a los gobiernos sino también a otros diferentes actores que incluyen a los terroristas y las mafias del crimen organizado.
Todos los países en mayor o menor medida, entre ellos España, han desarrollado sus nuevas Estrategias de Seguridad Nacional de acuerdo con las nuevas amenazas y consecuentemente establecido sus planes de Defensa tanto a nivel civil como militar. En ellas ocupa un lugar importante la ciberdefensa que comprende pues todas las acciones y medidas necesarias para garantizar la ciberseguridad es decir la seguridad de todos los CIS tanto militares como civiles y tanto públicos como privados. La OTAN también está a la cabeza y está desarrollando sus planes creando organismos y definiendo responsabilidades y la UE ha establecido ya las normas para la protección de las Infraestructuras críticas y el Nivel de Seguridad de los CIS. En concreto todos coinciden más o menos en que:
Se deben definir claramente las amenazas y los riesgos existentes para la ciberseguridad y como consecuencia de ellos, los objetivos a alcanzar, las medidas a tomar y las acciones a ejecutar. Allí se precisan los objetivos estratégicos a alcanzar, los órganos competentes y sus responsabilidades, la contribución de las instituciones del país, el nivel tecnológico a alcanzar y en él, los objetivos de I+D.
La protección debe incluir: la de las infraestructuras críticas, incluidos los CIS, la protección de los ciudadanos y la protección del territorio nacional y sus instituciones.
Debe incluir la previsión, prevención, disuasión, protección y reacción. No debe limitarse a acciones puramente defensivas o pasivas, sino que deben preverse capacidades ofensivas en el ciberespacio o incluso en otros espacios de forma que disuadan de nuevos ataques.
La ciberseguridad y por lo tanto la ciberdefensa deben enfocarse de forma que integren a las distintas agencias de seguridad e inteligencia del Estado, los centros de Investigación tanto públicos como privados y que coordinen con el sector privado y los propios ciudadanos. El impacto de una amenaza en el ciberespacio tiene implicaciones sociales y económicas en el país que la sufre.
-A nivel internacional, ¿la ciberdefensa debe incluirse también en las estrategias de defensa colectiva?
La ciberdefensa es multidisciplinar o multidimensional; es decir, que debe contemplar los aspectos legislativos, los ejecutivos con los organismos encargados de vigilar su cumplimiento y los judiciales. Deberán involucrarse fundamentalmente los Ministerios de Defensa, Interior, Justicia e Industria (I+D) debidamente coordinados. De la misma forma que la ciberseguridad está incluida en la estrategia de Seguridad Nacional, la ciberdefensa no debe ser tampoco una actividad aislada sino que debe estar incluida en la Defensa Nacional y por lo tanto en la Defensa Militar, en la Defensa Civil, en la protección de las infraestructuras críticas y en la lucha contra las organizaciones criminales y terroristas.
En resumen: la ciberdefensa es cosa de todos los nacionales, no solo es responsabilidad del Ministerio de Defensa; éste es una parte muy pequeña del todo. En la medida en la que todos estemos concienciados de esta amenaza, estaremos preparados para neutralizarla.
-¿Le preocupa el vació existencial de la población española, la falta de metas trascendentes, su orfandad espiritual?
Realmente lo que me preocupa de los tres conceptos que menciona es uno que abarca a los otros dos. La orfandad espiritual. Con padres espirituales, en el sentido metafórico claro está, la población española no tendría el vacío existencial ni la falta de metas trascendentes que usted menciona. Me preocupa que no se haya hecho el relevo de las misiones sociales que cumplía la Institución Militar a ninguna otra de las Instituciones de la Nación. De ahí viene la orfandad espiritual, esa es una de las causas más importantes.
-De todos los momentos vividos en el seno de nuestras Fuerzas Armadas, ¿de cuál se siente más orgulloso?
Me siento orgulloso de haberme levantado en pie siempre que me he caído o tropezado y no haber estado nunca de rodillas a excepción de ante Dios. Muchas veces, por cierto.
-Mi teniente coronel, ¿qué es España para usted?
España es mi Patria. El amor a la Patria, decía Jovellanos, no es “aquel común y natural sentimiento, hijo del amor propio, por el cual el hombre prefiere su patria a las ajenas”, sino “aquel noble y generoso sentimiento que estimula al hombre a desear con ardor y a buscar con eficacia el bien y la felicidad de su Patria tanto como la de su misma familia; que le obliga a sacrificar no pocas veces su propio interés al interés común; que uniéndole estrechamente a sus conciudadanos e interesándoles en su suerte, le aflige y le conturba en los males públicos y le llena de gozo en la común felicidad”.
Patria es entonces la tierra de mis padres, a la que se liga cada uno y todos entre sí por lazos de sangre, por el mandato de los muertos, de la tradición, y por el propósito de realizar juntos empresas que nutren nuestras vidas. Posteriormente se amplió el horizonte y se expandió este sentimiento, creando apetencias espirituales colectivas y motivos para la vida y la acción común como la unidad religiosa. El fenómeno político del nacimiento de las naciones robusteció y dio nuevas calidades al sentimiento de la Patria. Patria y Nación vinieron, entonces, a superponer sus límites.
La patria es algo más que el suelo sobre el que sustenta la nación, el patriotismo no puede ser sólo la atracción que ejerza sobre nosotros determinada parcela terrestre; el patrimonio es algo más que esta querencia: es una ferviente aspiración al bienestar, al florecimiento y a la libertad de la patria; pero es también la solidaridad del individuo con su historia; no puede sentir amor a la patria quien reniegue y se exente de su historia; patriotismo es, también, amor al pasado, respeto a las generaciones que nos precedieron, amor al pasado, amor actual y amor al futuro.
Sólo en la moral religiosa puede apoyarse un patriotismo juicioso, respetuoso con la personalidad humana, y sometido escrupulosamente a las leyes divinas.
Con esta limitación al juramento de fidelidad a la Patria que hice y que ésta exige de sus hijos, se elevan las obligaciones militares a la categoría de deberes religiosos. Por algo en otro tiempo se llamó al juramento de fidelidad sacramento militar.
Esto es mi Patria para mí.
-Cuenta España con la Infantería más laureada y antigua del mundo. ¿Qué papel puede jugar dentro de los ejércitos del futuro instituciones tan cargadas de simbolismo, ritualismo y tradición como La Legión?
La Legión es una de las unidades más operativas que tiene el Ejército de Tierra a lo que une ser una reserva moral del mismo. Ya hemos mencionado durante la entrevista que los valores morales son imprescindibles para el éxito en la Defensa de la Nación. En la Legión se podrán mirar otras Unidades que sin tener ese simbolismo y ritualismo si tienen mucha más tradición. Hay que tener en cuenta que entre los Regimientos de Infantería del mundo se encuentran como más antiguos, por poner un ejemplo, el Soria 9, con una carga de tradiciones muy importante.
Lo que hay que hacer es recuperar esas tradiciones de esos Regimientos con mucha más historia para hacer de ellos auténticas Escuelas de Mandos.
-Un soldado español debe afrontar la muerte con la elegancia y el arrojo del que hicieron gala nuestros ancestros. ¿Qué significación tiene para usted la muerte?
Creo que soy todavía muy joven para pensar todos los días en ella, pero Alberth Schweitzer, escribió algo sobre ella que me gustó:
«Si queremos llegar a ser buenas personas de verdad, debemos familiarizarnos con la idea de la muerte. No necesitamos pensar en ella todos los días ni a cada hora. Pero cuando la senda de la vida nos conduzca a una posición ventajosa donde el paisaje alrededor desaparezca, y contemplemos la vista distante hasta el mismo final, no cerremos los ojos. Hagamos una pausa por un momento, observemos el paisaje lejano, y luego prosigamos.
Pensar en la muerte de este modo produce amor por la vida. Cuando estamos familiarizados con la muerte, aceptamos cada semana, cada día como un don. Solo cuando somos capaces de aceptar así la vida, poco a poco ésta se torna preciosa»
-En un mundo tan secularizado, ¿cree que la espiritualidad constituye un plus de cara al fortalecimiento de la moral defensiva de un país?
Mi teoría coincide en el fondo con la de santo Tomás, cuando se dice que la vida virtuosa es el fin de la sociedad humana; lo cual no debe entenderse en sentido exclusivo de los bienes materiales, sino en cuanto que la virtud o perfección moral es el bien más importante que resultar debe de la sociedad bien organizada. No creamos que ésta es una interpretación arbitraria, pues se halla en completa armonía con lo que el mismo santo Doctor escribe, al determinar y explicar lo que constituye la vida virtuosa o buena, como fin de la sociedad. «Para la vida buena del hombre, se requieren dos cosas: una principal, que es la operación virtuosa, puesto que la virtud es lo que constituye la bondad moral de la vida: otra secundaria y como instrumental, a saber; la suficiencia de los bienes corporales, cuyo uso es necesario para el ejercicio de la virtud.»
He aquí ahora algunas aplicaciones y reflexiones concretas, que pueden considerarse como corolarios de esta doctrina.
1ª La perfección natural del hombre como ser moral, la cual constituye el fin de la sociedad civil, envuelve en su concepto: 1º la perfección física por parte del cuerpo, de las fuerzas naturales y, en general, los bienes externos y materiales: 2º la perfección intelectual del hombre por medio de las ciencias, artes y literatura: 3º la perfección propiamente moral, o sea la rectitud moral resultante de la práctica y ejercicio de la virtud. Estas tres perfecciones parciales constituyen la perfección adecuada y completa del hombre como ser moral, y en este sentido decimos que la perfección moral del hombre en el orden natural constituye el fin de la sociedad civil.
2ª El oficio, y como la función propia de la sociedad, es dirigir y encaminar los asociados a la perfección moral mayor posible, removiendo los obstáculos y facilitando los medios para ello, dentro de la esfera propia de la autoridad humana, sin ponerse en contradicción con la ley natural o divina, y sin violar los derechos de los asociados. Desde este punto de vista, pudiera admitirse y afirmarse que el oficio o función del Estado es la realización del derecho, o mejor, que es la aplicación social del principio de la justicia.
3ª La sociedad no es un fin, sino un medio: los hombres no se asocian para estar asociados, sino para conseguir la paz, la conservación de sus derechos, el bienestar material y moral, con los demás bienes que de la asociación pueden resultar. De donde se colige que será más perfecta aquella sociedad, cuya organización sea más a propósito para producir la perfección moral, en la que se reasumen e incluyen los bienes indicados, en el mayor número posible de los asociados.
4ª El progreso de una sociedad, o lo que se llama vulgarmente su civilización, no pueden ser verdaderamente tales, sino a condición de reunir la triple perfección física, intelectual y moral en el mayor número posible de sus miembros. Cuando la perfección del hombre y el desarrollo de sus facultades se realiza sin obedecer a la ley de movimiento armónico y como paralelo entre las perfecciones parciales indicadas, la civilización de la sociedad no es completa, ni verdadera, ni sólida. En este punto estamos de acuerdo con el insigne Balmes, cuando hace consistir la civilización, los adelantos sociales en «la mayor inteligencia posible, para el mayor número posible; la mayor moralidad posible, para el mayor número posible; el mayor bienestar posible, para el mayor número posible.
Quítese cualquiera de estas condiciones, y la perfección desaparece. Un pueblo inteligente, pero sin moralidad ni medios de subsistir, no se podría llamar perfecto; también dejaría mucho que desear el que fuese moral, pero al mismo tiempo ignorante y pobre; y mucho más todavía si abundando de bienestar material fuese inmoral e ignorante. Dadle inteligencia y moralidad, pero suponedle en la miseria, es digno de compasión: dadle inteligencia y bienestar, pero suponedle inmoral; merece desprecio: dadle por fin moralidad y bienestar, pero suponedle ignorante, será semejante a un hombre bueno, rico y tonto; lo que ciertamente no es modelo de la perfección humana.»
De todo lo dicho se puede desprender clarividentemente que las fuerzas morales, en mi opinión, hacen a un pueblo inexpugnable.
-La presencia de mujeres en nuestro Ejército, ¿es un guiño a la corrección política?
En España, como ya apunté en otra entrevista que me realizó su periódico, la incorporación de la mujer a las FAS es una cuestión que se ha legislado tarde y mal. El Decreto Ley 1/1988 trató de ordenar esta cuestión sin demasiado éxito. (Derogado por el R.D 562/1990 de ingreso en los centros docentes militares). Y es que a los problemas derivados de la legalidad se unen otros reales: instalaciones en cuarteles, campamentos, buques, etc. La regulación posterior ha sido incompleta e incoherente, entre otras cosas, porque nunca se ha sabido hacia dónde ir.
En este sentido, existían diferentes baremos de pruebas físicas para acceso a militar de empleo en la modalidad de tropa y marinería, y no, en cambio para las Escalas Superiores y Medias del CGA. ¿Es justificable ese doble baremo? ¿Por qué no pueden ingresar varones que, no pasando su baremo, sí pasan el de las mujeres? Pero aún resulta más clamoroso que se vetara de forma general el acceso de soldados femeninos a destinos de tipo táctico u operativo en destinos de la Legión, de operaciones especiales, paracaidistas, así como de fuerzas de desembarco, dotaciones de submarinos o de buques menores, unidades que sí podían estar bajo el mando de oficiales y suboficiales féminas.
El artículo 129.2 in fine de la Ley 17/99 dice expresamente que “entre los requisitos exigidos para ocupar determinados destinos se podrán incluir límites de edad o condiciones psicofísicas especiales (…), sin distinción ninguna por razón de sexo”. Pauta interpretativa que deroga, implícitamente, toda distinción de puestos en razón de sexo, como los antes señalados.
Por mandato de la Ley 17/99 y del RD. 66/2000, la OM. de 12 de abril de 2000 dispone que serán las correspondientes convocatorias las que establezcan un doble baremo físico para medir la capacidad de los aspirantes en los procesos selectivos. Así pues, en las resoluciones por las que se convocan plazas para los centros docentes militares de formación (así como para MPT.s) se incluyen ya dobles baremos.
Jurídicamente ya no tiene cabida la discriminación en el acceso y en la posterior carrera, aunque hay que revisar, precisamente, el concepto de igualdad en el acceso y la carrera, no pareciendo lógica la asimilación de políticas de “discriminación inversa” según modelos civiles y por la propia naturaleza de la función militar.
En cuanto a la existencia de dobles baremos se argumenta que en deporte las pruebas son diferentes, pero la guerra no es un deporte. También se señala que, en todo caso, la diferencia cualitativa entre hombre y mujer enriquece el funcionamiento de las FAS, y es cierto, sobre todo si nos dirigimos a los más altos escalones de mando y dirección, pero no es así en niveles inferiores en los que la capacidad física y ciertas actitudes de obediencia militar son todo. Desde mi punto de vista y dado lo delicado de la cuestión (eficacia militar adversus igualdad civil), parece lógico establecer una sólida y rigurosa política de puestos que, con realismo, acepte al mejor, física y psicológicamente, sea hombre o mujer. Con unas pruebas únicas que sean lo duras que tengan que ser.
Creo que tal y como se encuentran las pruebas de ingreso de la mujer en el Ejército en el que se da una clara discriminación positiva hacia las féminas, si existe una clara expresión de “corrección política” en detrimento de la operatividad en los puestos tácticos de las Unidades donde están destinadas mujeres.
-Por último, mi teniente coronel, ¿qué mensaje querría trasladar a los lectores de AD, la mayoría de ellos con un alto compromiso patriótico?
Después de varios años escribiendo en Alerta Digital, puedo decir que conozco bastante bien a sus lectores. Les quiero decir que los Ejércitos y sus mandos se deben a una neutralidad política como Institución que queda muy lejos de esas actuaciones poco acertadas de los siglos XIX y XX que culminaron en varias guerras civiles. La única manera de evitarlas es mantener al Ejército fuera de las trifulcas políticas de uno u otro lado para mantenerlo unido. El Ejército es garante de la soberanía e independencia de España así como de su Unidad territorial. Malamente van a poder cumplir esa misión si se pretende que tomen partido por una determinada ideología en detrimento de otra faltando a la legalidad vigente.
Los Ejércitos cumplirán la misión que tienen encomendada cuando sea necesario y no quede otra solución a las órdenes del Gobierno legítimo. Las críticas a los mandos superiores sólo crean malestar en la sociedad civil, en el Ejército cumplimos con nuestro deber con unidad de doctrina y compañerismo pues un general de Ejército sólo es un caballero cadete que ha llegado por sus méritos a lo más alto de la cúspide militar.
Entrevista realizada por Alerta Digital al Teniente Coronel Enrique Area Sacristán. ENE2018